El 27 de junio es el día mundial de las personas sordociegas
Un colectivo que reclama guías intérpretes especializados que sean sus ojos, sus oídos e incluso su voz, para poder comunicarse con los demás, evitar el aislamiento y así alcanzar la plena integración en la sociedad como personas autónomas.
Representantes de este colectivo bajo el lema, «Caminando sin barreras», han pedido mayor visibilidad, mayor acceso a la información; a la comunicación; a la educación y a la movilidad, ya que estas personas tienen afectados tanto la vista como el oído.
Fue Helen Keller, activista norteamericana sordociega quien en 1880, promovió los derechos de estas personas. La sordoceguera puede ser una discapacidad congénita, sobrevenida o puede estar debida a haber padecido la rubéola en el embarazo; otra causa es la prematuridad del feto que está ligada a la utilización incorrecta de las incubadoras. En su forma hereditaria puede ser transmitida a través del Síndrome de Usher, un gen recesivo que genera sordera al nacer y pérdida gradual de la visión.
El bastón rojo y blanco es el objeto que diferencia a los sordociegos de las personas ciegas. Mediante este bastón las personas sordociegas pueden ser identificadas en la vía pública y son más visibles ante la sociedad de manera que poco a poco se vaya sensibilizando al resto de ciudadanos de que la persona que lo porta tiene problemas visuales y auditivos.