La realizadora canadiense de origen indio Deepa Mehta rodó en 2011, en secreto en Sri Lanka, “Hijos de la Medianoche”, adaptación de la novela “Midnight’s Children” del escritor anglo-indio Salman Rusdhie, con la que ganó el prestigioso premio Booker en 1981 y que desde 1989 es el destinatario de una fetua del ayatolá Jomeini, lo que le ha convertido en símbolo internacional de la lucha contra el obscurantismo religioso y por la libertad de expresión.
«Estábamos decididos a hacer este film y el precio que teníamos que pagar por ello era el silencio”, declaró la realizadora al diario canadiense Globe and Mail una vez finalizado el rodaje.
El propio Rusdhie ha escrito el guión y es productor asociado de la película, que se estrena en los cines españoles el 5 de julio de 2013 y cuenta la transición en la India a partir de la salida del país de los colonos ingleses a través de un nutrido elenco de personajes, de varias generaciones y en distintas ciudades del subcontinente. Mezcla de hechos reales –guerras, estados de excepción, golpes de estado, la vida cotidiana de la burguesía acomodada-, y escenas de realismo mágico, la película tiene una primera media hora realmente interesante y divertida, pero después va languideciendo hasta completar las casi dos horas y media que dura, consiguiendo incluso hacerse pesada pese al atractivo de la historia y el magnífico colorido de paisajes e interiores.
Para quienes no hayan leído la novela, Hijos de la Medianoche es la historia de dos niños, Saleem y Shiva – uno pobre músico ambulante y otro rico, nacido hindú pero educado en una familia musulmana- cambiados al nacer precisamente en la víspera del día de la independencia de la India, a medianoche. La leyenda popular quiere que todos los niños nacidos aquel día, y a aquella hora precisa, los «niños de medianoche», tengan poderes sobrenaturales.
“A Rusdhie le persiguen los musulmanes y a mí los hindúes”, asegura la realizadora, quien recuerda que sus anteriores películas –“Fire”, que aborda las relaciones lésbicas, “Water”, sobre la suerte que les espera a las viudas en Benarés, quemadas vivas junto al marido difunto, estrenada en India siete años después de su rodaje- fueron objeto de violentas manifestaciones protagonizadas por organizaciones hindúes de extrema derecha. Por su parte, Salman Rusdhie, nacido en una familia india musulmana, se atrajo las iras del fundamentalismo islámico por el libro “Los versos satánicos”; la fetua que dictó contra él el ayatolá Jomeini le ha obligado a vivir escondido, y con protección policial, durante casi veinte años.
“Salman ha dicho muchas veces que esta historia es su carta de amor a la India. Yo creo que la película consigue reflejar ese amor”, dijo Deepa Mehta al diario Hindustan Times, el día que se enteró de que Hijos de la Medianoche no se iba a estrenar en su país.