Banco Mundial y FMI: la contaminación por carbono tiene un precio

En solo seis semanas, los líderes del mundo se reunirán en París (i) para negociar un nuevo acuerdo sobre el cambio climático. Hasta la fecha, 150 países han presentado sus planes detallados sobre cómo van a orientar sus economías en pos de una trayectoria con una mayor capacidad de adaptación y un bajo nivel de emisiones de carbono, señalan en este artículo Jim Yong Kim y Christine Lagarde, para quienes estos planes representan la primera generación de inversiones que deben realizarse para construir un futuro competitivo sin los peligrosos niveles de emisiones de dióxido de carbono que ahora están provocando el calentamiento del planeta.

Jim Yong Kim1 y Christine Lagarde2

La transición hacia un futuro más limpio requerirá tanto la acción de los Gobiernos como incentivos apropiados para el sector privado. En el centro de todo deberá haber una sólida política pública que ponga un precio a la contaminación provocada por el carbono. Fijar un precio más alto a los combustibles, la generación de  electricidad y las actividades industriales que emiten carbono dará lugar a mecanismos que incentiven a usar combustibles más limpios, ahorrar energía, y promover un cambio hacia inversiones más ecológicas. Medidas tales como las tarifas y los impuestos sobre el carbono, los programas de comercio de derechos de emisión y otros sistemas de fijación de precios, y la eliminación de los ineficientes subsidios pueden ofrecer a las empresas y los hogares la certeza y la previsibilidad que necesitan para hacer inversiones a largo plazo en un desarrollo con un enfoque acertado en relación con el clima.

En el Fondo Monetario Internacional, la atención se centra en reformar los sistemas fiscales de los países miembros con el fin de recaudar más ingresos de los impuestos sobre los combustibles con elevado nivel de emisión de carbono y menos ingresos procedentes de otros tributos que son perjudiciales para el desempeño económico, como los impuestos que se aplican al trabajo y al capital. Fijar el precio del carbono (i) no debe significar gravámenes más altos sino sistemas tributarios más inteligentes y más eficientes.

Los impuestos sobre el carbono deben aplicarse de manera integral a las emisiones procedentes de los combustibles fósiles. El precio debe ser lo suficientemente alto como para alcanzar ambiciosas metas ambientales, en consonancia con las circunstancias nacionales, y debe ser estable, con el fin de incentivar a las empresas y los hogares a invertir en tecnologías limpias. La administración de los impuestos sobre el carbono es simple y puede basarse en los impuestos viales sobre los combustibles existentes, que están bien consolidados en la mayoría de los países.

La fijación del precio del carbono sería ventajosa para muchos países, debido a los numerosos beneficios ambientales que representaría a nivel local. Por ejemplo, la quema de combustibles más limpios ayuda a reducir la contaminación atmosférica en espacios abiertos, que –según la Organización Mundial de la Salud–, (i) actualmente causa alrededor de 3,7 millones de muertes prematuras al año.

Es de vital importancia abordar el impacto de las reformas de los precios de la energía en los grupos vulnerables de cada sociedad. De manera que estas reformas deberán ir acompañadas de ajustes en los sistemas fiscales y las redes de protección social, entre otras medidas, para garantizar que los pobres no sean perjudicados.

El Grupo Banco Mundial respalda a los países y las empresas a medida que estos y estas formulan políticas públicas inocuas para el clima, invierten en los mercados del carbono y exploran mecanismos financieros innovadores para facilitar la transición hacia un futuro con bajas emisiones de carbono. El Grupo Banco Mundial aprovecha su experiencia y alcance mundial en cuanto al aprendizaje y el intercambio de conocimientos a través de programas como la Asociación para la Preparación del Mercado. (i)

Junto con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) (i) hemos desarrollado, a partir de esa experiencia, varios principios iniciales que pueden ayudar a guiar e inspirar los futuros mecanismos de fijación del precio del carbono. Recurriendo a estos principios, los países, las regiones, los estados y las empresas podrán actuar con mayor rapidez en la lucha contra el desafío del cambio climático que todos enfrentamos. Los principios se basan en la equidad; la convergencia de las políticas y los objetivos; la estabilidad y la previsibilidad; la transparencia; la eficiencia y la eficacia en función de los costos, y la confiabilidad y la integridad ambiental.

Para lograr nuestras metas relacionadas con el clima, debemos promover el diálogo acerca de las medidas normativas necesarias, antes y después de la conferencia sobre el cambio climático en París. (i) Es por eso que estamos anunciando un “Panel sobre la fijación del precio del carbono”, (i) que reunirá a jefes de Estado, autoridades municipales y regionales, y representantes de las principales empresas para instar a los países y las empresas de todo el mundo a establecer el precio del carbono.

Estos líderes han tomado medidas para fijar el precio de la contaminación provocada por el carbono y catalizar inversiones más ecológicas en sus propios países y regiones. Entre ellos, se encuentran la canciller de Alemania, Angela Merkel; la presidenta de Chile, Michelle Bachelet; el presidente de Francia, François Hollande; el primer ministro de Etiopía, Hailemariam Desalegn; el presidente de Filipinas, Benigno Aquino III; el presidente de México, Enrique Peña Nieto; el gobernador de California, Jerry Brown, y el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes.

vacas-co2 Banco Mundial y FMI: la contaminación por carbono tiene un precio

Las políticas de fijación del precio del carbono ya son implementadas por unos 40 Gobiernos nacionales, entre ellos el de China, (i) el mayor emisor mundial, y 23 ciudades, estados y regiones que le están poniendo un precio al carbono. Muchos otros Gobiernos también están llevando a cabo reformas de los precios de la energía, y más de 400 empresas informan que usan un precio interno voluntario del carbono. Eso tiene sentido. Las principales empresas deben gestionar con eficacia la exposición a los riesgos climáticos a fin de generar mayores beneficios y garantizar ingresos más estables.

Todas estas medidas son bienvenidas, pero las vemos solo como pasos iniciales. Junto con los integrantes del Panel sobre la fijación del precio del carbono, pedimos a los Gobiernos que aprovechen el momento –por el bien del planeta y de las generaciones futuras– para fijar un precio a la contaminación por el carbono que refleje los daños ambientales que esta causa. Estamos dispuestos a apoyar a los Gobiernos que actúan. Cuanto más esperemos, proteger el planeta será más costoso y más difícil para nosotros, y para nuestros hijos y nietos.

  1. Jim Yong Kim es el presidente del Banco Mundial
  2. Christine Lagarde es la directora gerente del Fondo Monetario Internacional
  1. Este blog fue publicado originalmente en Project Syndicate.

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