Corresponsales de EFE y Notimex trabajan para el Gobierno de Guatemala

Dos corresponsales de agencias internacionales, encargados de elaborar noticias sobre Guatemala y su Gobierno que después se difunden por buena parte del mundo hispanoparlante, brindan al mismo tiempo servicios técnicos a la Secretaría de Comunicación Social de la Presidencia, una de las fuentes de información que aparecen de manera habitual en sus notas y la encargada de la estrategia de comunicación y propaganda del Gobierno.

Según una información de Dani Villatoro en Plaza Pública, Oscar René Oliva, de la Agencia Centroamericana de Noticias Acan-EFE, y Pablo Palomo Reyna, de la mexicana Notimex, forman parte del listado de quienes, con contrato 189, le prestan servicios técnicos a la secretaría que dirige el experiodista Francisco Cuevas.

Oliva trabaja para el Gobierno desde abril de este año y goza de un contrato de seis meses por un monto de Q49 mil, un promedio de Q8,100 al mes, por “corregir, editar y estructurar la información periodística”, según los registros de la Secretaría de Comunicación Social de la Presidencia (Scspr). Palomo recibió Q70 mil en honorarios por seis meses de asesoría técnica en redacción de documentos, comunicados, libretos y notas periodísticas relacionados a la presidencia, que equivalen a Q11,600 por mes, entre febrero y julio del 2013. A partir de agosto, con un nuevo contrato, Palomo recibirá Q50 mil por el trabajo de los últimos cinco meses del año.

Pese a que el contrato habla de edición, Palomo niega tener capacidad de decisión sobre los contenidos y describe su labor como algo más próximo a la corrección de la Agencia Guatemalteca de Noticias y de la propia Secretaría, en horario flexible.

El rango en el que se mueven los salarios en los medios de comunicación para la labor que, según dijo Palomo, desempeñan en la dependencia presidencial está, grosso modo, entre Q2500 y Q6000 por trabajo de tiempo completo.

Aunque los códigos éticos o de conducta de sus agencias establecen que recibir dinero de parte de una fuente de información es una práctica indebida y que conlleva un conflicto de interés, ni Palomo ni el secretario de Comunicación, Francisco Cuevas, opinan que devengar honorarios les ponga en dicha situación.

Antes de obtener un puesto en el gobierno de Otto Pérez Molina y de ser viceministro de Seguridad durante el de Álvaro Colom, Francisco Cuevas fue corresponsal de la cadena mexicana Televisa en Guatemala y compañero de coberturas de Palomo y Oliva. La razón por la que el Secretario de Comunicación les contrató fue, según declaró Cuevas, que ambos cumplen todos los criterios de calidad y conocimiento para las asesorías. Cuevas indicó que cuando venzan, sus contratos serán renovados dada la calidad de la asesoría de ambos corresponsales.

En septiembre, venció el de Oliva. Según información de la secretaría, ya fue renovado.

En repetidas ocasiones se intentó obtener la versión de este corresponsal de Acan-EFE. Aunque en un primer momento, Oliva negó estar contratado por la secretaría de gobierno, luego lo admitió y prefirió no responder a las preguntas. Carlos Arrazola, delegado de la agencia en Guatemala, declinó hacer comentarios por no contar con información precisa.

A juicio de Palomo no hay ningún choque de intereses dado que él no decide sobre las publicaciones de la secretaría y se limita a corregir aspectos estilísticos y ortográficos, pero admitió que en su trabajo de corresponsal la presidencia y su Secretario de Comunicación son fuentes habituales porque revisten interés internacional, y que es común que los comunicados de ministerios o de la Presidencia que revisa en la secretaría, terminen convirtiéndose en textos que envía a Notimex, añadiéndoles contexto. Recibir honorarios y tener una relación de dependencia, opina, no condiciona en manera alguna su otro trabajo. “No importa si es Francisco Cuevas o el Presidente”, dijo. Él trabaja los textos para Notimex con declaraciones citadas e información verificable.

Palomo trabaja a tiempo completo –feriados y fines de semana incluidos, según sus palabras– como único corresponsal en Guatemala de Notimex, la Agencia de Noticias del Estado Mexicano.

Salvador Borja, subdirector de información de Centro y Sudamérica de Notimex, rechazó hacer comentarios en nombre de la agencia, pero expresó que mientras la corresponsalía de Palomo cumpla con los estándares periodísticos establecidos no existe ningún problema.

El código de ética de Notimex ordena a sus trabajadores “rechazar cualquier acción, influencia, soborno o interés” que pueda interferir en el tratamiento imparcial de los hechos que reportan. Y su código de conducta prohíbe que sus trabajadores se involucren en situaciones en las que sus intereses personales puedan entrar en pugna con los intereses de la agencia e identifica como un potencial conflicto de interés “cualquier situación en la que existe la posibilidad de obtener un beneficio económico o de cualquier tipo” ajeno a los que le corresponden al periodista por su puesto.

En el mismo sentido, el estatuto de la redacción de EFE indica que “los miembros de la Redacción en plantilla no podrán trabajar simultáneamente en publicidad, relaciones públicas, asesoría de prensa y de imagen o actividades similares”.

Por su parte, Alfredo Aycart, director general de EFE en América, subrayó que la reputación de la agencia está ligada al servicio a la verdad y no autoriza que sus periodistas trabajen o colaboren con los gobiernos, pero opina que verificar si Oliva incurrió en un conflicto de interés es algo que precisa mayor investigación.

Los códigos deontológicos del periodismo tienen una doble utilidad. Por un lado, orientan al periodista con respecto a lo que puede o debe hacer. Por otro, cuando son públicos, le sirven al lector para entender cuáles son los límites de cierto medio o agencia con respecto al manejo de la información y así conferirles mayor o menor credibilidad. En el caso de las agencias, su transparencia e independencia con respecto a las fuentes y la calidad de sus publicaciones son clave para que una empresa periodística decida contratar sus servicios y los lectores les den crédito. Gustavo Berganza, periodista e investigador del sistema de medios en Guatemala, considera que en estas contrataciones existe un conflicto ético: “Para un periodista, firmar un convenio con una fuente de información debería implicar que no le dará cobertura mediática”. Berganza considera que en este caso la credibilidad de las agencias está en juego y que estas contrataciones ponen en riesgo el ejercicio honesto y balanceado del periodismo. Berganza también expresó que al trabajar para una institución, el contratado tiende a ser más contenido al hablar sobre la organización que le brinda empleo para no poner en riesgo su trabajo.

Plaza Pública revisó algunos artículos de ambas agencias durante este periodo y no percibió cambios sensibles en sus líneas informativas.

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