El mundo puede lograr #HambreCero si unimos nuestras fuerzas. Bajo el lema hambre cero para 2030, es posible, se celebra el día mundial de la alimentación, una situación contradictoria si hablamos en términos de salud, por la obesidad del primer mundo, o de la muerte, si hablamos de la hambruna.
Según los datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en el año 2017, 821.000 millones de personas pasaron hambre en el mundo; una cifra que no para de crecer debido a las situaciones de desigualdad que tienen lugar en los países en conflicto y a otras situaciones que conllevan pobreza extrema.
Niños que se mueren de hambre frente al despilfarro del primer mundo que tira sin solución de continuidad toneladas de comida cada día. Con una cuarta parte de la comida que se tira cada día, se podrían solucionar las situaciones de hambruna que llevan a personas en el siglo XXI a morir por esta causa. Comida tirada en supermercados, frutas que no son envasadas porque no tienen buen aspecto, hospitales que tiran a diario la comida o en los hogares cuando el cálculo no es concreto y se tira porque ninguna persona de la casa lo consume.
El informe de la FAO da cuenta de la desigualdad social y de la situación global del mundo en términos de pobreza; situación que podría revertir con políticas y medidas de ahorro y actuaciones concretas para derivar la comida que no se ha consumido en cada país. El hambre mundial vuelve a aumentar por los fenómenos meterológicos, los conflictos y otras situaciones derivadas de la recesión económica.
Entre las medidas que recomienda la FAO están la de producir más con menos, no tirar comida, adoptar una dieta más saludable y sostenible, defender el #hambrecero con acciones que cada uno en particular puede llevar a cabo.