Un dolor dificilmente reconocible, algo nuevo, nada que ver con una migraña, refiere un paciente, solamente cuando voy a tener un encuentro sexual; bien antes, durante o después del orgasmo, cuando el sexo causa dolor.
Sucede y sucede así; un rayo difícilmente soportable atraviesa la cabeza en la zona prefrontal como un estallido, sin preámbulo, sin avisar. El paciente refiere que nunca ha vivido algo semejante y debuta, antes, durante o después del orgasmo. Esto son las cefaleas periorgásmicas; antes, durante o después del coito.
En la actualidad, un uno por ciento de la población mundial refiere este tipo de dolores de cabeza fuertes durante una relación sexual, por lo menos, una vez en la vida. Estas molestias que se asocian al encuentro previo, pueden suponer un treinta por ciento de pacientes; durante el orgasmo, un setenta y posterior, según si se ha tenido antes o no. En la mayoría de los casos hablamos de hombres pero no se precisa la edad. Generalmente son benignas pero eso no exime de tener que hacer un estudio neurológico y psicológico al respecto.
Dentro de las cefaleas primarias, los neurólogos asisten a un cuadro médico referido especialmente por varones, que demuestra que el orgasmo puede no ser placentero; esto es, un súbito dolor que aumenta desde el acercamiento sexual produce un estado que perdura cerca de ocho o diez horas desde que arranca y que resulta en ocasiones insoportable.
Al tomar un analgésico puede atenuarse en parte el dolor, pero el paciente sigue definiendo con claridad que algo no va bien, un dolor crónico se instala entonces en toda la cabeza. Ese tipo de cefalea primaria, ya tiene diagnóstico, tiene lugar por el orgasmo en cualquiera de sus fases, antes, durante o después del acto sexual.
Hipócrates lo definió alguna vez como algo que sucedía ante la falta de moderación en la práctica del acto sexual. Esto que a todas luces puede parecer un dolor de cabeza agudo, debe ser consultado con un médico neurólogo, dado que puede esconder algo muy grave que tiene que ver con un tumor que ocupar el espacio dolorido; una vena trombosada; una arteria cervical que se haya disecado o el llamado síndrome de vasoconstricción cerebral reversible.
Las recomendaciones pasan por la abstinencia sexual hasta que se realicen las pruebas pertinentes; angioresonancia y resonancia magnética craneal para descartar los anteriores. Si la entidad que se asocia al dar todo negativo, tiene que ver con la actividad sexual, se trataría como una cefalea primaria aunque la explosión de dolor bilateral e hiperagudo puede hacer que se rechace la práctica porque siempre sucede, refieren los pacientes.
Dejar de fumar, no ingerir drogas o alcohol y tomar analgésicos o antiinflamatorios pueden ser las primeras medidas así como una vigilancia extrema de la tensión arterial. Todo ello previsto una hora antes de iniciar la práctica secual y a sabiendas que la indocmetacina, o los triptanes pueden fallar y solo hablamos de prevención, no de cura.
De igual forma, la gestión de esta cefalea, demuestra que al igual que vino, si no existen problemas ulteriores, se irá en un momento dado.