Siguiendo una norma que también llevaron a cabo sus antecesores en la Casa Blanca, el ultraconservador y xenófobo presidente –hasta mañana- de Estados Unidos, Donald Trump, tiene una lista de cien personas a las que va a indultar hoy ,que incluye altos funcionarios (entre los que podría haber personas de su familia) y raperos y que, según el diario New York Times –que ha recogido decenas de testimonios- algunos han pagado miles de dólares para conseguir «la gracia presidencial».
Tras dos «oleadas» de indultos en el pasado mes de diciembre de 2020, Trump concluye su mandato saldando las últimas cuentas con quienes le han apoyado, un gesto que pensaba hacer la semana pasada y que interrumpieron sus fanáticos seguidores con la ocupación del Capitolio y otros desmanes en las calles de Washington (también en las calles de otros estados racistas, supremacistas y ultraconservadores, donde imperan asociaciones como la del rifle e incluso el ku-kus-klan).
Según información difundida por el canal CNNN, en la lista de indultados figuran Albert Pirro, antiguo colaborador de Trump condenado por fraude fiscal y el doctor oftalmólogo de Palm Beach Salomon Melgen, condenado a diecisiete años de cárcel por fraude médico.
También estarían los raperos Lil Wayne, quien en diciembre pasado se declaró culpable de posesión de armas, y Kodac Black, actualmente detenido por falsificación de documentos para conseguir un arma de fuego.
Según el digital Slate, también alcanzará la gracia a algunos de sus aliados en la Casa Blanca, como su jefe de gabinete Mark Meadows, su consejero Stephen Miller y su director de redes sociales Dan Scavino.
Entre los nombres mencionados por el New York Times figura el de Brett Tolman, exfiscal de Estados Unidos, quien «habría amasado decenas de miles de dólares, posiblemente más» ofreciendo sus servicios para mediar con Trump «al hijo de un exsenador de Arkansas, al fundador del supermercado digital de drogas ‘The Silk Road’ y a un ciudadano neoyorquino condenado en un asunto de fraude». Lo mismo habría ocurrido con el exabogado de Trump John M. Dowd, quien habría conseguido «decenas de miles de dólares haciendo de intermediario para un rico delincuente».
En otro orden de cosas, en un artículo titulado «Trump: el caos hasta el final», publicado en el digital francés The Conversation, la doctora en Ciencia Política Marie-Cécile Naves, del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias (CRI) de París, escribe que los cuatro años de la presidencia Trump «acaban en el caos más total. El complotismo, así como las violencias sistémicas verbales y simbólicas han conducido a un intento de destrucción de la democracia, como colofón del trumpismo institucional (…) oportunismo, ensañamiento comunicativo, permanente distorsión de la realidad, culto del ego, hiper-presidencia, estrategia de descalificación permanente de los adversarios políticos, de los socios internacionales, de los medios de comunicación… más allá de las exageraciones difundidas en todos los soportes mediáticos, el proyecto de sociedad trumpista es muy real…Y el conjunto de todo ello nos dice mucho sobre la crisis democrática, sobre todo tras el asalto al Capitolio».
Recordemos, a la hora del balance de la era Trump que, tras dieciséis años sin que se ejecutara ninguna condena a muerte en el ámbito federal, la última había sido en 2003, Donald Trump hizo de ello uno de sus argumentos de campaña –defendiéndola especialmente para los islamistas, los terroristas y los traficantes de drogas- y la reactivó nada más llegar a la Casa Blanca. De los trece condenados y ejecutados durante los cuatro años de su mandato, cuatro tenían alguna deficiencia intelectual o problema mental, y dos acababan de alcanzar la mayoría de edad en el momento de cometer el delito.