Me resulta difícil y al mismo tiempo irresistible escribir sobre un tema tan de actualidad desde hace años, pongamos desde 2004 si solo consideramos sus últimas consecuencias, porque los principios están sujetos a interpretaciones, como siempre ha ocurrido en la interpretación histórica. Los matices dependen de quien interprete los hechos. Me propongo la mayor objetividad posible, atenerme a los hechos, huir en lo posible de los juicios de valor incluso en las posibles consecuencias futuras de esa independencia para las que ya hay hechos bastante fundados, aunque todo puede cambiar.
Hecho: Parece que una buena parte de la población de Cataluña preferiría una independencia total de España. Otra buena parte de la población de Cataluña preferiría seguir en España. Esto ya presenta un dilema de inclusión – exclusión porque hoy en día las minorías cuentan.
Hecho: Antes de las primeras elecciones democráticas celebradas en el mes de junio de 1977, el 51% de la población de Cataluña era de origen andaluz, extremeño, murciano y otras procedencias peninsulares. Todavía no se había producido la eclosión inmigratoria. Esta población vivía y trabajaba en Cataluña, pero tenía muy claras cuales eran sus raíces. En ese momento no hubieran renunciado a esas raíces por nada del mundo.
Casi dos generaciones más tarde parece que un buen porcentaje de esa población parece haber renunciado a esas raíces, está descontenta con el altísimo nivel de autonomía, -el mayor de Europa- de que disfrutan y parece que preferirían olvidarse para siempre de que una vez fueron españoles y transformarse en ciudadanos de una pequeña república independiente con estado propio. Pero ¿van o no van más allá de lo que este eventual cambio pueda suponer? Habría que preguntárselo.
Me pregunto, que ha podido suceder para que en el cortísimo espacio de tiempo de algo menos de dos generaciones, haya podido producirse ese desapego, ese desarraigo de unas raíces ancestrales y se hayan sumergido con la convicción del nuevo converso en unas raíces que les son ajenas, que más que probablemente desconocen en profundidad.
¿Qué ha sucedido, qué información han recibido, que haya producido un tal resquemor hacia esta España de valores democráticos en la que han crecido y que han compartido? La democracia no es un sistema perfecto, sobre todo porque los que la gestionan no lo son, pero es el mejor conocido. Y ¿porqué un sentimiento de independencia, tendría que ir asociado a una fuerte desafección hacia España y lo español, a una queja constante, incluso a ratos a un sentimiento de superioridad de lo catalán sobre lo español, carente de cualquier realidad? Esa información causante de tal desafección tiene que proceder de los distintos entornos sociales en los que crece un individuo, de los entornos que moldean a un individuo. Y tienen que ser muy negativos, fuertes y persistentes para que en menos de dos generaciones, muchos de aquellos andaluces, extremeños, murcianos y otros hayan renunciado a sus raíces y hayan desarrollado tan tremendo resquemor hacia la tierra de sus orígenes.
No sabría decir en este momento cuales eran los sentimientos hacia España del 49% de la población catalana en la Cataluña de 1977. ¿Estaba o no ya en ellos la semilla secesionista o han cambiado drásticamente? ¿Los ha hecho cambiar, en este caso, el mismo tipo de información recibido de su entorno sociopolítico en las últimas dos generaciones?
Sí es un hecho real y constatado que aquella población, catalana y charnega votó mayoritariamente la constitución de 1978. ¿Cuántos la votarían hoy, aún con cambios? ¿Qué hechos habrían desencadenado este eventual vuelco de opinión?
La posible información histórica. Me he pasado horas en lo que he considerado una buena fuente de información, el Museo de Historia de Cataluña en Barcelona, fundado en 1996. Todo un ejemplo de interpretaciones históricas. No he querido ir muy atrás, me he centrado en la segunda mitad del siglo XVII y los primeros años del XVIII, hasta 1714, el año del Decreto de Nueva Planta, no solo en Cataluña, también en Castilla, Aragón, Valencia, Baleares.
Dice César Molinas en El País del domingo 19 de enero que Cataluña ‘es lo que es’ gracias al Decreto de Nueva Planta, no a pesar de él. Dice también y esto está corroborado por lo que he visto en el museo, que el problema de Cataluña es que históricamente se ha considerado un país norteño, reacio a integrarse en lo que consideran un país sureño, al sur de la frontera del Ebro. Los Pirineos les molestan como frontera. Bueno, el Rosellón y la Cerdaña, regiones transpirenaicas fueron durante algún tiempo feudos hispánicos, -por utilizar la terminología del museo- según la cual España nunca ha existido, como mucho una “monarquía hispánica”. Siempre a través del prisma histórico de este recientísimo Museo de Historia, se ve el anhelo de pertenencia al país transpirenaico, superior a la pertenencia propia. Veamos. Luis XIII de Borbón de Francia fue nombrado Conde de Barcelona en 1641 e igualmente Cataluña ofreció el condado de Barcelona a Luis XIV, -considerado como el prototipo del absolutismo real europeo- en 1643. En 1660 Luis XIV deja sin vigor las constituciones catalanas en el Rosellón y la Cerdaña. En 1697, tropas francesas conquistan la parte nororiental del Principado y Barcelona; el mariscal Vendôme jura las Constituciones catalanas en nombre de Luis XIV. Pero la paz de Rijswijk de 1697, devuelve el Principado a la monarquía hispánica y Francia acepta la reintegración del principado al patrimonio Habsburgo.
La muerte sin descendencia de Carlos II desencadena un conflicto internacional alrededor de la monarquía hispánica. La Guerra de Sucesión (1705-1714) vuelve a enfrentar a Cataluña con la ‘corona de Castilla’. Vemos que en pleno siglo XVIII España no existe en la interpretación histórica del ya citado Museo. El motivo: Los catalanes están a favor del archiduque Carlos de Habsburgo, heredero in pectore durante años al trono de España y del Imperio y en contra del nuevo Rey, Felipe V de Borbón, quién por cierto al llegar al trono de España, tras ser nombrado heredero por sorpresa por Carlos II en su lecho de muerte, y siguiendo los consejos de su abuelo Luis XIV, había jurado las constituciones catalanas. Pero en 1705, representantes de los partidarios catalanes de la Casa de Austria firman con Inglaterra el pacto de Génova. El pretendiente Carlos entra en Barcelona y es proclamado rey por los catalanes como Carlos III. A esto se llamó Austracianismo, ¡curioso!
A la vista de los resultados, parece que éste fue un amor equivocado, porque a la postre Carlos perdió. Pero ¿y si hubiera ganado? ¿Había lanzado esa guerra tan internacional, solo para ser rey de Cataluña? La interpretación histórica del Museo de Historia catalán es que los Habsburgo eran menos absolutistas que los Borbones, pero los hechos históricos de varios siglos tanto en Austria como en España no avalan esta curiosa interpretación. Además, Cataluña ya se había enfrentado a Felipe IV, penúltimo rey de la Casa de Austria en España, o de la monarquía hispánica, según esa interpretación según la cual España aún no existía a principios del siglo XVIII.
Por otra parte, este Felipe V que al acceder al trono de España había respetado las instituciones catalanas, ¿cómo se sentiría cuando Cataluña nombró rey al pretendiente austríaco firmando el llamado Pacto de Génova con los ingleses, aliados interesadísimos de este Carlos III de Cataluña? De haber sido leales a Felipe V, ¿habrían sido diferentes los Decretos de Nueva Planta?
La guerra de Sucesión acabó con las aspiraciones imperiales de Carlos y tras el Tratado de Utrech, Felipe V pone en marcha los Decretos de Nueva Planta primero en Valencia y Baleares y el 11 de septiembre de 1714 en Cataluña, interpretado como fin de la independencia catalana. Esta es una interpretación. Un hecho es que todas las monarquías europeas, excepto la inglesa, eran absolutas, y la Casa de Habsburgo, dominante en Europa hasta entonces, no menos que la de Borbón. Según el Museo, Felipe V empezó respetando las instituciones catalanas, ¿qué hubiera sucedido si Cataluña, en lugar de apuntarse al ‘austracianismo’, nombrando en plena guerra rey de Cataluña al Archiduque con el nombre de Carlos III ‘nuestro rey y señor’, se hubiera alineado con Felipe V, rey nombrado por Carlos II? ¿Hubiera seguido respetando la singularidad de Cataluña, siempre dentro de su absolutismo? Y ¿si el candidato Carlos de Habsurgo hubiera ganado la guerra y hubiera sido rey de España (no solo de Cataluña) y del Imperio? ¿Qué habría hecho como rey absoluto? ¿Lo que venían haciendo los Habsburgo en Europa desde hacía siglos o habría hecho excepción con Cataluña una vez ganada la guerra?
Un hecho es que visitando el citado museo, me he enterado de que España nunca ha existido. Como mucho una ‘Monarquía Hispánica’ que ha reinado en territorios de la Corona de Aragón y Castilla. No se sabe que hicieron los Reyes Católicos ni su nieto Carlos I de España y sucesores Habsburgo. Nunca hubo una unidad nacional, ¡y nosotros que creíamos que España era la nación más antigua de Europa!
El Museo de Historia de Cataluña ha organizado para septiembre 2014, una exposición que incluye tres ciclos de conferencias, internacional, española y catalana, para conmemorar el tricentenario del fin de la independencia catalana. Es decir, ¿Cataluña nunca fue parte de España hasta 1714? ¿Cuántas respuestas o interpretaciones posibles habría a esta pregunta? Yo no aventuro respuestas.
Hechos actuales con posibles repercusiones futuras: Los abanderados del secesionismo catalán deben creer contar con un buen as en la manga, ya que a pesar de las reiteradas negativas de la UE a una Cataluña integrada en la Unión si se separa de España unilateral y traumáticamente, lo cual añadiría un gravísimo problema a los que ya tiene, fruto de la gestión de la autonomía por sus gobiernos, siguen en sus trece. Evidentemente las recientes cartas enviadas por el presidente catalán al Presidente de la Comisión y líderes europeos, han sido, como ya ha sido comentado en numerosos medios, un globo sonda para consumo global. Que seguramente existe otra diplomacia más discreta. Una carísima diplomacia de lobbies no sería inverosímil. El reciente traslado a Washington de la representación exterior catalana lo avala. Washington es la capital mundial de los lobbies y Bruselas, el bastión europeo de las oficinas catalanas en el exterior, la segunda. Claro que se dice que Madrid es la tercera. Los lobbies y su sistema de puertas giratorias – intercambio de funcionarios de gobierno, lobbistas y viceversa– tienen como función cambiar decisiones de los máximos órganos decisorios, en Washington, en Bruselas, en Estrasburgo, etc. Pero veamos un poco los intereses de los países que votan en la UE a favor o en contra de admitir nuevos miembros.
Francia, que tiene en su territorio una Cataluña, un País Vasco, una Córcega e incluso una Normandía. Alemania, con una poderosa Baviera, una antigua Prusia; Italia con ese norte continental tan desintegrado socialmente de la extensa franja peninsular. Y así sucesivamente. La secesión catalana puede tener graves consecuencias desintegradoras en España y no solo del País Vasco. Pero las consecuencias desintegradoras en el resto de Europa hoy por hoy son imprevisibles, pero no por eso menos reales. El precedente podría desencadenar un efecto dominó con unas consecuencias geopolíticas que aquí y ahora no estoy en posición de calibrar. No son un hecho, solo una muy probable posibilidad. Pero, ¿es previsible que Francia votara a favor de una inmediata admisión en la UE de una Cataluña desgajada de España contra la voluntad del resto del país y un relevante porcentaje de la población catalana que incluye importantes empresarios, intelectuales, incluso banqueros? ¿O Alemania? ¿O Italia? ¿Avalarían con su voto el peligroso precedente, contrario a los Tratados de la Unión?
¿Seguirá arraigada en Cataluña la mentalidad menestral de la que habla Vicens Vives en su ensayo Noticia de Cataluña? El documentadísimo trabajo de César Molinas ya referido aquí, hace una breve transcripción de un extracto del ensayo de Vives. “Lo más distintivo de la mentalidad catalana, junto a su europeísmo, es su carácter menestral, ya arraigado en el siglo XIII. Una mentalidad que más que una situación es un concepto de cómo ganarse la vida. Surge de la ‘gente de gremio’, pueblo menor, hombre y herramienta”. Los menestrales “ocuparon un lugar entre las minorías dirigentes y difundieron su espíritu de clase: la dedicación al trabajo, la inclinación práctica de la vida y la limitación de horizontes. Constituyeron la reserva social de Cataluña, la plataforma sobre la que iban a montarse los siglos XVIII y XIX”. Añade Molinas que “la solidez institucional medieval, en ausencia de un monarca absoluto que la pusiera en cuestión fue la causa del estancamiento y declive de Cataluña desde mediados del siglo XV hasta principios del XVIII. Inmersa en sus instituciones medievales, Cataluña dormitó durante dos siglos hasta que Felipe V, precipitó el cambio y la lanzó a la modernidad”. Suponiendo que hubiese ganado la sucesión el Habsburgo –y que hubiese respetado las antiguas instituciones catalanas, que ya es suponer,- “Cataluña se hubiese perdido la revolución industrial”. Así, según este estudio, Cataluña se desarrolló gracias al Decreto de Nueva Planta y no a pesar de él.
¿Se puede en la actualidad detectar un reflejo de la mentalidad menestral en esta Cataluña que clama por una independencia que no puede saber realmente hacia donde la lleva? Cree saberlo, pero no lo sabe, nadie lo sabe en este momento.
Hay otro aspecto que quiero tratar aquí. ¿Habría desatado Cataluña esta fiebre secesionista en una España fuerte económica y socialmente? Dudoso. Esa fiebre desatada justo ahora, en una circunstancia de gran debilidad de España, resulta como poco sospechosa y como mucho muy desleal. Aprovechar una situación de debilidad para lanzarse a fondo en un proyecto que puede añadir graves problemas a los que España tiene ahora, no parece muy ético ni muy práctico. ¿Independencia a cualquier precio, caiga quién caiga? No sé porqué esta situación, respetando todas las diferencias y distancias, me ha recordado la Marcha Verde, organizada por Hassán II de Marruecos para apoderarse del Sahara Occidental, aprovechando un momento en que España estaba descabezada de poder, sin capacidad de reacción…
¿Sería ilusorio imaginar una Europa futura con una cincuentena de pequeños países desgajados de grandes países larga y sólidamente establecidos? ¿Resistiría la UE tal embate o desaparecería, quién sabe con qué consecuencias, en este mundo tan globalizado, con países más que emergentes, emergidos, como China? ¿Estuvo España vertebrada alguna vez? ¿Acabó con cualquier posibilidad de vertebración este Estado de las Autonomías, inédito en el resto del mundo, que parece haber actuado como una centrifugadora, en lugar de haberse consolidado como un método para corregir los desequilibrios regionales? ¿Cómo se han gestionado estos casi cuarenta años de democracia en España, para haber llegado a esta situación en la que nos acosan una buena media docena de distintos tipos de crisis? ¿Alguien tiene respuestas para alguna de estas preguntas? Yo no. Pero ahí están.
Me ha encantado este artículo. ¿De dónde vendrán esas ansias independentistas de muchos catalanes? ¿de fanáticos como A. Mas? y muchos otros…. Enhorabuena Teresa, te has informado bien y nos has aclarado muchas cuestiones históricas que son importantes…y, digo yo, ese entorno social tan persuasivo, independentista y contaminante…uf! pobres catalanes!
Sería muy largo entrar en temas históricos, económicos, sociales y políticos, o sea que solo voy a dar un argumento: DEMOCRACIA! Vamos a votar, sí, los catalanes, porqué queremos decidir el futuro de nuestro país. Un referéndum, que la gente se exprese democráticamente, libremente, pacíficamente. ¿Quién puede tener miedo a esto? Está claro, los NO demócratas. Los que que nos gobiernan desde hace años, los que se enriquecen miserablemente con la crisis, los corruptos. ¿Derecha o izquierda? Pero si es lo mismo, hombre!. Estamos en el S. XIX, el mundo ha evolucionado, las cosas cambian. Ya no sirven las recetas de los que nos llevan gobernando los últimos 40 años. VOTEMOS! Y por cierto, que nadie se engañe, lo del referéndum no es el capricho de un iluminado de una noche de verano, es el pueblo que lo demanda. ¿O es que nadie vio a 1.600.000 personas el 11 de setiembre? No hay peor ciego que el que no quiere ver. Yo no odio a España, quiero lo mejor para Catalunya. No estoy en contra, estoy a favor. Y estoy totalmente convencido que nos irá mejor a todos, a nosotros y a vosotros. Es más, estoy seguro que, cuando seamos independientes, después de un período prudente, seremos buenos vecinos.
Por último, decir que el nulo proyecto que supone España para los catalanes, en todos los sentidos (tanto económico como social), en contraposición con el proyecto independentista, que ilusiona (o que al menos es hacer algo), hacen relativamente fácil a la gente apuntarse a la opción independentista.
Llámennos ilusos, si quieren, pero al menos hacemos intentamos algo para mejorar (y no sólo económicamente). Además, ¿quién se puede resistir a la idea de poder hacer un país nuevo, sin todos los vicios que tan caramente estamos pagando en España? Que a lo mejor hacemos una «Espaluña» y nos sale un churro, no sé, todo es posible, pero al menos podemos intentarlo.
Finalmente, decir que el mundo está lleno de países de 7 u 8 millones de habitantes (y menos) perfectamente viables, dentro y fuera de la Unión Europea (que por cierto últimamente tampoco es que nos dé muchas alegrías). Intentar vendernos la moto de que los catalanes somos demasiado imbéciles o inútiles como para tener un país propio como hacen decenas de otros países de similares características en el mundo recuerda demasiado a aquello que le dice el marido a la mujer que se le quiere divorciar de que sin él no es nada y que allá fuera hace mucho frío y se morirá de hambre si le abandona. Yo, sinceramente, de un marido así me divorcio aunque estemos en el mismísimo polo norte. Dejando el símil, la inmensa mayoría de independentistas estamos dispuestos a correr el riesgo.
Hago algunas apreciaciones, si no les importa:
– Intentar buscar en el adoctrinamiento una explicación de lo que está pasando en Cataluña es un error. Principalmente, porque los estudios sociológicos derivados de de las encuestas realizadas demuestran que el crecimiento del independentismo no es especialmente fuerte en la gente joven que ha pasado por un modelo de enseñanza «puramente catalán» (por decirlo de alguna manera). Crece en todos los rangos de edad, y es especialmente notorio entre la gente de más de 50 años, donde ese crecimiento ha sido mucho mayor a la media, equiparándose con ésta, cuando hace 10 años el independentismo de la gente de esa edad era mucho menor que la media.
– Siguiendo con el argumento anterior, otro factor a tener en cuenta es que cualquiera con más de 35 años (más o menos) ha sido educado con el sistema y programa educativo del franquismo. Sin ir más lejos, yo mismo (tengo 40), cuando estudié historia, estudié una historia totalmente parcial, llena de mitos españolistas, vertebrados alrededor de Castilla, y donde la Corona de Aragon era prácticamente inexistente, hasta el punto de que hasta el siglo XV, con la unión dinástica de Isabel y Fernando, la parte catalana ni aparecía. Nosotros pensábamos, erróneamente, que los territorios italianos debían haber provenido de la rama de los Austrias, porque ni sabíamos la expansion territorial que tenía la Corona de Aragón. Pues bien, el independentismo en ese rango de edad (mayores de 40 años) es similar a la media total. Si el franquismo, mucho más agresivo en todos los aspectos (incluso prohibiendo el estudio de la lengua catalana – en Cataluña hay muchos catalanoparlantes nativos analfabetos en su propia lengua – no pudo «adoctrinar» a los catalanes, no sé por qué se pretende vender la moto de que la educación puesta en marcha por la Generalitat sí que puede «obrar el milagro» y darle la vuelta totalmente a la tortilla.
– También se habla de adoctrinamiento a través de los medios informativos. Dado que la inmensa mayoría de los medios informativos que consumimos en Cataluña son de ámbito español, es difícil dar credibilidad a dicha idea. A fin y a cuentas, TV3 tiene una audiencia media del 15-20%. Si hablamos de radio, estamos más o menos en lo mismo, y con un impacto mucho menor. Si hablamos de la prensa, aquí sí mandan dos diarios catalanes: El Periódico de Catalunya y la Vanguardia, pero resulta que ambos están radicalmente en contra de la independencia de Cataluña. En revistas no hablemos: si llega al 5% las consumidas en catalán estamos de suerte. Por lo tanto, tampoco esa vía es suficiente para realizar ese supuesto adoctrinamiento tan efectivo.
Entonces, visto esto, ¿por qué el independentismo se ha disparado en Cataluña de una manera tan marcada el último lustro?
Primero hay que dejar una cosa clara: los catalanes nos consideramos una sociedad propia y autónoma (otros dirán que una nación). Además, ser catalán es muy fácil: simplemente hay que vivir en Cataluña y querer serlo (de ahí que con tanta inmigración hoy en día la sociedad catalana esté tan cohesionada dadas las circunstancias). Y como sociedad autónoma, nos consideramos soberanos para decidir nuestro futuro. Evidentemente los catalanes siempre hemos sido conscientes de que estamos conviviendo con más sociedades dentro de España. Incluso aceptamos que la nación española puede existir como una nación de naciones. Muchos nos sentimos catalanes y españoles a la vez. El problema viene del otro lado, donde ese concepto de múltiples soberanías no se comprende, e incluso está vetado en la propia constitución española.
Los catalanes hemos intentado de múltiples maneras (pedagogía, un segundo estatuto, el federalismo del PSC, etc.) buscar un encaje entre ambas soberanías, pero simplemente ha sido imposible. Y la constatación más evidente ha sido la sentencia del Estatut del 2006, pronunciada por el Tribunal constitucional en Julio de 2010. Esa sentencia rompe cualquier espejismo que pudiéramos haber visto los catalanes en la constitución para permitir la convivencia de la soberanía española y la catalana (dentro de ésta).
La sentencia, aparte de declarar de facto el catalán inferior al castellano (cosa que por cierto la constitución no dice en ninguna parte),
reinterpreta la Carta Magna de una manera tan restrictiva que básicamente se carga el sistema autonómico. No es una interpretación del Estatut, sino de la propia constitución la que hace el TC y crea una nueva España que nada tiene que ver con la que se quiso en el 78. La cosa queda así:
– Si la competencia es exclusiva del estado, las comunidades autónomas no tienen nada que decir.
– Si la competencia es compartida, la última palabra la tiene el estado.
– Si la competencia es exclusiva de la comunidad autónoma, ésta la puede ejercer sin menoscabo de la capacidad legislativa en la materia por parte del Estado (o sea, que tampoco es exclusiva de la comunidad autónoma).
Et voila! ya nos hemos cargado el sistema de autonomías. Las leyes sobre libre comercio, «optimización» de la administración, reestructuración del sistema municipal o educación (ley Wert), que invaden todas ellas competencias exclusivas de las comunidades autónomas, se pueden realizar precisamente gracias a dicha sentencia del Estatut que realizó el TC.
En estas condiciones, los catalanes sólo podemos llegar a la conclusión de que la soberanía catalana no cabe dentro de la española, por lo que la única opción posible es la independencia.
Este independentismo se ha ido cociendo a fuego lento durante unos añitos hasta llegar al estado actual, donde parece claro que es mayoritario en la sociedad catalana (así lo indican todas las encuestas publicadas como mínimo desde el inicio del 2012).
¿Y los partidos políticos catalanes qué pintan en todo esto? Pues aunque parezca mentira, bien poca cosa. ERC ha tenido siempre muy poca influencia, y CiU ha sido siempre contraria a la independencia. Fue a través de asociaciones civiles como Omnium Cultural o la Assamblea Nacional Catalana que se han realizado las masivas mobilizaciones del septiembre de 2012 y 2013. CiU se ha subido al carro de la consulta (falta por ver si finalmente apuestan también por la independencia) básicamente por supervivencia política, porque la sociedad catalana se está llevando el resto por delante. Ya no acepta ambigüedades que ve claramente que no van a ninguna parte (gracias al TC) por parte de los políticos y les exige que se definan o bien les dejan de votar.
Es por eso que Ciutadans se ha disparado y el PSC se ha ido al garete. Es también por eso que CiU ha salido mal parada de las elecciones de noviembre de 2012, cuando con su postura ambigua (Mas diciendo una cosa y Duran lo contrario) hizo desconfiar a mucha gente que dio su voto a ERC. Es por eso que después de eso, CiU ha seguido bajando en intención de voto, con votos hacia ERC (el bloque «soberanista» en su conjunto no ha bajado en diputados, más bien sube ligeramente) que la convierten en la virtual primera fuerza catalana, y es por eso también que cuando Artur Mas ha dado el paso de convocar la consulta, la sangria ha parado (no sabemos si provisionalmente o definitivamente, dependerá de cómo actuen).
Los que piensen que los catalanes somos gente manipulada, que el proceso independentista es cosa de unos pocos líderes (o uno sólo como Artur Mas), no saben lo equivocados que están. Y si siguen por esta estrategia, se encontrarán con una Cataluña independiente y no sabrán aún por qué, como pasó con Cuba.
Hola, tiendo a simpatizar con buena parte de la música del texto y coincido con esa idea de que en Catalunya se está adoctrinando con una cierta historia de «lo nuestro». Es evidente, por otra parte, que si las cosas hubieras sido distintas, no sabemos donde estaríamos ahora. Sin embargo, echo en falta dos cuestiones. Visto que la historia de Catalunya, sea la que fuere, es la de una interelación constante con el resto de España, creo que no basta con decir que en Catalunya estamos reintepretando la historia, para explicar lo que allí ocurre, aunque ello sea cierto. En segundo lugar, como expresa el último comentario, el previo al mio, nos guste o no, en este momento en Catalunya lo que hay es un sentimiento -no sabemos si mayoritario o no, pero muy presente- independentista. Esta es una cuestión a la que de alguna manera, entre todos, deberíamos darle salida, sin culpabilizar. Pero si algo he aprendido estos dos años es que eso es lo más difícil. No sé, cómo lo vamos a resolver….
No voy ha rebatirle ningún punto de la historia que ha sido capaz de interpretar, porque eso es así usted HA INTERPRETADO, dejemos el pasado que de poco sirve para crear las bases del futuro más que para justificar ideas conservadoras. Miremos hacía adelante, Ud. pone como algo negativo el que un pueblo sea capaz de movilizarse para construirse un futuro nuevo, que si Catalunya se separa puede ser una «chispa» incendiaria que podría provocar la re-estructuración de los estados que ahora conocemos en Europa, a Francia, a Alemania, a Italia, a Bélgica, etc. les llegaría el contagio «independentista» en sus territorios y yo me pregunto:
En una sociedad democrática en que la decisión la toman las personas que la componen ¿Cual es el problema si todas ellas quieren considerarse europeos y formar parte de una sociedad MUCHO MAS PODEROSA Y CAPAZ que los estados que la forman?
¿No aspiramos a construir una EUROPA competitiva y a la altura de EEUU, China o Rusia?
No será que haciendo más DEBILES los estados europeos actuales se puede conseguir ADELANTAR las estructuras de un ESTADO FEDERAL EUROPEO que se construye a base de CRISIS LOCALES y a REGAÑADIENTES.
No nos engañemos, los políticos temen la perdida de poder y el cambio de escenario que se presenta les da pánico, hablan de Europa con la boca pequeña pero saben que tarde, o temprano, tendrán que asumirlo, los ESTADOS ACTUALES tienen fecha de caducidad.
En esa mentalidad los Catalanes llevamos ventaja pues ya tenemos interiorizado el hecho «europeo», queremos ser participes en la construcción de esa Europa que aspiramos. En economía ya se percibe quién marca el paso (crisis), en justicia se ven intentos (Parot), en defensa se hace algo (Irán), etc. etc.
Joan, su punto de vista me parece muy interesante, al fin y al cabo la historia de Europa es una historia de continuos cambios de fronteras, países, etc… No temo en absoluto que se produzcan cambios por drásticos que sean. Me refiero a los actuales intereses de los estados de la UE.
Sabía que iba a aprender mucho como consecuencia de este artículo.
Naturalmente me lo esperaba y me alegra muchísimo recibir estos comentarios. Espero que también los habrá de otro tipo. Mi objetividad está basada en el censo preelectoral de 1977 y repito el 51% de la población de Cataluña procedía de otras zonas de España. Mi principal fuente como queda muy claro es el Museo de Historia de Cataluña y por supuesto he aprendido mucho de su ángulo de visión histórica, hay cosas en las que coincido, en otras no, como debe ser en una democracia. Su interpretación de la Historia es una, no la única. En cuanto a la posibilidad hoy en día, puede que más tarde cambie, de que la UE apruebe por unanimidad la admisión de un nuevo socio, muy problemática, por las razones que expongo, simplemente no se contempla en los actuales tratados de la UE.
Por otra parte me ha parecido muy instructivo que uno de mis comentaristas me asocie a ciertos medios de derechas, cosa que nunca he sido y mi exposición de hechos no tiene nada que ver con los medios que menciona,. Creo haber mencionado El País y a Vicens Vives que todo el mundo sabe que es muy de izquierdas. Y por cierto ¿de qué color cree usted que es ‘Periodistas’ el medio en el que escribo?
Pero resulta que el primer partido que abandera su independencia es de derechas y de una derecha muy radicalizada, por cierto, o sino ¿de qué color es CIU?
Por cierto: La guerra civil no la perdió Cataluña, la perdió la democracia en España, en toda España.
Otro hecho: La corrupción no es solo cosa de un partido. Leánse la estadística de cargos políticos imputados en España, se acercan a los 400 y los hay de todos los colores.
Para mi es muy sencillo y tengo claro lo que quiero:
– Un país sin gurtels, sin gobierno de sobres, sin hijos de fascistas, sin militaristas. No quiero pertenecer a un país por miedo.
Mis abuelos eran de Almería, de un pueblo que nunca he visitado, ¿de qué raices me habla? mis raices son de aquí donde he crecido y
donde tengo hijos y nietos. Mis raices no son Abderraman.
Hay otro detalle importante, Catalunya perdió la guerra civil, muchos familiares mios murieron y otros sufrieron prisión y represalias y veo en el PP los hijos de los fascistas que traicionaron la República.
NO-NO me gusta media España.
Salut
¿Puede ser un tuerto objetivo? Hace falta comenzar hablando de que lo que viene a continuación es objetivo? Si así fuera, para qué destacarlo? «Hechos» son amores y no buenas razones. Y, hablando de «Hechos» la comentarista olvida el principal. Prácticamente el 80% de los catalanes (de hecho y de derecho) piden votar libremente cómo quieren vivir. ESTO ES UN HECHO. Ha leído la comentarista los constantes artículos publicados en la prensa extranjera acerca de la situación que estamos viviendo, o tampoco entiende de idiomas? Tengo la sensación de que sus fuentes de información están basadas en los panfletos carpetobetónicos (léase La Razón, ABC, El Mundo, Intereconomía, COPE, y compañía). Nada nuevo bajo el asfixiante sol de la Meseta.
Qué pena que no hace vd. mención de cómo en Cataluña nos hemos sentido siempre invadidos, no por los emigrantes que durante años han venido aquí, y continúan haciéndolo los de otros países, sino por el gobierno de Madrid, centralista y falto de respeto por las diversidades culturales de otros pueblos, el de Cataluña por ejemplo; cuando yo era pequeña, se prohibía hablar en catalán y los funcionarios, los que «despachaban» a la gente, nos decían «aquí se habla español» y lo decían con muy mal talante…. con desprecio, ¿Por qué nos despreciaban, y por qué nos desprecian todavía?…… y la lengua es un ejemplo, y de esto vd. no dice nada. Un político español dice de Cataluña que «es tierra conquistada»….y como a tal se la tiene que tratar…. para mi esto es demasiado fuerte. Entonces, prefiero un trozo de pan y una cebolla (si la tengo) pero quiero que mi tierra sea independiente. Amen
Sinceramente, estos análisis historicistas no llevan muy lejos. La “historiografía de combate” se puede hacer y rehacer ad nauseam; los datos e ideas se pueden reordenar a gusto del consumidor o de quien quiera vender algún producto ideológico. Hace años, la verdadera historia era el materialismo histórico. Ahora volvemos a producir más historia de la que podemos consumir. La frase la dijo Churchill sobre los Balcanes, pero hoy se puede aplicar a Catalunya.
La cuestión no es la historia, ni a esta especie de soberanismo-como-desquite histórico que nos están inculcando a presión y que ha desembocado en un verdadero “zombiranismo”. Se pongan como se pongan, no estamos en 1714, ni en 1934, ni en medio de unos jocs florals. Estamos en Europa, ya ni siquiera en España. Y desde Bruselas nos dicen que la independencia que se plantea lo es con respecto a Europa. Guste o no, es lo que es en 2014. A cambio, desde Catalunya insistimos (insisten) en el trágala. No sólo a Madrid –fuera quien fuera quien gobierne- sino a Bruselas. Si los tratados de la Unión no contemplan el caso catalán, que lo reformen. Si la OTAN no considera la importancia de Catalunya y no nos defienden o apoyan, mucho cuidado. Si los bancos internacionales no se vuelcan en salvar a la maltrecha economía catalana, que se atengan a las consecuencias. Pero ¿quién va a querer en la UE un socio así de farruco, que ya empieza con exigencias antes de entrar?
Catalunya es lo que es, ni mejor ni peor que otras regiones europeas. Es de desear que la deriva que lleva esta situación concluya en un “98 catalanista” (que no catalán) de reflexión y reformismo, de abandono de este asfixiante «cofoisme» que llevamos respirando ya desde hace demasiado tiempo. ¿España corrupta?¿Y Catalunya no?¿El 3% fue un invento de Maragall, los cargos y carguitos que han ido a parar a la cárcel ya desde hace años con apellido catalán y del partido en el Guvern, son un invento español? “Ni un pam de net”, que decimos por aquí.
Y al tanto, que Artur Mas se va pareciendo en sus gestos y fraseología mesiánica a Le Pen, hablando continuamente en nombre del pueblo y dándose baños de banderitas no precisamente rojas. A ver si va a resultar que en Catalunya lo que queremos, en medio de la crisis, es un padre de la patria, un líder fuerte y no tan democrático, que nos diga por dónde tenemos que ir durante… ¿cuarenta años?
yo creo que la Unión Europea como buenos políticos que son diecn una cosa ahora pero en un año más dirán otra y borrarán con el codo lo que escribieron con la mano. Leía hace poco las declaraciones de la misma UE y la OTAN respecto a la independencia de Eslovenia y Croacia hace ya 20 años….1991 , 1992…lo mismo, las penas del infierno, no se pueden separar, nadie los va a reconocer, etc etc….y ahora los dos países son miembros de ambos organismos y hasta Eslovenia tiene el euro como moneda…así que a esperar como se desarrollan los acontecimientos. Desde 1905 cuando Noruega se separa de Suecia pacíficamente más de 130 estados se han creado ene l mundo, la mayoría pacíficamente, merced a la descolonización, referéndums, plebiscitos y votaciones…por qué tan poca fe en la verdadera democracia?? esa que consiste en marcar en la papeleta un voto, expresar la verdadera opinión en ese contexto. Ojalá que los catalanes voten y decidan ellos mismos su futuro. …
Último punto: España ha reaccionado siempre mal y lento a los desafíos que la libertad de territorios bajo su poder le han planteado…no por nada perdió su imperio colonial en América Latina, así que creo que harían mejor en buscar argumentos para convencer a los catalanes y menos amenazas…el miedo ya no rinde frutos