El término coworking se emplea para referirse a una forma de trabajo que ‘permite a profesionales independientes, emprendedores y pymes de diferentes sectores compartir un mismo espacio de trabajo, tanto físico como virtual, para desarrollar sus proyectos profesionales de manera independiente, a la vez que fomentan proyectos conjuntos’.
Aunque el término es ampliamente conocido en el ámbito empresarial y especialmente entre emprendedores, como muestran diferentes titulares de noticias: «EI coworking se perfila como una alternativa creativa de bajo coste», «En la actualidad existen espacios coworking en diversas ciudades como Madrid, Barcelona, Palma de Mallorca, Bilbao,…»; la Fundación del Español Urgente (Fundéu) recomienda, en lugar de la palabra inglesa coworking el uso del neologismo cotrabajo, porque lo considera un término bien formado en español y adecuado para sustituir al anglicismo.
Pero los emprendedores y especialmente las pymes del sector digital, prefieren referirse a los coworkings para trabajar porque, como detallan en iniciativas como Coworkingfy, desde compañías transnacionales a startup innovadores prefieren disponer de espacios con diferentes configuraciones pero con acceso a las últimas tecnologías ofimáticas y de comunicaciones.
Hay que añadir a las preferencias citadas, que el crecimiento del alquiler de oficinas se sitúa en niveles precrisis y la recuperación económica permite a las empresas hacer más inversiones en grandes ciudades estratégicas que facilitan el desarrollo de todo su potencial creativo, y por ello, el alquiler de oficinas, especialmente en las grandes capitales españolas, se ha incrementando de una manera considerable este año 2019.
En el imaginario colectivo del mundo de los emprendedores están iniciativas de éxito mundial que se iniciaron en sótanos y garajes, como Apple, Google, Microsoft o Amazon, pero emprender un negocio nunca ha sido fácil, o abrir una primera delegación en otra ciudad o país puede suponer inversiones iniciales que paralizan el proyecto, y por ello desde el trabajo colaborativo en el que se compartía el conocimiento se ha evolucionado a compartir también recursos y servicios que han acabado confluyendo en el coworking, como plataforma que permite que una iniciativa empresarial se pueda conectar y prosperar.
En la iniciativa antes citada de Coworkingfy detallan un decálogo de ventajas para decidirse por este sistema para lanzar iniciativas o instalarse en nuevas localizaciones: flexibilidad laboral en cuanto a horarios y periodos de alquiler, descartar la soledad y el aislamiento al insertarse en una comunidad de profesionales dispuestos a interactuar, colaborar y beneficiarse mutuamente; fomenta hacer networking y crear una comunidad dispuesta a colaborar, desarrollar negocios y crecer profesionalmente; visibilidad e impulso de negocios a través de la red de contactos que se crea; reducción de gastos y ahorro; trabajo con equipamiento y últimas tecnologías; pasar de rivalidad laboral y jerarquías porque el ambiente de trabajo es de colaboración; evitar las distracciones; ambiente de inspiración, creatividad e innovación; con un resultado final de mejora la productividad.
Estamos por la tanto ante la oportunidad de desarrollar proyectos en grandes ciudades españolas que se han configurado como motores de la economía facilitando el turismo de negocios, ofreciendo espacios para convenciones y ferias internacionales, y dando paso a iniciativas privadas que facilitan recursos materiales y tecnológicos en espacios que además se benefician de la movilidad urbana.
Y no se trata solo de soluciones de coworking en grandes ciudades y áreas metropolitanas como Madrid y Barcelona, sino también en otras con una gran proyección internacional como Córdoba, Las Palmas, Zaragoza, Sevilla, Málaga, Bilbao o Valencia.