Científicos de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) y de do Minho (Portugal) han estudiado la actividad cerebral en jóvenes bebedores compulsivos que indican un importante retraso en el desarrollo cerebral y un signo temprano de daño cerebral.
El llamado binge drinking, es común entre los jóvenes según los datos de la Agencia Americana sobre drogas de abuso y salud mental y de la Agencia Europea sobre el estudio del alcohol y las drogas.
Los datos son alarmantes y las consecuencias aún mayores. Aproximadamente un tercio de los jóvenes beben en exceso y además hay que añadir que de forma compulsiva. En un período de dos horas llegan a ingerir hasta cuatro o cinco vasos de alcohol lo que hace que la cantidad que pueden llegar a asimilar así como el daño al cerebro y otros órganos es palpable.
Neuropsicólogos parecen apuntar a que estos jóvenes presentan un peor rendimiento cuando se les ha pautado alguna tarea neuropsicológica, especialmente de memoria verbal y de control inhibitorio y tienen una peor atención y memoria de trabajo.
El estudio publicado en Frontiers of Behavioral Neuroscience, evalúa la actividad eléctrica de los estudiantes en diversas zonas cerebrales. Dicha actividad estaba alterada en estos chicos aunque estuvieran en reposo tras haber ingerido una gran cantidad de alcohol. Estos datos junto con los ya conocidos del daño por alcohol en adultos alcohólicos crónicos no se ajustan a parámetros de alcoholismo pero sí tienen ya dañada una parte del cerebro cuando aún no se puede determinar que son adultos.
Los cambios encontrados podrían indicar una disminución de la capacidad de respuesta a los estímulos externos y las posibles dificultades en la capacidad de procesamiento de la información en bebedores jóvenes compulsivos, y puede representar algunos de los primeros signos de daño cerebral inducido por el alcohol”, sostiene López-Caneda, uno de los investigadores de este caso.
La neurotoxicidad que tienen los jóvenes bebedores (muerte de neuronas) junto con una menor neurogénesis (nacen menos nuevas neuronas en el hipocampo) determina que el cerebro de los adolescentes que aún está en pleno desarrollo justifica que de seguir así como no ha terminado de desarrollarse por completo; especialmente en regiones como la corteza prefrontal y otras áreas, podría verse dañado cuando alcanzaran la treintena.
Los investigadores subrayan que aún necesitan realizar más estudios para confirmar los daños reales y recomiendan retrasar la edad de inicio de consumo de alcohol entre niños; ya que esta figura entre los 12 o 13 años.
La relación negativa entre el inicio del consumo y dicho consumo excesivo de alcohol es más probable si no han alcanzado la madurez. Esto conlleva a que los jóvenes deben ser correctamente informados por sus padres, educados para que conozcan los daños que se están haciendo y de esta forma que vean las repercusiones reales si lo siguen consumiendo de forma intensiva y habitual todos los fines de semana. La alteración del cerebro durante dos días de los siete de la semana es muy importante y los efectos a nivel cerebral, la alteración del funcionamiento del órgano y el desarrollo en pleno período adolescente induce a tener peor rendimiento académico, peor memoria y un daño que aún no se puede constatar pero que se sabe que existe cuando llega a la edad adulta.
¿A qué edad comenzó usted a beber? Esta sería una de las preguntas que podrían hacerle a un adulto cuando fuera a un neurólogo a un neuropsicólogo o a un psiquiatra porque viera alteradas sus funciones cognitivas, verbales, etc. etc. Empecé a los doce años y llevo bebiendo todos los fines de semana durante una década. Tiene 22 y ya tiene fallos de memoria.
Un cuadro común llegado el caso e irremediable una vez que el daño se ha producido.