“Este primer largometraje es un auténtico golpe maestro. Xavier Legrand excede los convencionalismos de un tema de sociedad y ofrece una película limpia con una atmósfera sofocante que realmente se siente en las tripas”. (aVoir-aLire.com).
Xavier Legrand apostó fuerte y ha ganado. Actor de teatro de 39 años, ha escrito y realizado una historia de violencia conyugal que en el espectador actúa como un thriller revulsivo, manteniéndole en tensión del prime al último fotograma.
A partir de un tema mil veces contado, la separación de una pareja con hijos, “Custodia compartida” (Jusqu’à la garde) es más que una historia de ficción, es una denuncia y un compromiso del autor con la situación de esas madres maltratadas por un marido posesivo y esos hijos que han presenciado escenas conyugales que nunca debieron ver y, a fuerza de violencia repetida, no quieren estar con su padre pese a que la justicia haya decidido que deben compartir con él fines de semana y vacaciones. ¡Ah, esa jueza insensible a lo que un preadolescente ha escrito a modo de declaración, denunciando a un padre que considera “suyos” la mujer y los hijos y defendiendo a la víctima y madre! Esos jueces sobre los que deberían recaer los remordimientos de hacer que algunas situaciones acaben en tragedias.
(Ya sé que también existen casos de mujeres que a la hora del divorcio se vengan de sus maridos impidiéndoles ver a sus hijos, pero ese es el argumento de otra película).
Hay una tensión palpable entre Myriam y Antoine que acuden a una última vista de divorcio. Myriam pide la custodia de su hijo, para protegerle del padre violento. Pero la jueza acuerda una custodia compartida. Atrapado entre ambos padres, el pequeño Julien hará todo lo que está en su mano para impedir que suceda lo peor.
Sin maniqueísmos, sin ceder al melodrama y apoyado en dos actores inteligentes –Dénis Ménochet y Léa Druker– Xavier Légrand ha construido esta especie de autopsia de una separación accidentada a base de momentos significativos, fundamentalmente de la relación padre-hijo (un jovencísimo Thomas Gioria dirigido con maestría), cinematográficamente impecables, lo que justifica de sobra el León de Plata al Mejor Director y el Premio Luigi de Laurentiis a la Mejor Opera Prima en el Festival cde Venecia 2017, así como el Premio del Público a la mejor película europea en el Festival de San Sebastián, y una larga serie de galardones en los festivales cinematográficos de San Juan de Luz, Bastia, Zurich, Sao Paolo, Macao, Dublin, Glasgow y Miami.
Si las estadísticas son ciertas, tres mujeres son asesinadas cada semana por sus maridos o parejas en Francia (aquí también tenemos un amplio historial de esa plaga). La película de Xavier Legrand – “puro thriller doméstico y familiar”- nos cuenta uno de los casos que pudo tener el peor de los finales y nos habla del miedo, el miedo de una de las partes y el de los hijos sobre los que, después de la separación, pesa siempre la amenaza de ver aparecer al “otro” con las peores intenciones. Un miedo opresor, torturador, a que regrese para invadir de nuevo sus vidas y convertirlas en un infierno. Un miedo que alcanza los niveles del pánico y que en la película va in crescendo, atrapando al espectador en la misma angustia terrorífica que sienten los personajes.
“Custodia compartida” es una primera película casi perfecta (por ponerle algún pero diría que la fiesta de aniversario de la hija, que gracias a que cumple 18 años escapa al control de la custodia paterna, es excesivamente larga). Me sumo a la larga lista de críticos franceses que han aplaudido el paso de Xavier Legrand a la realización como “el nacimiento de un cineasta”.