El título Crónica de una casa real rinde homenaje a dos obras de teatro, La venganza de Tamar y Los cabellos de Absalón, escritas respectivamente por Tirso y Calderón de la Barca sobre el tema bíblico del rey David y su herencia, lo que va a dejar a sus hijos cuando el castigo por sus pecados se cumpla inexorable.
Esto marca el arranque y es el leit motiv de la obra, ahora como entonces, y dentro de él, se han añadido toques hilarantes de actualidad y otros humorísticos alusivos a la excepcionalidad del tema que, sin quitar riesgos al verso, lo aligeran. No hay que perderse ni una palabra, merece la pena estar muy atentos porque los finales, sobre todo las sílabas finales de cada verso, son una sorpresa que marca la transición y a veces, cuando toca, también el cambio de sala.
Porque estamos en La pensión de las pulgas, hemos de rotar de sala en sala para seguir el argumento y no sabemos lo que nos espera, dado el horror de los caracteres y su tendencia fatal al golpe de efecto: de la risa, al llanto; del llanto a la determinación, todo cambio explicado en sutil verbo hábilmente enlazado como al desgaire.
Hay música muy bien traída, hay cante y baile muy enraizado en la tradición israelita, hay un uso muy eficaz de las nuevas tecnologías que aligera los momentos más dramáticos.
Por otra parte, la obra adquiere toda su feroz actualidad al poner en escena la rivalidad entre jóvenes y viejos, ya que éstos se resisten cada vez más a dejarles a aquéllos el paso libre a sus cargos y a sus posesiones, también a su personalidad creadora, según dicen los que la tienen. La lucha intergeneracional está servida, aunque ahora los hijos no tengan ya que pagar por la sombra del padre.
He aquí el argumento:
Tras una tregua establecida con el ejército enemigo, Amón y Absalón, los hijos mayores del rey David, vuelven a su casa a la espera del regreso del padre. Amón, el primogénito y heredero al trono, descubrirá que se siente atraído por su hermana Tamar y se recluye en sus habitaciones para que ni su padre ni sus hermanos sepan de su pasión. No obstante, alentado por su hermano Salomón, Amón violará a Tamar. Este acontecimiento será utilizado por Absalón para asesinar a Amón vengando a Tamar y convirtiéndose así en el heredero primogénito. El enfrentamiento con su padre llevará a Absalón a dar un golpe de estado en el que perderá la vida. David entregará finalmente la corona a Salomón.
Nada se oculta de este terrible argumento. Nadie parece ser inocente y todos acaban tocados. Estamos ante una brillante oportunidad de conocernos mejor a nosotros mismos como sociedad y como individuos. A reconocernos, también. Como se reconoce Salomón en los dorados del techo de esta portería que en adelante será sólo suya, su templo soñado.
- Versión: Gustavo Galindo
Dirección: Gustavo Galindo, Mamen Camacho
Intérpretes: Germán Torres, Gustavo Galindo, Jesús Gago, Iván Luis, Paloma Córdoba
Escenografía, iluminación y espacio sonoro: Teatro Galo Real
Vestuario: Teatro Galo Real, Jesús Vallés (Vallés Couture)
Asesoría de verso y coreografía: Mamen Camacho
Versión: Gustavo Galindo
Ayudantía dirección: Beatriz Sáiz Nuñez
Fotografía: Marta Cofrade
Cartel: Bárbara Magdalena
Producción: Teatro Galo Real
Fechas: Sábados de marzo a las 18 y Domingos a las 13 horas
Lugar: La Pensión de las Pulgas (Calle Huertas, Madrid)