El Museo Metropolitano de Nueva York (MET) fue creado con una filosofía enciclopedista y humanista, de origen europeo.
En una entrevista que le hice, hace tiempo, a uno de sus mejores directores, Phillipe de Montebello, me comentaba que el museo era una ciudad del arte, con mas de 2000 empleados: curadores, especialistas, restauradores, fotógrafos, mantenimiento, equipos, luminotecnia, museografía y más.
También explicaba que podía hablarse de varios museos dentro del gran museo puesto que estaban: el Instituto del traje, de Armaduras, de Instrumentos musicales, y las secciones de Arte Antiguo, de Pintura europea, de Arte de Oriente, de Arte Americano y Arte Moderno. Una verdadera ciudad artística en medio del Central Park.
Sin duda, es también el MET, como lo llaman los neoyorquinos, una gran fuente de ingresos, dado el turismo internacional, y un baluarte de cultura que mantiene su excelencia a pesar de los avatares que vive la ciudad. También es guardián del patrimonio artístico y modelo en la restauración de objetos de arte.
Por eso, quien visita Nueva York, aunque sea europeo y conocedor de museos en Europa, no puede dejar de conocerlo. Por otra parte, la presencia de exposiciones temporales es parte de la política cultural del gobierno y de las instituciones privadas que solventan, en parte, este gran museo.
Exposición: Armenia!
Siempre se encuentran atracciones en el Met. En enero de 2019 visité la exhibición Armenia! dedicada al arte sacro armenio. Aunque la exposición no es exhaustiva, ni muy extensa, se puede valorar la riqueza de objetos de la cristiandad en sus orígenes.
Armenia, es un país euroasiático, enclavado en el Cáucaso, sin salida al mar, colindando con Irán, Turquía, Georgia y Azerbaiyán. En la antigüedad fue el primer país en adoptar el Cristianismo como religión oficial. A pesar de las invasiones otomanas, y luego del comunismo soviético, mantuvo el Cristianismo como una fuerza de identidad nacional.
La Gran Armenia de la antigüedad llegó hasta los confines de Ucrania, de Irán y del Eufrates y el Tigris. Su historia es milenaria por haber sido una de las primeras civilizaciones. La adopción del cristianismo fue un evento central por el cual se articula el arte de este país antes y después del mismo. El arte pagano abarca del siglo VI al siglo IV a de C. y el cristiano a partir del siglo IV al siglo XVII.
Parte de esta exposición se concentra en esta etapa, a la que se suele llamar periodo pre árabe, con 150 objetos, relicarios, cruces, manuscritos, textiles, objetos litúrgicos, libros pintados y joyas, que sorprenden y embelesan. Durante la dominación árabe, la actividad artística se detiene pero no desaparece, por esa cohesión los objetos se mantuvieron y llegaron hasta nuestros días.
La ornamentación de los manuscritos por medio de ilustraciones fue una de las manifestaciones más importantes y pueden apreciarse algunos de ellos en esta exposición, igualmente las bellas cruces talladas en piedra, como, asimismo, orfebrería litúrgica y textiles. Una exposición única por sus objetos y su concepto de la cristiandad.
Joyería: el cuerpo transformado
Esta increíble muestra es también un recorrido por la historia del hombre y su identificación con la joya como forma de poder, de cultura y de identidad.
¿Qué es la joya? ¿Qué significa portarla en nuestro cuerpo?
La joya es un objeto ornamental, decorativo, creado para el cuerpo, fabricado en diversos materiales como piedras, metales preciosos, pero también materiales no convencionales, como cuerdas, semillas, conchas, plumas o dientes de animales. Los materiales más diversos pueden ser enriquecidos al nivel de “joya”.
La forma se ajusta al cuello son los collares, a la muñeca los brazaletes, a la oreja los pendientes, al dedo los anillos. Hay por lo tanto, una estrecha comunión entre el objeto y el cuerpo.
Además de este concepto ornamental, juega el concepto de valor y el trabajo creado por el propio orfebre. Por lo tanto no es un simple objeto, sino algo cargado de simbolismo y usos.
La joya es símbolo de riqueza, de poder, de status, de religión como adoración o amuleto, y es un objeto de sentido estético por si mismo y revelador de una civilización o sociedad. La historia de la joyería es la historia de la humanidad.
En un corte diacrónico y sincrónico, esta muestra, con una excelente museografía, explora la significación del adorno, su relevancia en el cuerpo y su proyección de poder, dentro de la sociedad, a través de 230 objetos trabajados en oro, plata, con engarce de piedras preciosas o conchillas marinas, jade o piedras volcánicas, plumas y perlas.
Un mundo de pequeños elementos preciosos que se unifican para formar collares, anillos, brazaletes, pendientes y aros relacionándose con el cuerpo femenino o masculino.
Muestran el poder, la riqueza y el refinamiento de cada sociedad. Además de la técnica del orfebre por mantener los soportes y realzar la belleza y el brillo. Las piedras, el oro, la pluma o la concha marina están en relación con el valor que dicha civilización le otorga en función de su importancia, escasez o rareza. El portar la pieza cobra una significación especial según la época y la sociedad que la crea.
La joyería como arte y como símbolo de poder y de empoderamiento de una casta, grupo o individuo, la joyería como símbolo de riqueza y como objeto de arte. Esta muestra es un diálogo entre elementos, objetos, orfebres y portadores, marcando la historia.