Al menos once periodistas han sido víctimas de ataques mientras cubrían el asalto a la sede de los tres poderes del Estado en Brasilia, informa Reporteros Sin Fronteras (RSF), que condena el atentado contra la democracia y denuncia estos actos de violencia contra la prensa, que siempre ha estado en el punto de mira de los movimientos afines al ex presidente ultraderechista Jair Bolsonaro.
RSF exige, además, una respuesta firme de las autoridades para castigar a los responsables y poner fin a la escalada de agresiones contra la prensa
Varios periodistas han asegurado haber vivido escenas terroríficas mientras cubrían el asalto a los edificios que albergan en Brasilia el Congreso Nacional, el Tribunal Supremo y el Palacio de Planalto, sede de la presidencia de la República, el domingo 8 de enero de 2023. Pese a estar identificados como periodistas, los seguidores del ex presidente ultraderechista Jair Bolsonaro los han rodeado, hostigado, amenazado, y, en ocasiones, los han agredido y robado sus equipos de trabajo.
Los bolsonaristas han sustraído su material a dos fotógrafos de Agence France Presse (AFP) y Reuters, cerca del Palacio de Planalto, mientras que otro reportero gráfico de la web informativa Metrópoles fue rodeado por diez hombres, golpeado en el estómago y vio cómo también le robaban su equipo de trabajo. Un periodista de O Tempo fue amenazado con armas de fuego en el recinto del Congreso Nacional.
La corresponsal del Washington Post, Marina Dias, fue acosada, zarandeada y agredida físicamente cuando intentaba resguardar su teléfono móvil. Otros periodistas también han sido víctimas de amenazas y han sufrido la sustracción o destrozos de sus equipos de trabajo.
Artur Romeu, director de la Oficina de RSF en América Latina, señala que «los graves ataques sufridos por los periodistas que intentaban documentar el ataque sin precedentes contra la democracia brasileña son inaceptables. Las escenas grabadas demuestran que el autoritarismo y los movimientos golpistas van de la mano con la violencia contra la prensa y con la censura. El clima de odio hacia el periodismo, alimentado estos últimos meses por el gobierno del ex presidente Jair Bolsonaro, ha exacerbado la virulencia de los golpistas hacia la prensa, que es percibida como un enemigo a abatir. Urge poner fin a esta peligrosa escalada, que supone otra amenaza más contra la democracia brasileña y que las autoridades castiguen con firmeza a los autores de esta violencia».
Solo en la primera semana de 2023 ya se habían registrado al menos siete agresiones contra la prensa, la mayoría de ellas en las distintas coberturas de los campamentos de seguidores del expresidente Bolsonaro ante cuarteles militares en varias ciudades del país.
Según una encuesta de la Federación Nacional de Periodistas (FENAJ) y de la Asociación brasileña de Periodismo de Investigación (ABRAJI), se han cometido setenta ataques contra los periodistas que cubren las movilizaciones de los extremistas desde las elecciones presidenciales del 30 de octubre de 2022, en el entorno de campamentos de partidarios de Bolsonaro. Los ataques contra profesionales de la prensa, contabilizados en diecinueve estados y en el distrito federal, incluyen amenazas, acoso moral, agresiones físicas, destrucción de material e, incluso, disparos contra la sede de un medio y el incendio de una emisora de radio.
Solo durante la campaña electoral, entre agosto y noviembre de 2022, RSF ha registrado más de tres millones de mensajes de contenido injurioso y violento contra periodistas en redes sociales. Los episodios del pasado domingo demuestran que el clima de hostilidad que se vive en Internet se traduce en la vida real por graves agresiones físicas contra la prensa en Brasil.