Autismo: tolerancia a examen en El curioso incidente del perro a medianoche

¿No debería bastar con ser inocente y cándido para ser aceptado en sociedad y querido por todos? No. No basta. Al contrario, diríamos que sobra. Tal ocurre en El curioso incidente del perro a medianoche. Su protagonista, Christopher Boone, tiene algo que nos recuerda a El Principito, aquel niño preguntón que se le apareció en el desierto al aviador perdido. ¿Hubiéramos aceptado a El Principito entre nosotros con naturalidad? No.

perro-a-medianoche-cartel Autismo: tolerancia a examen en El curioso incidente del perro a medianochePues bien, Christopher Boone es un niño con un trastorno autista y una capacidad intelectual deslumbrante que decide investigar la extraña muerte del perro de su vecina. Todo en él son preguntas guiadas por la lógica más implacable. La peculiar visión del mundo de Christopher y su relación con sus padres, y especialmente con su profesora, componen una historia tan intensa que requiere de un protagonismo coral, con varias voces puestas sólo para la primera persona, pues es agotador lo que le pasa a este chico y todas las peripecias a las que debe hacer frente desde su absoluta falta de maldad.

Porque este ser inocente recibe el rechazo generalizado a cada paso, lo que le hace acreedor de las peores sospechas, un auténtico chivo expiatorio para los que le rodean,  que no será obstáculo a su realización plena, ya que él recibe y recicla lo que le pasa de manera muy distinta a como lo haríamos nosotros.

Ahora bien, en su realización plena nos referimos a él como inocente e inexpugnable al dolor, pero ¿de verdad esto es así -es decir, tiene blindada su capacidad de sufrir- o es sólo lo que nosotros queremos ver mientras lo asaeteamos e intentamos marginarlo?

Este es el tema de la función que pretende ser un espejo en donde nos miremos. Un chico incapaz de malicia por padecer una enfermedad rara (el síndrome de asperger) que lo hace mostrarse tal cual es al natural e interpretar el mundo conforme a esa inocencia suya innata. Un ser cándido con el corazón abierto de par en par que sin embargo, no merece ser aceptado ni querido.

Y dicen las crónicas escénicas que estamos ante la obra más galardonada de los últimos años. En la versión que acaba de estrenarse en Madrid, todo es de primera, particularmente la escenografía que, como dice su autor Gerardo Vera «es una escenografía de vuelta, no de ida…» y el elenco es entusiasta, casi virgen. No sé qué quiero decir con esto, quizás en estado de gracia. A mí me pareció perfecto.

Ganadora de 5 premios Tony (Broadway) y 7 Olivier (Londres), entre otros, El curioso incidente del perro a medianoche compone una conmovedora historia de superación, amistad y tolerancia.

Ficha técnica:

Título: El curioso incidente del perro a medianoche (basada en la novela de Mark Haddon).
Autor de la adaptación: Simon Stephens
Dirección escénica: José Luis Arellano García
Adaptador del texto: José Luis Collado
Escenografía: Gerardo Vera
Elenco: Álex Villazán, Marcial Álvarez, Lara Grube, Mabel del Pozo, Carmen Mayordomo, Anabel Maurín, Eva Egido, Alberto Frías, Boré Buika, Eugenio Villota.
Teatro Marquina
Fecha función comentada: 13 de septiembre de 2018

Nunci de León
Doctor en Filología por la Complutense, me licencié en la Universidad de Oviedo, donde profesores como Alarcos, Clavería, Caso o Cachero me marcaron más de lo que entonces pensé. Inolvidables fueron los que antes tuve en el antiguo Instituto Femenino "Juan del Enzina" de León: siempre que cruzo la Plaza de Santo Martino me vuelven los recuerdos. Pero sobre todos ellos está Angelines Herrero, mi maestra de primaria, que se fijó en mí con devoción. Tengo buen oído para los idiomas y para la música, también para la escritura, de ahí que a veces me guíe más por el sonido que por el significado de las palabras. Mi director de tesis fue Álvaro Porto Dapena, a quien debo el sentido del orden que yo pueda tener al estructurar un texto. Escribir me cuesta y me pone en forma, en tanto que leer a los maestros me incita a afilar mi estilo. Me van los clásicos, los románticos y los barrocos. Y de la Edad Media, hasta la Inquisición.

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