Valparaíso, ciudad portuaria del centro de Chile, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, sufrió un mega incendio que dejó 15 personas fallecidas, 12.900 damnificadas, 1.140 hectáreas consumidas y más de 2,900 viviendas destruidas, informa Tamara Vidaurrázaga Aránguiz (SEMlac).
Sin embargo, lo que más ha llamado la atención es que la Corporación Nacional Forestal (Conaf) reveló al diario electrónico El Mostrador que, en agosto del año pasado, la entidad pública envió un informe técnico a las autoridades locales, identificando las zonas de peligro de incendios forestales, incluidos justamente los tres cerros incendiados.
El documento proponía medidas de prevención como cortafuegos y limpieza de micro basurales, pero se archivó sin tomarse las medidas sugeridas. El presidente de la Federación Nacional de Sindicatos Regionales de Conaf (Fenasic), Daniel Ariz, indicó a El Mostrador que nada de lo señalado en el informe se hizo: «Tal vez con el manejo de la vegetación, la limpieza de quebradas y la confección de cortafuegos no se habrían quemado tantas viviendas», señaló.
Agregó el especialista: «No digo que no se habría quemado ni una casa, pero sí que tal vez podría haber habido un impacto menor. Hay que tomar en cuenta que las condiciones ambientales fueron muy extremas, el viento se confabuló para que el fuego se expandiera rápido. No está cuestionado. Pero hay un problema de recursos».
Ariz explicó que, además, las brigadas anti incendios de la Conaf disminuyen en el otoño y que, desde el 31 de marzo, de las 20 brigadas que hay en la región, quedaron solo 11 activas, medida rechazada por los trabajadores de la institución que, en enero, hicieron pública esta situación.
El incendio comenzó el sábado 12 de abril y se reanudó el domingo en la noche, y podría tardar hasta 20 días en extinguirse completamente, según indicaron las autoridades. Entre quienes fallecieron, 14 personas fueron por directa relación con el fuego y una fue víctima de un paro cardiorrespiratorio.
La ministra de Salud, Helia Molina, anunció el lunes 14 la medida de alerta sanitaria en la Región de Valparaíso, con el fin de controlar cualquier foco infeccioso debido a las malas condiciones en que se encuentran muchas de las personas que han perdido todo lo que tenían. Esta medida se suma a la determinada por la presidenta Michelle Bachelet, quien el mismo día del incendio declaró zona de catástrofe la comuna portuaria, lo que permitió sacar a las calles a efectivos de las Fuerzas Armadas para cuidar y evacuar a la población.
Según la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi), el fuego comenzó pasada las 16:30 horas, en una zona conocida como camino La Pólvora, a lo que se sumó un segundo foco en el fundo Las Cenizas. Al momento, son tres los cerros que fueron destruidos por las llamas, en los cuales había campamentos nacidos de tomas de terreno, y también barrios antiguos y sólidos. Según revelaron las investigaciones, el siniestro se habría vuelto incontrolable debido a vientos fuertes de hasta 70 kilómetros por hora; sin embargo, la nueva información respecto a informes que habían prevenido el problema indican que el resultado final no se debió únicamente a causas naturales, sino a falta de recursos o de voluntad para cumplir con las labores de prevención sugeridas por especialistas.
Las autoridades solicitaron que la gente no se traslade a las zonas de la catástrofe, para facilitar los trabajos de extinción del fuego y retiro de escombros, pero muchas familias damnificadas están durmiendo en carpas cercanas a las zonas destruidas por temor a perder lo poco que les quedó que, en muchos casos, se trata de chatarra que pretenden revender para sacar algo de dinero.
Las clases básicas y secundarias estuvieron suspendidas toda la semana, pero se retoman este lunes, aunque aquellos establecimientos que se encuentran en la zona de la catástrofe o se están utilizando como albergues continuarán sin clases hasta un próximo aviso.
Las universidades de la zona también suspendieron las clases por el incendio, puesto que los estudiantes se encuentran colaborando con la emergencia, ya sea limpiando escombros en las zonas afectadas o colaborando en los albergues. Una parte del estudiantado, además, también ha sido víctima directa del siniestro.
Voluntariado de distintas partes del país se está movilizando de manera particular para reunir ayuda para Valparaíso y colaborar con la remoción de escombros en la zona.
Las personas que perdieron sus casas dijeron por televisión que no contaban con agua para frenar las llamas, ya que una vez a la semana compraban la que les llevaban camiones. Además, denunciaron la falta de baños químicos para el voluntariado y las familias afectadas que se encuentran removiendo escombros.
Este no es el primer incendio que afecta a Valparaíso, puesto que sus pintorescos cerros tienen muchos campamentos irregulares, sin acceso al agua potable y con muchos escombros. En febrero de 2013, un total de 1200 personas resultaron damnificadas y 105 viviendas destruidas. La ministra de Vivienda, Paulina Saball, indicó que en la zona afectada había cinco campamentos, pero que en la reconstrucción hay que generar otro estándar de seguridad para estos cerros.
La catástrofe sucedió a menos de una semana del terremoto grado 6,5 que causó mucha destrucción en el norte del país, y que además tuvo múltiples y fuertes réplicas que destruyeron inmuebles que habían resistido el primer remezón.
La UNESCO ofreció ayuda a Chile para salvaguardar el barrio histórico de la ciudad portuaria de Valparaíso, inscrito en la lista del Patrimonio Mundial desde 2003 y en peligro potencial por el grave desastre.
El Laboratorio de Criminalística de Carabineros sigue investigando las causas de origen del incendio, sin embargo ya ha hecho pública la primera hipótesis que señala a dos aves calcinadas en el tendido eléctrico como las detonantes del fuego.
