En periodistas-es.com llevamos más de diez años informando de cómo los activistas de derechos humanos tienen dificultades para ejercer la libertad de expresión y cómo desde las oenegés se les han facilitado soluciones para poder relacionarse en el ámbito internacional desde sus equipos informáticos o dispositivos móviles ocultando su identidad y eludiendo la censura para evitar consecuencias graves.
Tecnológicamente esas soluciones son las VPN o redes privadas virtuales que permiten conectarte a Internet a través de un canal cifrado que asegura la privacidad en línea y protege los datos sensibles que permiten localizar e identificar a los usuarios.
La pandemia por la COVID-19 afectó directamente desde los primeros meses de 2020 a las condiciones de trabajo, millones de empleos tuvieron que desempeñarse mediante el teletrabajo, la enseñanza también tuvo que adaptarse y si bien en los niveles de primaria o secundaría no ofrecían niveles preocupantes de riesgo, en la enseñanza superior sí era necesario proteger fuentes de información y derechos personales, o colectivos que quedaban expuestos en las conexiones tradicionales de acceso público a las redes por cable o wifi que no permiten ocultar direcciones IP o que la navegación sea privada.
Y es en este escenario donde empresas y profesionales de diversos ámbitos, y también amplios colectivos sociales, comenzaron a necesitar información para configurar redes privadas virtuales (en inglés, Virtual Private Network, VPN) y conseguir una extensión segura en Internet, para poder enviar y recibir datos sobre redes compartidas o públicas como si fuera una red privada.
En aeropuertos o terminales de la alta velocidad es común acceder ahora a través de la wifi pública y se hace indispensable no comprometer la seguridad de nuestros datos, pero las VPN tienen también otras ventajas de las que pueden beneficiarse diversos colectivos.
Por ejemplo los aficionados a los juegos para poder disfrutar de novedades o jugar con residentes en el extranjero en los mismos servidores, los aficionados al cine y las series podrán acceder en otros países a los servicios de streaming de bibliotecas como Netflix, HBO o Prime Video de Amazon, o los usuarios de móviles podrán ahorrar datos de Internet móvil y acelerar la conexión mediante el bloqueo de la publicidad.
Hay diversas opciones para ocultar las direcciones IP, pero los expertos recomiendan las VPN porque al enmascarar la dirección IP que se tiene asignada es imposible vincularla a una actividad en línea, ya que la dirección IP real se reemplaza con la IP del servidor VPN que se haya elegido, y además es posible cambiar rápidamente de servidor para tener acceso rápido y sin restricciones a cualquier sitio web.
El recurso al teletrabajo para evitar el contagio de millones de trabajadores ha incorporado a la vida laboral la necesidad de evitar la vigilancia y la censura de las empresas, y enmascarar la IP lo impide.
Además, permite eludir los filtros que usan las empresas y acceder a contenido restringido geográficamente, porque algunos servicios de transmisión muestran contenido diferente en diferentes países, se utiliza el bloqueo geográfico para limitar sus servicios a países concretos, pero si se oculta la IP, la aplicación no sabrá desde dónde se establece la conexión, y así se puede acceder a un servidor VPN en el país que desee y obtener acceso a las mejores bibliotecas.
Otra utilidad de las VPN en la sociedad global de consumo es evitar la discriminación de precios que se produce en los billetes de avión, hoteles y algunos servicios de turismo, que pueden ser diferentes según el lugar desde el que inicie sesión, y con un cambio de servidor se puede acceder a las mejores tarifas.