“Asher”, película producida y protagonizada por el actor Ron Perlman («Hellboy», «Blade 2», «La ciudad de los niños perdidos», «El nombre de la rosa»), quien ha recibido el Premio honorífico Máquina del Temps en el último Festival de Sitges.
En el thriller, dirigido por Michael Caton-Jones («The Jackal (Chacal)», «Rob Roy») intervienen también Famke Janssen («Venganza»), Richard Dreyfuss («Tiburón»), Jacqueline Bisset («Bullitt»), Peter Facinelli (saga «Crepúsculo») y la actriz española Marta Milans («Shazam»).
Asher es un antiguo miembro del Mossad reconvertido en asesino a sueldo que lleva una vida austera en Brooklyn, Nueva York. A punto de llegar al final de su carrera, y posiblemente al final de su vida, acepta un encargo que le ofrece la posibilidad de redimirse, una última oportunidad para dejar atrás al hombre que ha sido para convertirse en el hombre que alguna vez quiso ser. En eso está cuando conoce a Sophie y con ella intenta organizar una vida normal, antes de que sea demasiado tarde, intentando sobre todo redefinir sus conceptos del bien y del mal.
“Asher” es no solo una película sobre el hecho inevitable de envejecer (también a los mercenarios les llega el momento de dejar paso a los más jóvenes), y de refilón sobre la eutanasia, sino también sobre la posibilidad de encontrar el amor cuando uno es “el malo” y además es un alma solitaria, acostumbrado a vivir solo en su loft neoyorquino y a que nada turbe su rutina: cada día da betún y saca brillo a sus zapatos, cada día se hace la comida y la acompaña con vino…
Asher (Ron Perlman) cumple con eficacia las misiones que le encarga un jefe de la criminalidad local a través del dueño de una lavandería: primero llena de humo el pasillo de su víctima, y cuando esta abre la puerta para ver qué ocurre le dispara tranquilamente pero con saña, protegiéndose de los cascotes que puedan saltar con un paraguas.
La vida social de Asher se limita a la relación de amistad con una prostituta, que en ocasiones le ayuda en su trabajo, hasta que un día las cosas no salen como estaba previsto, Asher rueda escaleras abajo y cae literalmente a los pies de Sophie (Framke Jensen), una hermosa mujer y buena samaritana, profesora de ballet, quien se ocupa de su madre anciana y demente (Jacqueline Bisset). Asher piensa que con ella puede empezar otra vida.
Resulta que, contra todo pronóstico, Asher –mezcla de cine de acción y de estudio de carácter- no es un personaje antipático sino un tipo melancólico que interviene en un interesante drama de gansters judíos de serie B.