El vicepresidente de Colombia, Angelino Garzón, instó a la comunidad internacional para que presione a la guerrilla en la mesa de negociación en la Habana y se firme la paz este año 2014: “Lo mejor es dialogar, que no disparar, si bien, hay que presionar a la guerrilla para llegar al acuerdo de paz”, informa Carmen Chamorro.
En el Forum Europa celebrado en Madrid, Angelino Garzón recordó que el conflicto armado que se inició con un solo grupo guerrillero hace 50 años, hoy se extiende hacia las bandas criminales, el narcotráfico y el ELN. No alcanzar un acuerdo no dañará al presidente, Juan Manuel Santos, sino a la democracia y al pueblo colombiano en su derecho a vivir tranquilo, dijo.
Añadió que lo más revolucionario que puede hacer la guerrilla es firmar el acuerdo este año y respetar el derecho de la población a vivir en paz y tranquilidad. Y defendió que, mientras estén dialogando con el Gobierno, éste tiene que dar garantías de seguridad y discreción a los terroristas. A esta necesidad atribuyó el que el Ejecutivo colombiano haya descartado reunirse con las FARC y el ELN en Cuba.
En su intervención, Garzón criticó a Estados Unidos por seguir cuestionando la situación de los derechos humanos en Colombia, según se refleja en un informe que acaba de elaborar el Gobierno norteamericano. ¿Quién le ha autorizado?, preguntó: “Es una intromisión. Es como si Colombia analizara la situación de los derechos humanos en Estados Unidos. Y no saldría bien parado”, advirtió, recordando el caso de Guantánamo.
Garzón agradeció en el Fórum Europa que el Gobierno español se haya querido “echar al hombro” la lucha por la supresión de la exigencia de visado a los ciudadanos colombianos para entrar en la UE, que recientemente aprobó el Parlamento Europeo, y alabó la labor del presidente, Mariano Rajoy, por su empeño en este logro.
Hace más de tres décadas estuve un año en Colombia, país de entorno y personas muy agradables, que realmente con mayor paz y armonía sería un gran destino para vivir para cualquiera.
En esa época ya existieron grandes gestiones, acuerdos que parecía culminarían con una paz duradera, iniciativa del gobierno del Presidente Belisario Betancourt, político bien afable, respetado y que transmitía seriedad; era del partido Conservador, pero ocurría que era en diversos aspectos más liberal que los liberales. Incluso había gente que se impresionaba porque alguna vez -¡increíble!-, me contaron, en un semáforo resulta que en un automóvil al lado estaba Betancourt y conduciendo él mismo.
Los acuerdos obtenidos con directivos y grupos de la guerrilla, se iban destruyendo porque otros sectores guerrilleros no lo aceptaban e iban dando muerte a los dirigentes incorporados a la sociedad que habían colgado las armas y se habían integrado formalmente al quehacer político.
Ahora, nuevamente es como si estuviera viendo como una misma película, con los mismos protagonistas, pero ahora «interpretados» por sus hijos.