De balazo a multa por saltarse el confinamiento

Teresa Gurza[1]

En México, entramos ya en la «Fase 3», la de mayor contagio de COVID-19, mientras medios de comunicación del mundo reportan con mayor frecuencia que, a consecuencia del confinamiento de los humanos, otros animales van ocupando espacios que les habíamos agandallado[2].

Está ocurriendo en tantas partes, que ojalá cuando pase este horror pueda investigarse; porque es triste reconocer lo terrible que ha sido nuestro poder depredador.

Y me encanta saber que Alemania, Nueva Zelanda, Islandia, Finlandia, Noruega y Dinamarca, que son los países que mejor han enfrentado la pandemia, estén gobernados por mujeres.

En esta fase de la COVID-19, es indispensable el aislamiento; pero en este México de tanta desigualdad no podrá darse, porque la mayoría debe seguir trabajando y otros se sienten inmunes o salen pensando si te toca te toca, aunque te quites.

En el Estado de Morelos, donde vivo, una decena de los 33 alcaldes han implementado severas medidas para persuadir de quedarse en casa, a quien no lo toma en serio.

En Coatlán del Río, cerca del Estado de México, un cartel cuelga del puente que da la bienvenida advirtiendo a los «queridos coatlenses», que salir conlleva multa de «un balazo».

En Cuernavaca se amenaza con cárcel a los callejeros; y Tepoztlán, Tlayacapan, Ocuituco y Tetela del Volcán, entre otros, están cerrados con barricadas.

Los medios se han ocupado también en estos días, de la defensa de López Obrador (AMLO) al conductor de TV Azteca, Javier Alatorre; quien minimizó al aire las advertencias del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, encargado gubernamental de la pandemia.

Alatorre violó uno o dos artículos de la Ley de Radio y Televisión, de la que algo recuerdo porque me la aprendí para poder recibir mi título de Locutora A, Cronista y Comentarista, en 1970.

Pero no me sorprende que AMLO lo defienda; él hizo lo mismo, al desestimar llamadas de la Organización Mundial de la Salud a no besar, no abrazar y conservar distancia.

Insistió en que no pasaba nada, que había que llevar a la familia a fondas y que el virus no llegaría a México porque él estaba protegido por estampitas y tréboles.

Con esos antecedentes se vería pésimo criticando a Alatorre, empleado consentido de su empresario favorito Ricardo Salinas Pliego, a quien no ha reclamado que pague más de treinta mil millones de pesos (más de mil millones de euros) que, se afirma, debe de impuestos.

Veremos si aparece en la relación de empresarios deudores, que el presidente promete mostrar en alguna mañanera[3].

En esta «Fase 3», es bueno recordar lo que sabemos del coronavirus, para el que aún no hay vacuna ni remedio; y que, en menos de cuatro meses, quedó en la memoria de todos.

  • Es originario de China y algunos primeros casos nos llegaron por gente infectada en vacaciones de esquí, en Vail, Colorado, EE. UU.
  • Los recortes económicos hechos por los gobiernos a nuestro sistema de salud han impedido hacerle frente.
  • Dura un promedio de catorce días y se transmite en gotas de saliva infectadas y expulsadas al hablar, estornudar o toser; por lo que debe dejarse una distancia mínima, de metro y medio entre una persona y otra, lavarse las manos frecuentemente, toser o estornudar en el codo y usar mascarilla si se está enfermo.
  • Puede producirse contagio tocando un objeto infectado y después los ojos, nariz o boca.
  • El virus ha podido detectarse luego de tres días en plástico, metal y cartón; pero se especula que pasadas tres o cuatro horas, no infecta.
  • Los síntomas son tos seca, dolor de garganta, falta de aire, moqueo y pérdida del olfato y el gusto.
  • La enfermedad es benigna, en poco más del 80 por ciento de los casos; grave, en el 13,8; y crítica en el 4,7.
  • La gravedad aumenta con la edad, a partir de los sesenta años; y su mortalidad llega a más del 13 por ciento, en los de más de ochenta años.
  • Mata alrededor del cinco por ciento de los pacientes.
  • Ser adulto mayor con padecimientos crónicos como insuficiencia respiratoria, tabaquismo, hipertensión, diabetes, problemas cardíacos y vasculares, y obesidad, aumenta el riesgo.
  • Hay personas portadoras que no desarrollan síntomas, pero pueden contagiar.
  • Produce inmunidad y, aunque en el mundo se han dado casos de reinfección, se piensa que son enfermos que no se curaron totalmente.
  • El principal peligro deriva, de su capacidad de propagarse; si el 30 por ciento de la población nacional se contagia y muriera el cinco por ciento de los infectados, sería catastrófico.
  • La mortalidad aumenta significativamente, cuando los hospitales se saturan por la llegada masiva de enfermos; lo que podría suceder pronto en México.
  1. Teresa Gurza es una periodista mexicana multipremiada que distribuye actualmente sus artículos de forma independiente
  2. En México, ser gandalla significa ser abusivo.
  3. Conferencias matinales presenciales del presidente López Obrador, AMLO, con asistencia de medios periodísticos.
editor
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