David Hockney: paisajes, retratos, un bodegón… y una silla

Los lunes de invierno son días para el arte en el cine. El programa Exhibition on Sreen (Exposiciones en pantalla), que ya podemos decir que ha alcanzado, si no la mayoría de edad, una madurez que se afianza temporada tras temporada, propone cada semana de la estación más fría  la visita a esas exposiciones míticas, casi mágicas que, lamentablemente, suelen ocurrir lejos de nuestras fronteras y no es fácil que podamos visitar personalmente.

David-Hockney-en-la-Royal-Academy-of-Arts David Hockney: paisajes, retratos, un bodegón… y una sillaCada semana el documental de una exposición, cada mes uno inédito y el repaso a otros tres de temporadas anteriores.

El inédito de febrero 2018 –“Exhibition on Screen: David Hockney at the Royal Academy of Arts– es una auténtica joya que se estrena el 12 de febrero de 2018, en un número seleccionado de salas y por un tiempo reducido. Se trata de una película en torno a las dos últimas exposiciones del británico David Hockney en la Royal Academy of Arts de Londres: una muestra de paisajes pintados durante 50 años  que incluye  algunos recientes y realmente espectaculares de su Yorkshire natal (“David Hockney: a bigger picture”, “una imagen mayor”, 2012), pintados en distintos formatos tras la muerte de su madre y un amigo del alma para lo cual el artista, que ya ha entrado en su novena década, se trasladó desde Los Angeles donde reside desde hace muchos años a vivir una temporada con su hermana.

Uno de los aspectos más curiosos de la exposición es que incluye los dibujos que Hockney efectúa in situ con el iPad, así como una serie de vídeos que, con 18 cámaras que proyectan sobre distintas pantallas, ofrecen un cautivador recorrido visto a través de los ojos del pintor  británico vivo más famoso.  Muy lejos de las odiadas “tarjetas postales”, el pintor que regresó al arte figurativo tras pasar por el abstracto, y que conserva en su obra última todo el vigor y  la influencia del pop-art, movimiento al que estuvo adscrito en la década de 1970.

Lo mejor de este documental, cuya segunda parte está dedicado a la exposición “82 retratos y un bodegón”, 2016, dirigido por Phil Grabsky (“Yo, Claude Monet”), es que al tratarse de un artista vivo incluye entrevistas con él que le permiten no solo definirse estética y vitalmente, sino también explicar su obra. No ocurre muchas veces q1ue uno pueda visitar una gran muestra de la mano del autor que, además no se esconde tras la cámara y, muy al contrario, se presta a la intimidad de la conversación.

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David Hockney retratos sobre una silla

Pero, más allá de sus definiciones acerca del arte, el modelo, el retrato e incluso la amistad y el amor, los 82 retratos de personas a las que conoce de siempre o ha conocido en los últimos años -todas sentadas en la misma silla sobre el mismo fondo azul y verde, todas plasmadas en la postura inicial que adoptaron cuando el artista les ofreció el asiento, todas pintadas en el lapso de tres días “porque nadie aguanta posando voluntariamente más de tres días”- son pinturas con un vigor creativo que cuesta imaginar en alguien “tan mayor” como David Hockney, salvo que de entrada aceptemos que nunca ha desaparecido del todo el joven  que participó en la exposición colectiva  “Jóvenes contemporáneos” del Royal College of Art de Londres, en los primeros años sesenta del siglo XX, y desde entonces ha venido ocupando la primera fila del arte británico más contemporáneo. El virtuosismo de Hockney confiere a cada uno de los personajes  -amigos, familiares, galeristas, colegas artistas, empleados de su estudio, conservadores y curators de museos y galerías- una calidez contagiosa.

Si ya se conoce y se aprecia la obra de David Hockney, sería imperdonable no ver el documental; si no se le conoce, nadie debería perderse tener tan cerca a esta especie de abuelete irrepetible explicando con toda la ingenuidad y el entusiasmo del mundo por qué en un determinado momento de su carrera cambió el óleo por el acrílico, o por qué entre sus personajes ha incluido a su hermana, que tiene “un aire de familia”.

Mercedes Arancibia
Periodista, libertaria, atea y sentimental. Llevo más de medio siglo trabajando en prensa escrita, RNE y TVE; ahora en publicaciones digitales. He sido redactora, corresponsal, enviada especial, guionista, presentadora y hasta ahora, la única mujer que había dirigido un diario de ámbito nacional (Liberación). En lo que se está dando en llamar “los otros protagonistas de la transición” (que se materializará en un congreso en febrero de 2017), es un honor haber participado en el equipo de la revista B.I.C.I.C.L.E.T.A (Boletín informativo del colectivo internacionalista de comunicaciones libertarias y ecologistas de trabajadores anarcosindicalistas). Cenetista, Socia fundadora de la Unió de Periodistes del País Valencià, que presidí hasta 1984, y Socia Honoraria de Reporteros sin Fronteras.

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