Le llaman el ingeniero “loco del desierto”, pero Tateh sabe bien lo que hace, informa Acnur.
Tras crecer en una casa de adobe con techo de zinc, uno de los materiales que más transmiten el calor, quiso construir una casa para su abuela que la proteja del calor, la lluvia y las tormentas de arena.
Con botellas de plástico rellenas de arena, el sol ya no llega directamente y la forma circular impide la acumulación de arena. Una capa de cemento exterior lo aisla del agua. ¿El resultado? Una casa con un 80 % de material reciclado que tardará una semana en construirse.
Este invento curioso ha sido seleccionado por ACNUR como proyecto piloto para construir en condiciones extremas, y ya se han terminado 25 casas en el Tinduf, en Argelia.