Un bar de ajedrez con jugadores ebrios

Se suele jugar al ajedrez además de clubes, casinos, parques u otros lugares como residencias de jubilados y cafés entre otros muchos, pero no es habitual abrir un bar dedicado al noble juego en un rascacielos de la capital rusa.

world-chess-club-moscu-600x401 Un bar de ajedrez con jugadores ebrios
Interior del bar World Chess Club de Moscú

El World Chess Club de Moscú abrió sus puertas el jueves 14 de diciembre de 2017. Ubicado en la séptima de las 24 plantas del rascacielos Kudrinskaya Ploshchad, se promociona como un lugar para jóvenes entusiastas del ajedrez que pueden ir a jugar mientras toman una copa. De hecho, se promocionan como el único club de ajedrez con un bar. En el interior luce la frase ‘Te quiero ajedrez’ bajo una luz fluorescente en la pared.

Hay tableros en las mesas alrededor del bar y también se ofrecen clases ajedrecísticas a cargo de diferentes expertos. Se quiere invitar a ajedrecistas profesionales además de organizar torneos en el local. Está abierto desde el mediodía hasta las 3 de la madrugada, viernes y sábado. Además, su idea es expandirse como franquicia en otras importantes ciudades como Berlín, Londres y Nueva York. De momento, España no entra en sus planes.

No hace falta recordar la importancia de Moscú en el ajedrez mundial, escenario de campeonatos mundiales, presencia de grandes campeones, así como de un Museo de Ajedrez de los más importantes del mundo. El actual presidente de la federación rusa de ajedrez, Andrei Filatov, es uno de los grandes impulsores del juego en todos los aspectos, en especial el educativo.

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Xulio Formoso: Mijail Tal y Joseph Henry Blackburne, ‘la muerte negra’.

En este nuevo bar se ofrecen distintos cócteles con nombres de ilustres ajedrecistas, la mayoría, campeones del mundo. Sin duda entre ellos estarán dos de los más conocidos, ambos vinculados con Rusia: Alexander Alekhine (1892-1946) y Mijaíl Tal (1936-1992).

De Alekhine se decía irónicamente que era Ale and wine, es decir, cerveza inglesa y vino, aunque bebió otras muchas bebidas alcohólicas –en Praga hay una foto en 1934 que aparece bebiendo cerveza- y otras bebidas blancas de mayor graduación como coñac o brandy.

Su afición desmedida al alcohol se inició en el torneo de Bled en 1931, donde bebía sin control. En su clausura el yugoslavo Boris Kostic (1887-1963) que acabó décimo, le preguntó al otro extremo de la mesa de la clausura, “Alekhine ¿con qué te emborrachaste ayer, fue coñac o ginebra?” añadiendo que si no estuviera borracho cuando jugaron, no habría obtenido tablas en su última partida.

Su rival, el holandés Max Euwe (1901-1981), quien le quitó el título mundial en 1935 a pesar de la ventaja de 5-2 del rusofrancés, preguntado si lo vio bebido mientras jugaban el campeonato del mundo señaló que bebía “tanto como quería, las bebidas eran gratis en el hotel”. En alguna ocasión se orinó encima y llegó a decir que mucho de lo que ganaba jugando, lo gastaba bebiendo.

Recordemos su colaboración pronazi, ya analizada, es más que clara además de sus escritos antijudíos titulados ‘El ajedrez ario y el ajedrez judío’ y no hacer nada por ajedrecistas judíos que conocía, asesinados bajo el mandato del que definió como “amigo”, el criminal de guerra, Hans Frank (1900-1946).

Por cierto, que en la prensa española se le entrevistó durante su estancia en nuestro país y se jactaba de que lo mejor que hizo Capablanca fue quitarle el título al “judío Lasker”. El gran maestro Samuel Reshevsky (1911-1992), corroboró ese antisemitismo sosteniendo que distinguía “a un antisemita a distancia”.

Precisamente Alekhine coincidió con otro jugador amante del alcohol, el sueco Gosta Stoltz (1904-1963), jugando torneos organizados por la Alemania nazi, ya iniciada la Segunda Guerra Mundial. En España también jugó unas simultáneas con exceso de alcohol llegando a enrocar dos veces.

Por su parte, Mijaíl Tal era bastante bebedor aunque nunca jugó borracho. En 1966 en La Habana, cuando se escapó de la concentración acudió a un night club recibiendo un botellazo en la cabeza; en el torneo de Hasting de 1973, el británico Raymond Keene fue al bar para tomar un brandy. El camarero le dijo: “ese caballero ruso” -en referencia a Tal- había bebido todas las reservas la noche anterior.

En 1974 en Polonia tomó una botella de vodka, dio un vaso al maestro estadounidense Anthony Saidy (autor de ‘La batalla de las ideas en el ajedrez, traducido al español), otro a su esposa y se bebió el resto; en Reikiavik en 1988, tras haber estado bebiendo se durmió y tuvieron que llevarlo a su hotel.

También se menciona que ganó el campeonato del mundo de ajedrez rápido en San Juan de Terranova, Canadá, en 1988 en estado de embriaguez. En torneos solía mezclar té con vodka. Una vez le preguntaron qué haría si el estado retiraba el vodka, contestó: “estoy del lado del vodka”.

Uno de sus discípulos, el letón, nacido en Riga como Tal, y luego nacionalizado polaco, Alexander Wojtkiewicz (1963-2006), conocido como Wojo, seguía sus tres máximas, ‘fumar, beber y estar con mujeres’. En una partida que tenía perdida, tiró la dama del tablero.

En este recorrido por los ajedrecistas que han jugado partidas con exceso de alcohol o tuvieron relación con la bebida hay que citar sin duda al más conocido, el británico Joseph Henry Blackburne, (1841-1924) conocido como ‘la muerte negra’, aunque también era recordado por su gran cara roja.

Así, pasaba de la irritación a la depresión y de ahí al whisky. Siempre sostuvo la teoría de que beber whisky mejoraba el ajedrez, porque «el alcohol aclara la mente, el whisky es un estímulo muy útil para la actividad mental. Siempre tomo un vaso o dos cuando juego».

En una de las más de cien mil partidas que disputó – unas 2000 anuales, jugó hasta su muerte con 82 años- bebió el whisky de un contrincante, tras perder un peón, afirmando que lo hizo para vengarse. Otra anécdota es que tras perder con Wilhelm Steinitz (1836-1900) lo tiró por una ventana aunque al ser la primera planta no le pasó nada. Hubo una gran rivalidad entre ellos y el futuro primer campeón mundial le llegó a ganar 7-0 en 1876 al querer aspirar Blackburne al primer campeonato.

Otro compatriota, William Winter (1898-1955) fue el único campeón británico –ganó en 1935 y 1936- que estuvo en la cárcel por sus ideas políticas –era comunista-. Representó a su país en cuatro Olimpiadas de ajedrez y solía jugar borracho. Una anécdota, en la Olimpiada de 1931 en Praga y mientras se brindaba tras la victoria del equipo estadounidense, se levantó tambaleándose, exhibiendo una bandera americana gritando ‘Hip-hip-hurra’. Fue definido como la “figura más pintoresca que haya en el ajedrez británico”.

James Mason (1849-1905) irlandés, Wilhelm Steinitz le ganó y afirmó que su rival había jugado borracho el torneo de Nueva York. De hecho, antes de jugar solía visitar el bar y alguna vez caía de la silla mientras jugaba.

El polaco David Janowski (1868-1927) bebía, pero sobre todo apostaba, se llegó a gastar lo que ganaba en un Casino, cuando murió tuvieron que enterrarlo con una suscripción popular.

Al austríaco Rudolf Spielmann (1883-1942) le ofrecieron trabajo en la entonces Unión Soviética pero dijo que la cerveza «no era allí lo bastante buena». Murió en la pobreza en Estocolmo donde huyó de la persecución nazi por ser judío.

El gran maestro ruso de origen lituano Ratmir Dmitrievich Kholmov (1925-2006) ‘el Defensor Central’ como era conocido, fue suspendido un año por conducta impropia al jugar borracho, ya que era asiduo bebedor. Ganó el campeonato de la entonces república soviética de Lituania diez veces y trabajó como marino mercante durante la Segunda Guerra Mundial. Su mayor mérito fue ganar a Bobby Fischer en un torneo en La Habana y posteriormente a un joven de entonces 15 años, llamado Gari Kasparov.

Otro compatriota suyo, el gran maestro ruso Valentin Arbakov (1952-2003) dominaba tanto el alcohol, como las partidas blitz o relámpago, se dice que rara vez se encontraba en estado sobrio.

El maestro canadiense de origen búlgaro Bryon Nickoloff (1956-2004) quien representó a su país en seis Olimpiadas disputó en Ottawa el campeonato de Canadá de 1995 en estado ebrio, quedándose dormido. Por cierto, en nueve ocasiones intentó ganar el campeonato de su país. También se consideraba un seguidor de Mijaíl Tal, incluyendo su adicción al alcohol.

El gran maestro soviético, nacionalizado canadiense, Igor Ivanov (1947-2005) además de vivir en Terranova una deserción de película, perseguido por agentes de la KGB y con lo que llevaba puesto, fue también un gran bebedor, en una ocasión, estaba tan borracho que vertió el termo de café sobre su mano en vez de en la taza.

De los actuales citar al francés de origen ruso-kazajo Vladislav Tkachiev. En un torneo en Calcuta, India, en 2009 se quedó dormido en el tablero tras una borrachera, se le dio por perdido el juego. Aunque fue advertido oficialmente se le permitió seguir en el torneo. Anteriormente, en la Olimpiada de Dresde, en 2008, ni siquiera se presentó a jugar debido al estado en que se encontraba.

Finalmente, Billy Colias (1966-1993) fue un joven maestro estadounidense, gerente del Manhattan Chess Club que murió al mezclar alcohol con medicamentos.

Jesús Cabaleiro Larrán
Periodista. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Barcelona, rama Periodismo con cursos de doctorado, estudios sobre Marruecos contemporáneo y el Sáhara Occidental. Más de 35 años de periodismo, la mayoría en prensa escrita, ha trabajado a ambas orillas del Estrecho de Gibraltar, casi 13 años en el extinto diario El Faro Información, en Algeciras, donde empezó de redactor y del que fue su último director y en Tánger dos años en un diario digital. Además ha participado en la mayoría de los Congresos de Periodistas del Estrecho desde el inicial en 1993 hasta 2019. Titulado en ajedrez por la UAH y UNED. Amante de Portugal. Ha publicado un libro, ‘Artículos periodísticos. Apuntes para la historia de la prensa de Algeciras’.

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