La igualdad entre personas de distinto sexo.
En el Día de los Derechos humanos, Candela y Montaña dos amigas desde la infancia conversan también al abrigo de las TICs. Aunque hoy en día contamos con la vida virtual, ésta no evitará que nuestra vida física se esfume y con ella toda posibilidad de coexistir en igualdad.
Parece que l@s adult@s sacamos mucho tiempo para hacer las cosas mal, sin recordar que solo se vive una vez. Al “conformarnos” la desperdiciamos y terminamos con la única oportunidad que tenemos para ser y compartirnos con la inteligencia emocional, que el mundo actual del mercado de las diferencias nos quiere negar, a fuerza de dominarnos y manipularnos.
La necesidad de alimento es básica y la necesidad de amor también, si no sabemos amar como somos en esencia, no nos podrán amar como somos en esencia.
Así nos va, como personas desconocidas en el mundo de las apariencias, y de las diferencias sentimentales, racionales y conductuales según mandatos de los roles y estereotipos de género desigualitarios y sexistas. De tal forma nos llevan al desencuentro y a la utilización, y en el peor de los casos a la autodestrucción y a la destrucción del otr@ a través de violencias varias según sus causas (violencia exclusiva como violencia de género hacia la pareja, violencia generalizada violencia circunstancial…)
La “huevolución” garantiza la utilización de las personas a tiempo completo, pero si no somos capaces de amarnos y solo somos capaces de utilizarnos y/o aparentar que todo va bien, o forzar a que todo vaya bien según el criterio que imponen desde fuera y a tragarlo a la fuerza…
Este es mi currículo y epitafio: No pierdo el tiempo: aquí yace Marisa muerta de risa haciendo el humor.
“La trampa de la cultura une el origen con el destino para que el desarrollo individual y social sea circular y pase siempre por los mismos lugares y escenarios. La identidad de los hombres y mujeres está tradicionalmente levantada sobre esas referencias que impiden que haya una escisión entre lo que la mujer debe hacer y lo que la mujer es, y entre lo que el hombre es y lo que debe hacer en nombre de su identidad”, Miguel Lorente en el libro “Tú haz la comida, que yo cuelgo los cuadros”