Los hermanos belgas Jean Pierre y Luc Dardenne ganadores de la Palma de oro en Cannes 1999 con “Rosetta», premio de mejor actriz para Emilie Dequenne, o del premio de interpretación para Olivier Gourmet en 2005 con “El hijo”, compiten en esta 69 edición con “La fille inconue”, la chica desconocida, un nuevo retrato de mujer enérgica, pero esta vez con el tema de la culpabilidad como eje central del relato.
Su protagonista es la prometedora actriz francesa Adèle Haenel, -magnifica intérprete de “Los combatientes” 2014 de Thomas Cailley- una joven actriz con mucho temperamento y energía, que interpreta aquí el papel de una médico generalista en la ciudad belga de Lieja, que se siente culpable por no haber abierto la puerta de su consultorio a una joven que al día siguiente va a aparecer muerta.
La película filma en su actividad cotidiana a esa joven doctora en el contacto humano con sus enfermos y cómo renuncia a una carrera prometedora en el sector privado a causa de su sentimiento de culpabilidad, sus dudas y vacilaciones, pero también su determinación para conocer la verdad de lo sucedido.
La doctora Davin va a iniciar así una investigación para intentar saber quién era esa chica desconocida, que da a la cinta en parte el tono de una película de género. Con un telón de fondo social en esa ciudad de Lieja, con la miseria social de los enfermos que acuden a su consulta, y una red de prostitución en la que parece estar implicada la desaparecida. La película de los Dardenne, sin embargo, se decanta más hacia lo sicológico, con ese sentimiento de culpa, casi religioso o místico que invade a sus principales personajes.
Fieles participantes de la competición de Cannes desde su sorpresiva Palma con «Rosetta», los Dardenne nos han acostumbrado a un cine de elevada calidad, lo que coloca la barra muy alta a la hora de valorar esta última película.
Siendo una película coherente y de buen nivel, no tiene sin embargo “La fille inconue” la fuerza emocional de sus mejores películas anteriores, como las ya citadas o como “La promesa” 1996 y “El silencio de Lorna” 2008, premiada por su guión en este mismo festival.
Jeremie Renier y Olivier Gourmet, actores fetiches de los Dardenne, completan el reparto, pero también otros rostros vistos en sus películas precedentes como Thomas Doret (El chico de la bicicleta) o Morgan Marinne (El hijo). Su placer-afirman los dos cineastas belgas- es tanto trabajar con gente que ya conocen, como intentar descubrir o experimentar con nuevos actores. En esta ocasión son Adèle Haenel y Olivier Bonneaud, los recién llegados al mundo de los Dardenne.