Un segundo acuerdo alcanzado por el gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla de las FARC supone un paso crucial para la paz en Colombia, pues abre la posibilidad de que miembros del grupo insurgente participen en política y de que el país andino abandone su rol como orientador de la extrema derecha en el continente, ha señalado a Andes el congresista opositor colombiano Iván Cepeda.
“Yo creo que es un acuerdo de una gran importancia que tiene que ver con un tema crucial sin el cual es difícil hacer la paz en Colombia y que tiene que ver con ampliar las garantías de carácter democrático para la participación política», dijo el representante a la Cámara y miembro de la Comisión de Paz del Congreso de Colombia.
«Lo que hemos escuchado en el comunicado que se ha leído en La Habana es un compendio de mecanismos nuevos, de procedimientos e instancias para la participación política no solamente de los partidos de oposición sino también de los movimientos sociales, de comunidades que han sido históricamente reprimidas o excluidas en Colombia. Creo que con este nuevo acuerdo se comienza ya a prefigurar la posibilidad de la paz o por lo menos de un acuerdo de paz en Colombia», agregó.
Iván Cepeda ve con optimismo el anuncio de un acuerdo entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP) y el gobierno de ese país suramericano.
Desde Bogotá y en entrevista telefónica con la Agencia Andes, Cepeda dijo que se suma al criterio del presidente uruguayo José Mujica, quien ha dicho que el tema prioritario hoy para América Latina es la paz en Colombia.
“Colombia debe dejar de ser el laboratorio de la guerra y de la intervención extranjera para el resto de América Latina. Colombia debe dejar de ser el país que emite la orientación de la extrema derecha en el continente y la mejor manera de derrotar a la extrema derecha es la paz”, aseguró.
Este es el segundo punto que logra resultados en la mesa tras la firma de acuerdos en el tema del desarrollo agrario integral, con lo que las partes buscan terminar con el conflicto más largo de la historia del continente, con casi medio siglo de vigencia.
Consultado sobre si este acuerdo otorga garantías para evitar una masacre de opositores como la sucedida en Colombia con los miembros de la izquierdista Unión Patriótica (UP), Cepeda aceptó que en el documento leído existen elementos para eso: “Hay algunas pistas sobre cómo podría ser eliminado el peligro de una nueva ola de violencia y de genocidio contra la izquierda colombiana, como se ha perpetrado antes”, comentó.
Cepeda vivió en carne propia estos asesinatos pues su padre, el senador izquierdista Manuel Cepeda Vargas, fue asesinado en 1994 por agentes del Estado. En el momento de su asesinato en Bogotá -el 9 de agosto de 1994-, Cepeda era el único representante en el Senado la UP, organización política ligada al Partido Comunista de Colombia. Las autoridades presumen que su muerte fue ejecutada en una operación coordinada entre el ejército y escuadrones paramilitares de derecha.
A criterio de Iván Cepeda, quedan aún por discutir temas muy importantes en esa dirección: el tema de la finalización de conflicto, de los derechos de las víctimas, la eliminación del paramilitarismo en Colombia, el asunto de cómo va a cambiar la composición y la doctrina de las fuerzas militares y de los organismos de seguridad del Estado, cómo se va a producir el abandono de las armas de la propia guerrilla.
Aunque hay analistas que afirman que el anuncio de este acuerdo tiene que ver con la proximidad de las elecciones en el país cafetero, el congresista aseguró que seguramente habrá ese tipo de cálculos pero es optimista por la presión que estos logros puedan ejercer sobre el nuevo gobierno que sea elegido: “Aquí lo sustancial es que se ha acumulado un segundo acuerdo que hace que, sea cual sea el gobierno que venga, tendrá que asumir que hay ya un acumulado importante en La Habana. Sobre esa base, creo que es profundamente benéfico para el futuro político del país este nuevo acuerdo”, concluyó.
El comunicado conjunto de las partes, leído la víspera, anunció la ampliación de los derechos y garantías para el ejercicio de la democracia, el pluralismo, la participación y la cultura política.
Tras 16 rondas de conversaciones, que tienen a Cuba y Noruega como países garantes y a Venezuela y Chile como acompañantes, las partes continuarán avanzando en los restantes puntos de la agenda: solución al problema de las drogas ilícitas, el fin del conflicto en sí, las víctimas y los mecanismos de implementación, verificación y refrendación.
Espero vivir para alcanzar a ver un acuerdo de paz en Colombia que permita a ese agradable país y maravillosas gentes, a tener una sociedad en completa armonía.
En 1982-1983 estuvieron cerca, pero aquellos que llegaron a acuerdos y se integraron plenamente a la sociedad formal, fueron muertos por detractores de los acuerdos de su misma ideología.