“Ayla, la hija de la guerra” de Can Ulkay: lágrimas garantizadas

La emocionante historia del  sargento turco Suleyman, quien salvó a una niña coreana, se ha convertido en una emocionante ficción, con visos de documental en muchos momentos, en «Ayla, la hija de la guerra», película dirigida por Can Ulkay (“Müslüm”, “Children of Sarikamis”): una huerfanita coreana y un soldado turco unidos para siempre en el drama que tuvo lugar en 1950.

ayla-hija-de-la-guerra-cartel “Ayla, la hija de la guerra” de Can Ulkay: lágrimas garantizadasDe esta historia, muy conocida tanto en Corea del Sur como en Turquía, ya tuvimos una primera versión en el documental de 2010 «Kore Ayla». En medio de los estragos de la guerra, el sargento Suleyman (Ismail Hacioglu) encuentra a una niña sola y medio congelada (Kim Seol). Desnutrida, asustada y al borde de la muerte, la niña atrapa el corazón del soldado que arriesga su vida para salvarla. Suleyman la llama Ayla como homenaje a la hermosa luna que brillaba la noche que la encontró.

El sargento Suleyman Dilbirligi, un dandy de una ciudad pequeña de los años 1950, piensa casarse con su bonita novia y emprender una vida “normal”, pero antes decide participar en la aventura de la guerra de Corea, donde Turquía forma parte de un grupo de trabajo de la ONU. Tanto él como su amigo Alí (Ali Atay, “40”, “Limonata”) llegan al frente sin ninguna preparación para el combate.

Drama humano en una situación de conflicto. La guerra está llegando a su fin, pero la división de infantería en que se encuentran es atacada por las tropas y los aviones de guerra norcoreanos. Los turcos ganan la escaramuza y, cuando los soldados deciden buscar al enemigo escondido en el bosque, Suleyman se encuentra con una escena dantesca: un pueblo entero ha sido masacrado, solo sobrevive milagrosamente una niñita que está cogida de la mano de su madre muerta.

Salvándola de otra emboscada, el soldado introduce clandestinamente a la niña, que se convierte en una especie de mascota para la tropa. A partir de este momento empieza algo parecido a una segunda parte: en las puertas del milenio, un equipo cinematográfico propone a un Suleyman mayor, casado y con hijos adultos, revivir aquella historia.

Llegados a este punto, el interés decae bastante a pesar de la introducción de nuevos personajes y, como ha escrito un colega, “habría sido mejor resolverlo con algunas frases escritas en lugar de ofrecer un final tan convencional cuyo objetivo parece ser conseguir unas cuantas lágrimas más”.

Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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