El ciclo De la Frontera del que ya reseñamos a la Memole, personaje complementario de Melchora Ortega, sigue por sus fueros en la Sala Paúl, con otros ilustres fronterizos, como Ultra High Flamenco (UHF) y el bailaor y coreógrafo Marco Flores., en el marco del XXI Festival Flamenco de Jerez
Esta es una nueva andadura de UHF, que en palabras de su portavoz, el contrabajista Pablo Martín Caminero, tendrá disco antes de fin de año. Siguen los tres que llevan años juntos, además de Pablo; el violinista Alexis Lefevre y el gran Paquito González en la percusión. Se incorporan la guitarra flamenca de José Manuel León y como artista invitada la bailaora Rosario Toledo.
Todos tienen currículos contundentes. El vasco Pablo Martín Caminero, de formación clásica y vocación flamenca, se diversifica actuando tanto en conciertos de flamenco, de jazz, clásicos y barrocos. Pero el flamenco tira, aunque sea en la frontera. Un sanluqueño, Paquito González, maestro de la percusión y auténtico virtuoso del cajón, galardonado por el Festival del Cante de las Minas de la Unión a la Didáctica del Flamenco; un algecireño, el guitarrista José Manuel León, de la misma tierra que Paco de Lucía. Su guitarra es flamenca y jazzera y su carrera artística incluye colaboraciones con grandes artistas y proyectos propios. Y ¿qué decir de Alexis Lefevre, parisino que emigró a Argentina y luego a Sevilla donde se enamoró del Flamenco? Su violín ha estado con Vicente Amigo, Tomatito, Raimundo Amador, El Lebrijano, Diego Amador, Dorantes, Joaquín Grilo, (inspirador de UHF) Javier Barón, Tino di Geraldo, Andrés Marín y…más. De Cádiz tuvo que ser esta bailaora gitana, Rosario Toledo. Mucho ha llovido desde que se licenciara en Danza Española en el Conservatorio de Sevilla. Desde entonces ha estado en todas partes, en todos los festivales grandes, en muchos grandes proyectos, en casi todos los continentes. Ahora junto a UHF, aparece en una nueva dimensión musical, en un flamenco instrumental intimista y seductor a golpe de su punta y tacón.
El concierto
Es flamenco en otra dimensión, mejor dicho en otras dimensiones, pues su sonido rico en encajes instrumentales puede inspirarse tanto en mitos del jazz como en un nuevo flamenco sinfónico. Comienzan con una introducción con protagonismo a cuatro, toda una presentación de las calidades de su trabajo.
Rotaciones de cuarteto a trío, dúos en conversaciones cómplices, solos y silencios, espacios de danza, tangos o seguiriyas y la actuación magistral de Rosario Toledo luciendo, haciendo volar, envolviéndose y escondiéndose bajo un mantón espectacular, bordado blanco sobre seda negra. Todos son compositores y ahí van dejando sus músicas con nombre y ritmo propio: Calle 84 de Alexis Lefevre, que baila Rosario con un vestido/guante transparente, negro sobre blanco, no hay postura ni figura de danza que ella no ejecute. Otra composición de Lefevre, Positango y a continuación Pablo Martín Caminero intenta convencer de que Vitoria/ Gasteiz es tierra de soleá y para dar testimonio de ello el cuarteto interpreta la Soleá de Gasteiz que suena como dice Pablo a concepto vasco de soleá, a palos propios de Gasteiz ¡más gastronómicos que musicales…! El bajo, como no, es protagonista, en buena compañía de guitarra y violín. Se echa de menos la percusión. El bajo suena intimista, la guitarra tiene aromas algecireños, un dúo ultra high.
José Manuel León anuncia un tema compuesto por él para la guitarra, Positivo. Le acompañan todos. Y suena ¡positivo! No suena a flamenco-jazz, suena a flamenco-sinf. El violín inicia una fuerte percusión sobre madera. Todos percuten, con resultado de atonalidad genial. El flamenco queda un tanto lejano.
Llega el esperadísimo solo de percusión de Paquito González, con cajón y pandereta. Maestría total, emoción de alto voltaje. Se lleva los más sonoros aplausos de la noche.
Trío de cuerda por bulerías con una Rosario Toledo que baila en clave artístico – humorística, vestida de rojo con un pie calzado y otro descalzo. Y ahí empiezan los juegos de calzarse, descalzarse y de jugar con los zapatos como si fueran castañuelas, con originalidad y arte lleno de humor. Es consciente de estar en la frontera. Es la bulería Sirimusa de José Manuel León.
De nuevo por palos de Gasteiz, Soy republicano por tangos con gran solo de Paquito y luego Bulerías de Gasteiz, tan gastronómicas que dan hambre. Continúa el cuarteto con sus rotaciones para una Seguiriya compuesta por José Manuel León. Y otra pieza compuesta por Alexis Lefevre, La Tanguillera, del disco editado por el cuarteto en 2011, Bipolar, con otro guitarrista. Alexis parece entrar en éxtasis, percutiendo en clave atonal sobre su violín, en un estremecedor solo sobre el silencio. Pues sí, esto es flamenco sinfónico, de pasión, llanto y queja. Se unen los demás, hay complicidades a dúo, entre contrabajo y guitarra y entre Alexis compitiendo con Paquito en la percusión. Cajón, madera y metal.
Un final lleno de solemnidad por seguiriya. Rosario va vestida con traje de cola de terciopelo verde. Zapatea punteando y taconeando. Se quita el vestido sobre el escenario, con el arte que ella tiene. Se queda en top y pantalón, para marcarse un largo zapateado cien por cien masculino. Rosario se transforma en bailaor. En la frontera. Punta y tacón, creando percusión y música, disminuyendo lentamente el ritmo hasta vibrar como lo hiciera antaño Antonio Soler. Es bellísimo, no hay palabras. Es Flamenco.
Marco Flores, Con nombre propio
El bailaor gaditano Marco Flores es un habitual del Festival de Jerez y de otros grandes festivales, nacionales e internacionales. Esta vez se presenta en el ciclo De la Frontera acompañado por Jesús Núñez a la guitarra, Mercedes Cortés al cante y Ana Romero al compás, su elenco en el espectáculo Tránsito desde su estreno en el Festival Suma Flamenca de Madrid en 2012, dos años después de formar compañía propia.
Bailaor, coreógrafo, director y productor, nació en Arcos de la Frontera, empezó de autodidacta cuando era un chavalín, luego tuvo como maestros a Antonio Canales y Javier Latorre. Empezó bailando por los tablaos pero enseguida fue contratado por la compañía de Sara Baras y más tarde por la de Rafaela Carrasco. Otro paso adelante como coproductor y codirector de sus propios espectáculos junto a Manuel Liñán. Y el paso definitivo por ahora lo dio en 2010 creando la Compañía Marco Flores que se estrenó con el espectáculo DeFlamencas.
En el XXI Festival de Jerez se presenta con Tránsito en la Sala Paúl. Se autodenomina como un artista a la búsqueda de su identidad desde su presente personal y creativo. Y para ello vuelve la mirada al pasado, para revisar el camino ya realizado y desde ese punto orientarse hacia su identidad futura. Aquí y ahora Marco Flores se plantea ‘la vida como reto, y sobre todo el encuentro con su identidad artística, hacen que su baile se encuentre en un continuo tránsito’.
El baile
Y por ese tránsito arranca su baile, en solitario, sin más música que la que él crea con su zapateo a punta y tacón, atravesando toda la escena. Va surgiendo un cante invisible, pero sonoro, con música de Juanito Valderrama, por Temporera, siega y trilla al compás de doce tiempos, por bulerías, que le marcan la guitarra de Jesús Núñez y el cante de Mercedes Cortés. Baila bien el gaditano, tiene un estilo muy propio, muy de Cái, en sus dinámicas corporales.
Las músicas, originales y arreglos, son de José Luis Montón y Jesús Núñez y se van alternando a partir de ahora, primero en esos “6 Cascabeles” Trilla y Cabal por toná de trilla que luego cambia a seguiriya cambiá. Flores explora los modos y tonos del flamenco de hace un siglo más o menos. Su baile es auténtica experimentación, lleno de creatividad.
Que bonito este “Tu dises…” una gran composición de Jesús Núñez por malagueña, jabera, fandango del Albaicín y verdiales. Todo un reto para la guitarra, el cante, el baile y las palmas. Es la pieza grande del espectáculo. Flores acaba sin respiración, tras su difícil ejercicio de cambios de compás y estilo. Es un bailaor diferente, sin duda. El cante de Mercedes Cortés, se supera en matices vocales, que pasan del extremo de cante casi religioso al festero, con entonaciones soberbias.
La copla Te he de querer mientras viva es un hito del cante de Mercedes Cortés en su desgranar de quejas de amor con un preciosismo difícil de conseguir. Una gozada. Y el final de fiesta por Alegrías, cante, toque y compás marcando el paso al bailaor. Él es la frontera que da nombre a este ciclo de la Sala Paúl. Como si fuera un tablao flamenco, las sillas al fondo y todo el espacio frontal para él. Alegrías por cantiñas y jaleos, la expresión corporal del bailaor se desparrama por la escena y cierra con una salida súbita, seguido de guitarrista y cantaora.
OFF. Este extraño nombre en este contexto, es el de la no menos extraña composición coreográfica final. Solos en escena, la palmera Ana Romero y el bailaor, que va de fronterizo total. Ella le recita, ahora solos tú y yo, tú y yo solos…Pero ella se queda con la palabra en la boca cuando Marco Flores hace un brusco off por el foro…