Lo mismo que “Bienvenidos al Norte” (y después “Bienvenidos al Sur” y los ocho apellidos vacos y catalanes) estamos ante una comedia apoyada en los estereotipos culturales y sociales de una zona geográfica, en este caso el norte de Francia.
Dirigida y protagonizada por Dany Boon, “Mi familia del norte” tiene como personaje principal a un individuo procedente del norte rural que, para triunfar en la cosmopolita París, se fabrica una identidad nueva.
Valentin y Constance, una pareja de “bobos” (burgueses bohemios) arquitectos y diseñadores de moda preparan la inauguración de una muestra en el Palais de Tokyo. Valentin es rico y su trabajo reconocido en París; su familia es pobre y sigue viviendo en el norte. Lo que no sabe ninguno de sus amigos y aduladores es que Valentin ha mentido sobre sus orígenes, diciendo entre otras que es huérfano, convencido de que así se integrará mejor en el sofisticado mundo de los snobs parisinos. Cuando, el día de la inauguración, su madre, su hermano, su cuñada y su sobrina, desembarcan en la sala para darle una sorpresa, se produce el choque no deseado de los dos mundos.
Entre nostálgico y cómico, Dany Boon da una vuelta más a su pasado. Como ocurre normalmente con las segundas partes, “Mi familia del Norte” es menos divertida, y también meno conmovedora, que “Bienvenidos al Norte”, e incluso que sus secuelas realizadas en Italia y España.
La novedad, en este caso, es que no se trata únicamente de una sátira sobre unas costumbres y un lenguaje en vías de desaparición, sino que la crítica se amplía al “parisianismo” y al arte contemporáneo, y también a esa forma de ser de tantos provincianos que, una vez instalados en la capital, reniegan de su pasado e incluso de los suyos.
En el reparto, junto al actor y realizador, una Line Renaud (la cantante, ¿recuerdan?) que a los 89 años está muy ajustada en su papel de madre del artista hablando perfectamente “ch’ti”, la lengua casi incomprensible del Norte; una correcta Laurence Arné, en el papel de la esposa y socia del artista y un excéntrico Pierre Richard, en el padre, el único del clan que no participa en la excursión familiar a París y prefiere quedarse en su casa-móvil, allá en el Norte.