“En escena, es a la vez actriz de tragedia y de comedia…embarazada de su propia mitología, que cultiva tanto como se toma a broma, es caprichosa y monástica, autoritaria y enternecedora, inolvidable e impenetrable…” (Jérôme Garcin- Nouvel Obs)
Se está preparando el rodaje de una película sobre Barbara, la “dama de negro” de la chanson française. Una actriz llamada Brigitte (Jeanne Balibar, Premio César a la Mejor Actriz 2018) trabaja la voz, las canciones, los gestos, y ensaya las escenas que rodará dentro de poco. Consigue, incluso, parecerse increíblemente a la mujer que va a interpretar: un rostro cualquier cosa menos anodino y convencional. Naturalmente, las cosas no salen como preveía el guión y es entonces cuando la película se vuelve apasionante.
Entre ficción y documentos de archivo, el realizador Mathieu Amalric (Mejor realizdor en el Festival de Cannes 2010 con “Tournée”) –que hace doblete interpretando al director de la película – ha llevado a cabo un ejercicio de imaginación para alejarse del biopic convencional, con bastante éxito, y conseguir una hagiografía convincente de aquella mujer tan especial, fallecida hace ya más de veinte años, poseedora de una voz inolvidable y comprometida con los problemas sociales de su tiempo, como atestiguan sus conciertos en las cárceles y su apoyo a las campañas contra el Sida («Mon histoire d’amour, c’est vous»).
Con la mejor banda sonora imaginable -muchas de las sobresalientes canciones francesas del siglo XX interpretadas por Barbara, incluida las controvertidas “L’Aigle noir” y “Les Amours Incestueuses”-, la película es un hermoso paseo musical inspirado en el libro “Barbara – Ou les parenthèses”, de Jacques Tournier -escritor, traductor y gran amigo de la cantante, a la que conoció en 1965 cuando actuaba en el teatro Bobino de París- que en su última edición (Broché, 2017) aparece con un prólogo de Amalric.
Una película tierna, elocuente, un gran fresco sobre una mujer que se inventó a sí misma. Cine dentro del cine, que es una coartada para trazar el retrato de la cantante y compositora Barbara, o de la actriz Balibar (hay algunos instantes de fusión entre ambas), con auténticos logros en la reconstrucción de imágenes de archivo, que también vemos, y esa mezcla de documental y ficción cuyo resultado es “como cuando se practica un trasplante o se realiza un experimento químico entre dos organismos o sustancias que se enriquecen una a otra” (Marcos Uzal, Libération)