El 20 de junio se celebra el día mundial de los refugiados para llamar la atención ante las diversas crisis humanitarias que están teniendo lugar en diversos países sin visos de ser gestionadas por políticas migratorias. Conflictos armados, sequías prolongadas, hambruna, desertización, enfermedades, etc. hacen que millones de personas apuesten por continuar en otro país con el inmenso riesgo de perder la vida; una vida que no tiene apenas valor en sus respectivos lugares de origen.
Según cita Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, (ACNUR), desde hace diez años, al menos 21.5 millones de personas han abandonados sus hogares por causas relacionadas solamente con el clima. En nuestro país, aunque el 65 % cree que no existen políticas adecuadas para los refugiados, los españoles, sí queremos ayudarles; tan solo un 20 % se considera invadido por ellos en cierta forma. La ciudadanía española en su mayoría es solidaria y quiere ayudar pero exigen que se coloquen los derechos de los refugiados y migrantes como prioridad para los gobiernos que los acogen.
Partimos del recorte que hizo en su día el gobierno de Mariano Rajoy, que fuera de un 84 % para la ayuda oficial al desarrollo. Esos niveles que fueron mínimos históricos en esos ocho años de gobierno han hecho que actualmente el recién estrenado gobierno de Sánchez deba comprometerse a activar dichas ayudas. En el informe España y el desplazamiento global, se citan las 631 persona acogidas del compromiso de aceptar a 1449, si bien, el Ministerio del Interior asegura que han sido 1433 solicitantes de asilo. En relación a los reubicados, refugiados que llegaron a otros países, España se comprometió en asumir a 9.323 personas y tan solo acogió a 1.359.
Asimismo, la ONU recuerda que cerca de la mitad de los 70 millones de personas desplazadas en todo el mundo proceden de Siria (6,3 millones), Afganistán (2,6 millones), Sudán del Sur (2,4 millones), Birmania (1,2 millones) y Somalia (1 millón). Las cifras son alarmantes y nos recuerdan que esta tragedia pudiera ser considerada como una crisis mundial sin precedentes en la historia reciente. Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, (ACNUR), bastaría con un acuerdo de paz en alguna de las cinco crisis humanitarias para reducir radicalmente estas cifras alarmantes.
Una de las recientes propuestas de la Unión Europea sería crear fuera del territorio, centros para separar migrantes económicos y las personas que necesitan protección internacional, es decir, los refugiados. Si se abren vías legales para la llegada de migrantes, estos no se lanzarían al mar en condiciones infrahumanas y se protegerían sus derechos como personas. En todo caso, la migración es una prioridad y el tránsito de personas debe ser gestionado de forma que se haga una llamada a la solidaridad de los estados miembros de la Unión Europea. No hablamos de efecto llamada; hablamos de humanidad.