Un griego, Sotirio Bulgari, de familia de orfebres, llegó a Roma recién estrenada como capital de la Italia unificada en 1881. Trabajó tres años por cuenta ajena, abrió su primera tienda en 1884 en Vía Sistina. De allí con sus hijos Giorgio y Constantino a Vía Condotti, a los pies de la Piazza di Spagna. Tras la segunda guerra mundial, los años en que Hollywood se trasladó a Cineccità le abrieron al mundo. Pero Roma siempre estuvo presente en sus diseños.
El Museo Thyssen Bornemisza una vez más se hace eco de toda una historia del diseño de joyería, la historia de los Bulgari. No es la primera vez que Bulgari hace una exposición de sus joyas en varias ciudades del mundo. Pero sí es la primera vez que los diseños expuestos están íntimamente asociados a la historia de Roma. Su arquitectura, sus templos y basílicas, sus plazas, sus monedas, la decoración de sus cúpulas y pavimentos, sus mitos, sus fuentes monumentales y por encima de todo su vocación de eternidad, los vemos transformados en diseños de joyería que irradian el variado colorido de las más preciosas gemas, talladas, grabadas o convertidas en cúpulas por la originalidad de la talla cabujón.
De una tienda a un imperio
Sotirio Bulgari nació en una ciudad de la región de Épiro y desde siempre trabajó en el taller familiar, hasta que un incidente entre griegos y turcos le destruyó. Él y su padre se trasladaron a Corfú, en busca de estabilidad, pero enseguida su fino olfato comercial le hizo darse cuenta de las posibilidades que ofrecía Roma, definitiva capital de Italia. Tuvo éxito en su primera tienda en Vía Sistina con sus diseños griegos. En 1905 se trasladó con sus hijos a su ubicación definitiva en el 10 de Vía Condotti.
El extrovertido Giorgio se dedicó a viajar y en la Plaza Vendôme de París, un universo de joyeros, se dio cuenta de que la firma para expansionarse debía dedicarse en exclusiva a la alta joyería. Constantino era el estudioso y coleccionista de objetos de arte antiguos.
En 1934, tras una reforma fastuosa de Vía Condotti 10, nació el definitivo nombre de la firma, BVLGARI, y su dedicación exclusiva a un diseño italiano basándose en la historia de Roma. La guerra los hizo parar pero después llegaron los años de la Dolce Vita romana, el gran impulso para su expansión mundial.
Los anillos de boda de Linda Christian y Tyrone Power en 1949 dieron quizá el pistoletazo de salida; Gary Cooper, la duquesa de Windsor, Anita Eckbert, Cary Grant, Anna Magnani, Gina Lollobrigida, Sofia Loren, la reina Federica de Grecia y sus hijas las princesas Irene y Sofía, Constantino y Ana María de Grecia, Lee Radziwill, Kirk Douglas, Audrey Hepburn, Claudia Cardinale, Elizabeth Taylor y Richard Burton, María Callas, Helen Barkin, la baronesa Carmen Thyssen fueron algunos de los clientes de Bulgari que hicieron famosa a la firma en el mundo.
Sería en los años setenta, con la tercera generación Bulgari, Paolo y Nicola, cuando se abrieron tiendas en Nueva York, Ginebra, París y Montecarlo, cuatro puntos de muy sabia elección. Paolo se especializó en gemas y Nicola, el estudioso, fue el iniciador de la serie icónica Monete basada en monedas antiguas engastadas en collares, brazaletes, pitilleras o polveras. Todo un éxito.
Otro éxito fue el lanzamiento en los años setenta del reloj de pulsera BVLGARI ROMA, una serie limitada a cien piezas para regalar a sus cien clientes más importantes. Sabio regalo, que dio origen al modelo BULGARI BVLGARI, solo en venta en la casa madre de Roma y que les quitaron de las manos. La serie Serpenti, basada en el mito del niño Hércules que mató a las serpientes puestas en su lecho por la siempre celosa Juno. O la serie Parentesi, pensada para mujeres emprendedoras que se compran sus propias joyas; o la serie Ópera…La última, la serie Divas, basada en el diseño del pavimento de las Termas de Caracalla, restaurado mediante donación de Bulgari en 2015.
La primera década del milenio está marcada por la expansión al sector hotelero, en Milán, Bali y Londres. En 2011 la firma se fusiona con Louis Vuitton & Moët Hennesy; en 2014 en agradecimiento a Roma financia la restauración de la mítica escalinata de la Plaza de España.
Joyas exclusivas con gemas de diversos colores y diseños inspirados en el Coliseo, desde los años treinta; el encanto de las formas elípticas basadas en la doble columnata de la Plaza de San Pedro, diseñadas durante más de cinco décadas; diseños inspirados en la Piazza del Popolo, en sus iglesias gemelas y en el tridente compuesto por sus tres calles, Vía del Babuino, Vía del Corso y Vía di Ripetta que acaban respectivamente en la Plaza de España, Plaza de Venecia y en el Panteón. Desde los años treinta a casi día de hoy, joyas inspiradas en los aspectos cóncavo y convexo de la escalinata de la Plaza de España; o en la cúpula pentagonal del Castel Sant’Angelo, con un exquisito collar de 1991 en la exposición; en el pavimento de las Termas de Caracalla; collares y gargantillas con monedas imperiales engastadas, basados en el Foro Romano, brazaletes inspirados en la base de la Columna Trajana de los años cincuenta y un maravilloso collar de los años ochenta, de oro, con zafiros de varios colores, perlas y diamantes. Diseños inspirados en fuentes monumentales, incluidos los broches que representan las tres fuentes de la Piazza Navona. El maravilloso diseño del pavimento de la Piazza del Campidoglio reproducido en oro, rubíes y diamantes para una Anna Magnani enamorada de Roma y los pendientes Tridente a juego. Los casettoni que decoran el interior de las tres naves de la Basílica de Magencio rediseñados en collares, dos de ellos para la historia de amor y joyas de Elizabeth y Richard; casettoni también reproducidos siglos más tarde en madera en algunos artesonados de stanze de los Museos Vaticanos. La decoración en forma de losanges de la cúpula del templo de Venus y Roma, sobre todo en broches; el pavimentado de la Vía Appia en varias de las joyas de la colección privada de la baronesa Thyssen. Y los diversos mitos de la serpiente representados en collares y sobre todo en relojes – joya de mujer.
Montaje de la exposición
Da entrada a la exposición un cuadro en acrílico sobre cartón entelado de 1976 de la colección del Thyssen que representa una escena del famosísimo Caffè Greco de Vía Condotti, refugio desde 1760 de toda una pléyade internacional de compositores, filósofos, novelistas, poetas, dramaturgos, cineastas, pintores, exiliados republicanos españoles y así hasta el momento actual.
Cada sección de joyas está acompañada por una o varias de las obras de arte que las inspiraron, la mayoría prestadas por el Palazzo Braschi, sede del Museo di Roma. Tres obras del Coliseo, una de ellas del Canaletto, el gran pintor de escenas urbanas del siglo XVIII, prestada por la Galleria Borghese.
Un impresionante aguafuerte de 1774 de Giuseppe Vasi, mostrando la formidable elipsis de la columnata de la Plaza de San Pedro y dos óleos del mismo tema. Hasta cuatro obras de la Piazza del Popolo, de los siglos XVIII al XX, que incluye una fotolitografía de la vista aérea de la plaza de 1933, con las iglesias gemelas de Santa Maria dei Miracoli y Santa Maria in Montesanto y en el centro el Obelisco Flaminio, en realidad un obelisco egipcio dedicado a Ramsés II, traído a Roma por el emperador Augusto en los albores de la era cristiana y cuya primera ubicación fue el Circo Máximo; y por supuesto el arranque del Tridente.
No podía faltar ese hito romano que es la Escalinata (cóncava y convexa) de la Plaza de España, tan divulgada por el cine. Un dibujo anónimo, un aguafuerte de Giuseppe Vasi y un óleo del taller de Gaspar van Vittel. Una Vista del Tíber con el Castel Sant’Angelo y San Pedro y la fotolitografía aérea de 1933. El inicio de la fotografía está representado por una gelatina de plata a partir de una placa fotográfica de 1880 de la Plaza Navona y un aguafuerte de Vasi con la plaza inundada para una Naumaquia. También hay una vista del mercado y la iglesia de Santa Inés.
Las Plazas del Panteón y del Campidoglio, ésta con su maravilloso pavimento estrella, reproducido en dos broches para Anna Magnani. Un cuadro de la Basílica de Magencio del Canaletto (Giovanni Antonio Canal); una gelatina de plata a partir de placa fotográfica de 1880 muestra la ruina del templo de Venus y Roma con su decoración interior de la cúpula tan inspiradora de joyas. Una acuarela de la Vía Appia de Arthur John Strutt y una preciosa escultura anónima del Joven Hércules contra las serpientes, prestada por los Museos Capitolinos.
Una serie de fotografías de Irene Kung de Sant’Angelo, San Pedro, el Panteón, el Coliseo y la Escalinata y una fotografía del Panteón estampada sobre papel de algodón de Camilla Borghese.
Completan este encuentro amoroso entre el arte y la historia de Roma y el arte inspirado por la ciudad en forma de bellísimas joyas, las proyecciones, auténticas performances que ofrecen un paseo por la Ciudad Eterna, desde los tiempos del Imperio, con recuerdos de Augusto, Agripa, Caracalla, Trajano y Adriano, la inmersión en Bernini y tantos otros artistas y al final la inmersión en las emociones propias cuando se ha captado el alma de esta ciudad.
Ficha de la Exposición:
- Bvlgari y Roma.
- Museo Thyssen Bornemisza, Paseo del Prado 8. Madrid
- 30 de noviembre 2016 a 26 de febrero 2017.
- Comisaria: Lucía Boscaini.