Ese es el título de la canción con que Serrat y los llamados “artistas de la ceja” quisieron apoyar al emergente Rodríguez Zapatero. Aunque creo que pocos repetirían la letra, es un buen consejo, tantos años después.
Defender la alegría como una trinchera, entendiendo por trinchera el agujero o zanja donde se meten los soldados en el campo de batalla para poder defenderse y atacar al enemigo sin sufrir daños, sería perfecto par nuestro maravilloso 2013.
El momento es difícil. Yo no sé cómo se puede defender lo que no se tiene. Pero ahí está el mérito.
No sé cómo poder contagiar algo de alegría que no suene a resignación, justo lo que nos pide Rajoy cuando demanda paciencia a los seis millones doscientos mil parados, al millón novecientas mil familias que no tienen ningún ingreso, a los padres que tienen que enviar a sus niños a desayunar fuera de casa porque no les llega, etc., etc. Aquí lo dejo para que los lectores puedan poner sus propios datos.
Los mensajes son muy trágicos. Ahora nos dicen que cuando se termine esta Legislatura habrá más parados, que las pensiones de los jubilados ya no estarán sujetas a la evolución del índice de precios al consumo, que cuando se acaban las vacunas en los hospitales no se repondrán y “ya nos apañaremos”. En fin, un desastre.
Ah, se me olvidaba. También hemos a toda una ministra del Paro llamar a la emigración juvenil “movilidad exterior” y a la expresidenta de Madrid hablarnos de lo beneficioso que es para la marca España la contratación de nuestros jóvenes cerebros en otros países.
Pues a decir verdad, a los abuelos que tenemos que ver crecer en el extranjero a nuestros nietos por Skype no nos parece tan beneficioso.
Bueno, pues a pesar de todo, si no conseguimos tener algo de alegría, salir del momento depresivo en el que nos estamos instalando, será difícil que avancemos.
Otra estrofa de esa canción, que parecía una profecía, nos animaba a defender la alegría de los cenizos, de la melancolía; a defenderla como un atributo. Solo así tendremos una sociedad lista para salir adelante, lista para entender.
No es el momento de la paciencia, sino de la urgencia.
El presidente nos dice que se han hecho unas previsiones conservadoras para ser creíbles, con el objetivo de superarlas. Bravo. Si lo ponemos todo a punto de catástrofe planetaria, de alguna forma algo se podrá mejorar.
Otra canción de mi muy admirado Serrat hablando llama bienaventurados a los que están en el fondo del pozo, porque a partir de ahí “solo cabe ir mejorando”.
Pues te equivocabas, Joan Manuel. También se puede cavar en el fondo y hundirte más. Esta parece ser la política que nos están imponiendo.
Bueno, pues a ponernos a ello. Defendamos dentro de nuestras posibilidades no solo la alegría, sino también la esperanza, que seguro que a pesar de todos, incluida Herr Merkel, saldremos adelante.