El Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación entre Cuba y la Unión Europea (UE), refrendado ahora por la eurocámara, abre definitivamente una nueva etapa en las relaciones entre La Habana y Bruselas, que dentro de dos meses comenzarán a trabajar para implementar lo convenido, informa Patricia Grogg[1] (IPS) desde La Habana.
Un aspecto decisivo para la firma de este acuerdo de largo plazo, el 12 de diciembre de 2016, fue la derogación seis días antes de la llamada posición común, una cláusula que condicionaba desde 1996 la colaboración y el diálogo de la UE a la apertura democrática en la nación caribeña e impedía un convenio marco de cooperación.
La revocación de la posición común «aumenta la confianza mutua», dijo a IPS el encargado de negocios de la delegación de la UE ante La Habana, Alain Bothorel.
Sin embargo, al dar su visto bueno al acuerdo de largo plazo, con 567 votos a favor, 61 en contra y 31 abstenciones, el Parlamento Europeo emitió el 5 de julio una resolución no legislativa y «no vinculante» para recordar que el acuerdo puede ser suspendido en caso de irrespeto a los compromisos adquiridos en materia de derechos humanos.
Las autoridades cubanas consideraron «positiva» la aprobación europarlamentaria, pero rechazaron la resolución no legislativa sobre Cuba, por «injerencista» y «nociva a los principios de respeto, igualdad y reciprocidad contenidos en el Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación».
Al respecto, Bothorel desmarcó ese asunto del convenio suscrito en Bruselas. «El Parlamento Europeo no añadió nada al texto. El Consejo Europeo (de los jefes de Estado y de gobierno del bloque), como cortesía hacia la eurocámara, permitió expresar una opinión sobre el acuerdo», afirmó el diplomático en breves declaraciones a IPS.
«Vamos a seguir el diálogo sobre derechos humanos y quisiéramos ver progresos», agregó, para aclarar seguidamente que los encuentros anuales sobre ese tema que vienen sosteniendo delegaciones de Cuba y el bloque comunitario son para «intercambiar con el gobierno cubano, no para influir¨.
La tercera reunión de este tipo se celebró el pasado 22 de mayo, en Bruselas. Las dos sesiones anteriores transcurrieron en junio de 2015 y 2016, en Bruselas y La Habana, respectivamente. En estos encuentros bilaterales, Cuba es evaluada, pero su delegación también expresa sus opiniones sobre democracia y derechos humanos en los 28 países del bloque.
En lo general, el acuerdo ofrece a Cuba oportunidades adicionales de cooperación para promover el desarrollo sostenible, la democracia, los derechos humanos y el apoyo a la modernización del modelo socioeconómico cubano, así como para encontrar soluciones comunes a desafíos globales.
Bothorel indicó que el convenio abarca más de 30 áreas de cooperación y abrirá la puerta para otros acuerdos sectoriales en educación, energía renovable, cambio climático, migraciones, lucha contra el terrorismo y contra armas de destrucción masiva, entre otras materias.
El pacto se considera provisional, pues debe ser ratificado por cada uno de los ahora 27 países que integran la UE (tras iniciarse el proceso de salida de Gran Bretaña), sin embargo ya se trabaja para su implementación. «En septiembre próximo nos reuniremos a nivel político para decidir qué sectores son prioritarios para Cuba y crear comisiones de trabajo», afirmó.
Actualmente, la cooperación de la UE con Cuba se rige por el Instrumento de Cooperación para el Desarrollo. Se retomó en 2008 y desde entonces hasta 2014 la Comisión Europea, el órgano ejecutivo de la UE, asignó unos 90 millones de euros (102,6 millones de dólares) a los sectores de seguridad alimentaria y respuesta y preparación ante desastres naturales.
También abarca áreas de ambiente, cambio climático y energía, cultura y patrimonio, apoyo a la modernización socioeconómica y capacidades de gestión.
Bothorel confirmó que además se concedieron 50 millones de euros adicionales (57 millones de dólares) para el periodo 2014-2020, destinados a apoyar el desarrollo del país en tres sectores: agricultura sostenible y seguridad alimentaria, mejor uso de los recursos naturales para el desarrollo sostenible y apoyo a la modernización socioeconómica sostenible.
Estos sectores están alineados con las prioridades nacionales recogidas en los Lineamientos de la Política Económica y Social de Cuba, documento estratégico aprobado en 2011 para promover un paquete de reformas en el país: «Queremos apoyar los lineamientos que lleva a cabo el gobierno cubano», comentó el diplomático.
La UE y Cuba establecieron relaciones diplomáticas en 1988 y todos sus países miembros mantienen lazos bilaterales con este país insular caribeño.
El tema de los derechos humanos en la isla caribeña fue hace más de una década motivo de grandes desacuerdos entre el gobierno cubano y el bloque comunitario, que tuvieron una de sus mayores crisis en 2003, tras el arresto y severas condenas de 73 opositores en marzo de ese año y la ejecución en abril de tres secuestradores de una embarcación de pasajeros.
La UE, que en marzo de 2003 había inaugurado su representación diplomática en la Habana, reaccionó disgustada y congeló los intercambios culturales, limitó las visitas de alto nivel efectuadas en el marco bilateral y decidió invitar a los principales disidentes a las fiestas nacionales de los países comunitarios acreditados en La Habana.
Cuba no demoró su repuesta. A las recepciones europeas dejaron de asistir ministros, viceministros y hasta funcionarios de menor rango del gobierno, los embajadores de países miembros de la UE no eran invitados a las actividades oficiales cubanas y tampoco podían dirigirse directamente a un ministerio o institución alguna de la isla caribeña.
En nota verbal del 27 de agosto de 2003, el gobierno cubano comunicó su rechazo a toda ayuda oficial directamente administrada por la UE o por las agencias de cooperación europeas. El diálogo político y la cooperación se reanudaron en 2008, cuando Bruselas derogó sus medidas de 2003.
Fue a partir de entonces que las dos partes comenzaron a trabajar por una nueva relación de largo plazo.
Bruselas y La Habana comenzaron sus conversaciones el 29 de abril de 2014 y concluyeron tras siete rondas bilaterales de trabajo en marzo de 2016. El proceso tuvo su mayor impulso durante 2015, en paralelo a las negociaciones entre Cuba y Estados Unidos que siguieron al anuncio el 17 de diciembre de 2014 del restablecimiento de sus lazos diplomáticos.
Funcionarios cubanos y europeos advirtieron que se trataba de procesos no vinculantes, aunque paralelos. El embargo estadounidense se encargó de remarcar la diferencia, cuando dos empresas francesas y una alemana fueron sancionadas por violar sus prohibiciones en medio del deshielo.
El pasado 17 de junio, el presidente estadounidense Donald Trump despejó cualquier duda, cuando anunció el reforzamiento del embargo. El artículo 10 del acuerdo entre Cuba y la UE se prepara para enfrentar nuevas embestidas del bloqueo, aunque sin nombrarlo directamente.
Según el texto, las partes mantendrán un diálogo regular sobre la aplicación de medidas y sobre la forma de «prevenir y mitigar» el impacto de medidas coercitivas de carácter unilateral y efecto extraterritorial que se utilicen como medidas de presión política y económica contra los Estados y afecten la soberanía de otros Estados.
- Editado por Estrella Gutiérrez
- Publicado inicialmente en IPS Noticias