No me gustan nada las trazas del risueño Antonio Miguel Carmona. Temo que su supuesto apoyo a Manuela Carmena en el Ayuntamiento de Madrid pueda resentirse ante la presión de los inquisidores del Partido Popular y medios afines, que acumulan otra vez la rabia del mal perder, como tras las elecciones de 2004.
¿Habrá creado aquello un estigma, capaz de reproducirse ante adversidades como la de sentirse derrotado por el voto de la mayoría?
Ahora cree Carmona que Rita Maestre debe dejar su cargo como portavoz de la nueva alcaldesa, al estar imputada por ejercer la libertad de expresión en una capilla católica ubicada en la Universidad Complutense. Por tal se debe considerar una protesta pacífica contra el uso de una propiedad pública para fines religiosos. Como lo sería si en ese mismo ámbito público y además docente hubiera una sinagoga, una mezquita o un templo taoísta en ejercicio para sus respectivas liturgias.
¿Ofensas al sentimiento religioso? ¿Por qué razón el «sentimiento religioso» debe estar presente en la ley, se preguntaba con su habitual perspicacia Ignacio Escolar? ¿Cabe el delito de blasfemia en un país democrático y aconfesional?
Son preguntas de lógico planteamiento, como también lo sería la que podría hacerse el propio Carmona ¿No es hora de ponerse a trabajar y dejar de caer en el chantajismo inquisidor de los productores del Tamayazo (ya sea en directo o en diferido)?
Quienes así se comportan no son otros que los de la España de cerrado y sacristía, que decía don Antonio Machado, al que los libros de texto del ya casi exministro Wert dieron por fallecido en un viaje de turismo que el poeta hizo con su familia a Francia y no el más desolador de lo exilios, aquel del duro invierno de 1939 con millares de españoles huyendo por los Pirineos de la barbarie fascista. No me consta que este tipo de ofensa a la verdad histórica y al sentimiento de muchos españoles fuera tenida en cuenta por ley alguna.
Antonio: Si quitan esas banderas y esos cuadritos es porque creen, con razón, que estamos en un Estado laico. Y ya es hora de que en los lugares públicos aparezcan personajes y gentes que han hecho mucho más por una España moderna y culta que los cuadritos de jerifaltes genuflexox.
Lo dicho… cualquier partido que se llama socialista y mantiene en sus filas a personajes como José Bono o Antonio Vázquez (admirador confeso -al menos- del Opus Dei) no es ni socialista ni fiable…
Tienes toda la razón en lo expuesto arriba, pero para mi, como persona que he votado a una ilusión de cambio no dejo de sorprenderme, porque con estos en Madrid no me sorprende la rabia que tienen por haber perdido, de que actúen igual que estos de aquí, esos de Cadiz quitando banderas y cuadritos, esos que también quieren quitar calles porque llevan un nombre del descubrimiento.
Coño ¿Es que no hay una formación que conserve la lógica, la cabeza sobre los hombros y que no decepcione en tal medida?