El papa Francisco, el primero latinoamericano en la larga historia del Vaticano, con sus declaraciones que se traducen en respeto a los gays y a los pecadores, así como su apertura hacía las mujeres, sus votos de pobreza y acabar con la corrupción en el Banco Ambrosiano, ha dado campanazos de modernidad dentro la Iglesia Católica, Apostólica y Romana que comanda desde el 13 de marzo de este año, cuando fue elevado al trono de San Pedro, tras la renuncia de Benedicto XVI.
Recordemos, que fue a partir de su primera visita internacional, a Brasil, cuando en el viaje de regreso a Roma, a preguntas de los reporteros que lo acompañaron, el papa sorprendió al mundo, cuando afirmó que él no juzga a las personas homosexuales, mismas que no deben se marginadas de la sociedad.
Textual dijo: “Cuando alguien se encuentre con una persona así, deben hacer la distinción entre ser una persona gay y formar parte de un lobby. Ningún lobby es bueno, eso es algo malo. Si una persona es gay y busca a Dios, y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?”.
“El problema no es tener esta tendencia, todos necesitamos ser hermanos. El problema es tener un lobby. Hay muchos grupos de presión, con esta tendencia, lobbys políticos, el lobby, ése es el gran problema”.
El papa Francisco nuevamente sorprendió cuando advirtió que es una herejía asegurar que en la Iglesia católica sólo caben los “puros” y las personas totalmente coherentes, porque está abierta también a los pecadores.
Ante más de 50 mil personas congregadas en la Plaza de San Pedro del Vaticano, con motivo de la audiencia de los miércoles, el líder católico, reflexionó sobre la santidad de la Iglesia, al dar otro campanazo revolucionario: “La Iglesia, que es santa, no rechaza a los pecadores: los acoge y está abierta también a los más lejanos, llama a todos a dejarse envolver por la misericordia, la ternura y el perdón del padre que da a todos la posibilidad de encontrarlo, de caminar hacia la santidad”.
Antes se había referido al papel de las mujeres dentro de la Iglesia, al abogar por un mayor papel de ellas, pero desde luego rechazó rotundamente su ordenación como sacerdotisas, algo para lo que la puerta “está cerrada”.
“El papel de la mujer en la Iglesia no es solo la maternidad” y agregó: “una iglesia sin mujeres es “como el Colegio Apostólico sin María”.
Sobre sus votos de pobreza baste decir que Francisco ha renunciado al oropel de sus antecesores, se ha negado a habitar el lujoso palacio vaticano y vive en la residencia de Santa Marta, una suerte de hostal para religiosos de alto rango.
En esa misma línea Jorge Mario Bergoglio, hizo una declaración tronante, aseguró, que demasiados papas en la historia fueron “narcisistas” y se dejaron adular por sus “cortesanos”, en vez de concentrarse en la misión de la Iglesia.
Finalmente, por órdenes de Francisco, el Banco Vaticano rindió el primer informe financiero en 125 años, como una más de las nuevas manifestaciones de los cambios en la conducta tradicional y fuertemente criticada del ente financiero del Vaticano.
Sin lugar a dudas, son campanazos de modernidad, es la revolución misma en la Iglesia Católica Apostólica y Romana.