Brotes negros en la justicia española

José Enrique Centén Martín

Blaise Pascal (1623-1662), dijo “Es justo que lo justo sea obedecido, es necesario que lo más fuerte sea obedecido. La justicia sin la fuerza es impotente; la fuerza sin la justicia es tiránica; la justicia sin fuerza encuentra oposición, porque siempre hay malvados; la fuerza sin la justicia es indeseada. Hay, pues, que unir la justicia y la fuerza, y conseguir así que lo justo sea fuerte, y que lo fuerte sea justo”.

Los últimos acontecimientos me hacen tener esperanza, deseo volver a confiar en la justicia y en quienes la administra, están apareciendo brotes negros sobre la ciénaga de corruptos y gánsteres de cuello blanco, esos brotes negros no son otros que los jueces y magistrados de los últimos tiempos.

Algunos les llaman jueces valientes, no lo son, son jueces conscientes de que la función esencial de ellos es, resolver las controversias planteadas entre las partes aplicando el Derecho objetivo al caso concreto. Muchos están hartos de presiones por intereses particulares o políticos, entraron en la Judicatura para dilucidar y ser justos en la aplicación de la Ley, independientemente de cualquier ideología o intereses particulares.

El último caso concreto ha sido, la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), devolviendo el caso de los recursos en contra de la privatización de seis hospitales de Madrid, a las secciones originarias. Decisión tomada por la mayoría de los magistrados 30 frente a 14, de un total de 50, las 6 ausencias quiero creer para evitar ser señalados, en su voto a favor de esa mayoría.

Eran jueces de todas las tendencias políticas, según dicen, conservadores y progresistas, una manera más de señalar, ellos igual al resto de la ciudadanía tienen una posición ante la vida, pero ante todo han demostrado su independencia, independencia que han visto ultrajada, ante la suposición en determinados estamentos políticos del supuesto control que tenían sobre ellos.

Casi estaban celebrando la maniobra de un vocal del CGPJ nombrado recientemente, exalto cargo de la Comunidad de Madrid, casado con una consejera del mismo partido, al crear la formación de una macrosala para estudiar dichos recursos, actuación inusitada y dudosamente legal, que parecía destinada a anular la paralización de las privatizaciones hospitalarias.

No debemos olvidarnos de los jueces como Ruz, Elpidio, Castro, Bermúdez, y muchos otros menos conocidos. Jueces que no sucumben a presiones, algunos recusados, otros piden traslados para evitarlo o traslado forzoso como ocurrió con los nueve del caso Fabra. Alguno juzgado antes que a los delincuentes que investigó, como Garzón, expulsado de la Judicatura, lo mismo pretenden con Elpidio, presiones de políticos porque no actúan acorde sus intereses o en defensa de miembros de su partido implicados en casos de corrupción, blanqueo, prevaricación, memoria histórica, bebés robados… No solo presionan a jueces, los tentáculos de los corruptos también destituyen a la cúpula de Hacienda, lo hacen con la UDEF, o a jefes de la Policía en determinados casos.

También utilizan a los fiscales como abogados defensores, cuando la labor del Fiscal en cada caso en que actúa es, promover que se cumpla la ley que determina su intervención. El Ministerio Fiscal vela especialmente porque se cumpla, con ello hace que se satisfaga el interés social, que es el interés de todos; por eso, cuando el Fiscal actúa ante los Tribunales no está representando el interés de una persona concreta, ni a partido político, sino el de toda la sociedad. El último es de libro, el caso Nóos, el fiscal en contra y llegando ha recusar la imputación de la hija del Jefe del Estado, pero tras los 27 folios, que también critican, el fiscal parece que actúa de la mano de los abogados defensores, ellos no van a recusar, él tampoco, ¿será coincidencia? No sé cómo llamarle por temor a ser imputado.

Hasta ahora parece que los brotes negros se multiplican, quedan por aparecer esos brotes en las instancias superiores, AN, TS, TC, evitando indultos sospechosos, sobreseimientos…

¿No sería mejor que la Judicatura revisase el Código Penal?, son los expertos, que propongan revisiones y leyes acorde a los tiempos actuales, que los delitos sean diferentes según quien lo cometa, los representantes políticos o funcionarios que malversan fondos públicos deben ser tratados de forma más contundente, por menospreciar la confianza depositada con los votos a los que representan o deben servir.

En definitiva alcanzar el ideal de Blaise Pascal, una Justicia, Fuerte, Justa e Independiente.

José Enrique Centén Martín
Nacido en Tánger (Marruecos) en 1952, de abuelos andaluces emigrados a Marruecos en los años de hambruna del XIX. Madrileño de adopción desde 1961. Sólo bachiller elemental, desde los quince años trabajando. Perseguido, encarcelado y amnistiado en 1976, siempre junto a los más desfavorecidos, es lógico. Entré en la Universidad por mayores de 25 años, estudio actualmente 2º de Historia en la UCM, incluso he escrito un ensayo“El Estado participativo”, jubilado parcial desde el 19 de marzo.

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