En la recta final de esta 69 edición del festival de Cannes, cuando muchos han hecho ya las maletas, sobre todo en el mercado del film, desierto prácticamente desde el jueves, ha sido proyectada en competición oficial «Le client» (El cliente) escrita y dirigida por el iraní Asghar Farhadi.
Se trata de la séptima película de este interesante director iraní, un drama humano de brillante construcción narrativa en el que Farhadi aborda un tema recurrente en su filmografía: la separación de una pareja en esa sociedad iraní llena de contradicciones, de tabúes y prejuicios sobre la condición de la mujer.
De nuevo con dos de sus actores preferidos, Shahab Hosseini y Taraneh Alidousti, el autor de “A propósito de Eli” Oso de plata en Berlín 2009, “La separación” Oso de oro Berlín 2011 y de “El pasado” premio de interpretación femenina a Berenice Bejo en Cannes 2013, vuelve ahora a la competición oficial con “El cliente”, un sólido drama que se añade al pelotón de cabeza de las mejores películas de esta selección oficial.
“El cliente” tiene cualidades suficientes para figurar en el Palmarés, con un esplendido guión en el que el cineasta iraní nos habla de la relación sentimental de una pareja de actores de teatro, Emad y Rana, que están interpretando la obra de Arthur Miller “La muerte de un viajante” 1949. El drama familiar se va así a desarrollar paralelamente en la obra teatral y en la ficción cinematográfica con ese drama vivido por la pareja de actores.
Un día volviendo del teatro Rana es agredida sexualmente en el piso en el que acaban de instalarse, en una precipitada mudanza. Farhadi muestra de forma sutil todos los prejuicios que se expresan tanto en el vecindario, como entre los colegas del teatro, incluso en esa franja de la sociedad del mundo de la cultura. La víctima de una violación o agresión sexual, pues no se explicita cual ha sido la gravedad de los hechos, aparece siempre como sospechosa o culpable de haber provocado al agresor.
Al sufrimiento de su esposa que se siente juzgada y debiendo justificar su inocencia, se añaden las dudas y la violencia interior que van a conducir al marido a investigar el caso, hasta descubrir al misterioso agresor. Con mucha sensibilidad Farhadi plantea en su brillante desenlace la cuestión ética de la culpabilidad, de la vergüenza del que dirán, del orgullo, de la sed de venganza, y del perdón, pero también de los prejuicios sociales que conducen a la pareja a no presentar una denuncia ante la policía.
Una agresión que va a provocar la crisis en la pareja, en un crescendo dramático, como el que conduce a la muerte del viajante en la obra teatral de Arthur Miller.