Diez días de ira en Nigeria

Miles de nigerianos han salido a las calles a protestar contra la mala gestión del gobierno, la corrupción, la creciente inflación y el aumento del costo de vida, en lo que se ha denominado «10 días de ira» y que resultan un reflejo de las protestas organizadas por los jóvenes de Kenia, informa Promise Eze (IPS) desde Abuja.

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Un manifestante del movimiento #EndBadGovernanceInNigeria (Fin del mal gobierno de Nigeria) en Abuja expresa su opinión contra el presidente Bola Tinabu. ©Promise Eze / IPS

Los ciudadanos de Nigeria, el país de África más poblado y el principal exportador de petróleo del continente, afirman que los beneficios de los recursos nacionales no llegan a las masas, sino que quedan en manos de un grupo de políticos corruptos.

Las manifestaciones que se producen en este país de África occidental durante los primeros diez días de agosto, cobraron fuerza en las redes sociales con la etiqueta #EndBadGovernanceInNigeria (Fin al mal gobierno en Nigeria), acompañado del lema «10 días de ira».

Esto sucede después de las protestas en Kenia, en el borde oriental del continente, donde los jóvenes se involucraron en seis semanas de manifestaciones sobre un proyecto de ley poco popular que pretendía un importante aumento de los impuestos.

Presionado por las movilizaciones, el presidente keniano William Ruto dio marcha atrás con el proyecto de ley y anunció una reorganización de su gabinete.

En las protestas en Nigeria contra el presidente Bola Tinubu, no hay una dirección organizada ni objetivos más concretos que el fin del gobierno.

Pero algunos de los reclamos incluyen una reforma total del sistema nigeriano, que abarca la revocación de políticas económicas implementadas por Tinabu desde su primer día en funciones, el 23 de mayo de 2023.

Un grupo también está exigiendo la liberación incondicional de Nnamdi Kanu, líder de un grupo separatista proscrito que fue arrestado en Kenia, extraditado a Nigeria y está detenido desde junio de 2021. En el estado septentrional de Kano, se pedía la renuncia del presidente.

Tinabu eliminó el polémico subsidio al combustible y solicitó al banco central que estabilice el naira y controle la inflación. Los expertos sostienen que esto puede mejorar la economía, pero que, en última instancia, ha empobrecido a millones de nigerianos.

Para tranquilizar a la población antes de que comiencen las protestas, el gobierno aprobó a toda prisa un aumento en el salario mínimo mensual de menos de 19 dólares hasta los 43,3 dólares, luego de las presiones por partes de los sindicatos de trabajadores.

Los observadores advierten que este aumento es insignificante de cara a la altísima inflación, que ha superado 34 por ciento (el nivel más alto en casi treinta años), lo cual ha llevado a una de las crisis más graves del costo de vida de la nación. Los políticos prometieron reducir sus salarios 50 por ciento para ayudar a resolver la crisis del hambre en Nigeria.

Además, Tinabu se reunió a puertas cerradas con líderes de todo el país para apelar a los nigerianos y sofocar las protestas. Los anuncios de empleo en las instituciones gubernamentales también fueron noticia.

Agabi Yusuf, un activista de derechos humanos en Sokoto, al noroeste de Nigeria, fundamenta que todos los enfoques «para apagar incendios» con el fin de apelar a que el pueblo detenga las manifestaciones no funcionarán porque «los nigerianos tienen hambre y esta vez los han llevado al límite».

«No se puede esperar que se mantengan callados», comentó a IPS.

Fuerza brutal

Yusuf está preocupado acerca de la brutal respuesta del gobierno a las protestas. El grupo de derechos humanos Amnistía Internacional informó de que el primer día de las protestas, murieron al menos trece personas por los enfrentamientos entre manifestantes y las fuerzas policiales en varias ciudades. Los medios locales dieron cifras de muertes diferentes y un periódico afirmó que fallecieron hasta diecisiete personas.

Se impuso un toque de queda de veinticuatro horas en muchas partes del país, incluido el estado Kano al norte, que es el segundo estado más grande y uno de los principales bloques de votos del país, tras los saqueos de propiedades gubernamentales y públicas en esa región.

La gente desobedeció el toque de queda, ondeando la bandera rusa y cantando en el idioma local hausa, a la vez que pedían la renuncia del presidente y la toma del poder por parte de las fuerzas armadas. La policía mató a no menos de diez personas como respuesta.

Yusuf, quien reside en Sokoto y fue detenido por la policía secreta de Nigeria el 25 de julio por intentar organizar a la juventud para que protesten pacíficamente, dijo que las amenazas y la brutalidad del gobierno solo pueden hacer que las cosas se descontrolen aún más.

Yusuf comentó a IPS que la agencia de seguridad afirmó que él formaba parte de los que supuestamente estaban conspirando para derrocar al gobierno de Tinabu a través de las protestas.

«Los oficiales simplemente me gritaban. Me encerraron en una habitación con muy mal olor durante unas ocho horas. De hecho, amenazaron con que si algo salía mal durante la protesta, me harían responsable», contó Yusuf, líder de la organización Northern Advocate for Good Governance.

Yusuf no es el único que fue amenazado y detenido. Según Amnistía Internacional, alrededor de setecientos manifestantes, incluidos periodistas, han sido arrestados en todo el país mientras nueve oficiales sufrieron lesiones durante las protestas.

Las autoridades temen que las protestas reflejen las manifestaciones mortales EndSARS (movimiento contra la Unidad Especial Antirrobos, SARS en inglés) contra la brutalidad policial en 2020, que dieron como resultado muertos y heridos después de que las fuerzas de seguridad dispararan contra manifestantes no armados.

Oludare Ogunlana, profesor de Seguridad Nacional en la Universidad Collin en Texas, comparte la visión de Yusuf. Le dijo a IPS que reprimir a las personas que protestan tendrá consecuencias mortales.

«A la vez que le pedimos a los manifestantes que se comporten de manera ordenada, esperamos que las agencias de seguridad sean cautelosas. Si se usan armas letales contra las personas, la situación empeorará y se tornará incontrolable. La gente simplemente le está diciendo a las autoridades que se ocupen de sus preocupaciones, pero el gobierno se ha mostrado indiferente», aseguró.

Nurudeen Hassan, analista político en Nigeria, fundamentó que aunque es posible que las protestas estuvieran inspiradas en lo que ocurrió en Kenia, ya había señales de que los nigerianos pronto tomarían las calles. Señaló que «la gente está muy enojada por el estado del país».

«Mientras Tinabu solamente ha ocupado el cargo de presidente por un año, su partido ha permanecido en el poder por nueves años y solamente han cumplido algunas de las promesas que se hicieron a través de los años. El país está empeorando y esta situación enfureció al pueblo», le comentó a IPS.

En la capital administrativa del país, Abuja, donde el enojo de los residentes se debe a los crecientes casos de secuestro con petición de rescate, la policía persiguió a los manifestantes y les lanzó proyectiles de gas lacrimógeno e hirió a muchos de ellos. Las agencias de seguridad dispararon balas reales contra periodistas y manifestantes, y arrestaron indiscriminadamente a docenas de personas.

Yakubu Muhammed, reportero del Premium Times, un diario del país, dijo a IPS que mientras intentaba filmar a los oficiales de policía arrestando personas, le pegaron con la culata de un arma y lo arrastraron dentro de una camioneta.

«A pesar de explicarles que soy un miembro de la prensa, me arrestaron y confiscaron mi teléfono. En la camioneta, conocí a cuatro personas. Me liberaron poco después», señaló.

Los críticos acusaron a las agencias de seguridad de no proteger a los manifestantes, sino de cubrir a supuestos matones pagados por el gobierno que, están levantando pancartas que dicen «Diga no a la protesta» en todo el país.

En la capital económica nigeriana Lagos, los matones amenazaron y persiguieron a los manifestantes mientras la policía miraba.

La carrera hacia 2027

El presidente Tinabu dio un discurso a nivel nacional el cuarto día de las protestas. Suplicó por el fin de las manifestaciones, pero insistió en que no daría marcha atrás con ninguna de sus políticas económicas.

A la oposición no le cayó bien su discurso; el presidente fue objeto de críticas y ataques por no mencionar las peticiones de los manifestantes. Un exvicepresidente de Nigeria, Atiku Abubakar, afirmó que el discurso de Tinabu ignora las urgentes dificultades económicas que han asediado a las familias nigerianas desde el inicio mismo de su mandato».

Ibrahim Baba Shatambaya, profesor del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Usmanu Danfodiyo en Sokoto, Nigeria, está preocupado porque el presidente no hizo ninguna referencia ni condenó las muertes de los manifestantes en el país en manos de las fuerzas de seguridad, a pesar de su promesa de mantener los principios de la democracia y los derechos humanos.

«La protesta es un mero resultado de un mal desempeño del gobierno. Si el gobierno no hace lo necesario para revertir realmente las tendencias de las dificultades económicas en este país, la inclinación será que el partido político gobernante probablemente no tendrá una buena jornada en la próxima ronda de elecciones en 2027», expresó Shatambaya.

Tensiones étnicas

Peter Obi, exgobernador del estado de Anambra al sudeste de Nigeria, fue criticado por el asistente de medios de Tinabu, Bayo Onanuga, porque supuestamente lleva a sus seguidores a organizar las protestas para derrocar al presidente del poder.

Se refirió a los seguidores de Obi como miembros del grupo a favor del separatismo proscrito denominado Pueblo Indígena de Biafra (Ipob, en inglés) liderado por el detenido Kanu.

Ipob está luchando por una República de Biafra independiente, que estaría formada por los estados del sudeste de Nigeria, origen de la tribu igbo.

Onanuga afirmó que Obi, candidato presidencial en las últimas elecciones, no está contento con haber perdido ante Tinabu en una contienda muy reñida.

Obi negó esta afirmación e inició acciones legales contra Onanuga por difamación. Observadores como el analista político Hassan sostienen que es un mero reflejo del nivel de «igbofobia» que algunos actores del gobiernos han dirigido contra los igbos y que, si no se tiene cuidado, esto podría derivar en una crisis étnica.

Los grupos organizados dirigidos por igbos al sudeste de Nigeria presentaron denuncias y se retiraron de las protestas antes de que comenzaran, con miedo a represalias sangrientas contra ellos si la situación se descontrola.

Temen que, al igual que en 1966, cuando se culpó y masacró a miles de igbos por supuestamente dirigir un golpe revolucionario que resultó en la muerte de muchos líderes influyentes y que luego llevó a una guerra civil de casi tres años, podrían ser blanco de ataques por pedir activamente la renuncia de Tinabu.

Mientras tanto, en el sudoeste dominado por el grupo étnico yoruba, origen de Tinabu, existen cada vez más peticiones para que los igbos abandonen la región, lo cual ha sido condenado por el gobierno nacional.

En otras partes del norte, donde las protestas se han vuelto extremadamente violentas y se cerraron muchas ciudades; donde los lugares de trabajo, hospitales y escuelas cerraron; se están esparciendo rumores de que los norteños, cuya mayoría son de origen hausa y fulani, protestan activamente contra el gobierno porque quieren que Tinabu, un hombre yoruba, renuncie a favor de uno de sus compatriotas.

«Algunos yorubas defienden a Tinabu como si no vieran estas miserias, solo porque es un compatriota. Los hausas y fulanis que llamaron a las protestas anti islámicas, ahora están a la vanguardia de protestas violentas. Quieren hacer que Tinabu sea presidente por un solo mandato, como el antiguo presidente Goodluck Jonathan, para que otro norteño pueda asumir el poder», aseguró Michael John, residente de Abuja.

Entretanto, Ogunlana le dijo a IPS que mientras la propaganda étnica pudo haber sido instigada por los políticos para su propio interés, los nigerianos deben preocuparse sobre los factores que hacen que vivir en el país sea difícil.

«Seas del norte o del sur, el sufrimiento y las dificultades nos unen a todos. No creo que estas protestas deban verse a través de las lentes étnicas, sino que se deberían centrar en cómo el gobierno debe escuchar las exigencias de los ciudadanos perjudicados», dijo.

Owolabi Toyibat, residente en Lagos, la antigua capital y la ciudad nigeriana más poblada, cree que las manifestaciones pueden extenderse durante más de diez días y teme que puedan degenerar en disturbios, especialmente mientras el gobierno siga ignorando los reclamos de los manifestantes.

«El hecho de saquear propiedades públicas y privadas pronto será la norma. Si bien creo que protestar es nuestro derecho, nunca puede haber protestas pacíficas en Nigeria y solo muy pocos manifestantes han conseguido cambios tangibles en este país. Observe las protestas en Kenia y cómo terminaron, con tanta violencia y muertes. Eso mismo sucederá en Nigeria», le dijo a IPS.

Abdullateef Abdullahi en Sokoto piensa distinto.

«Creo que la protesta es esencial hasta que se cumplen los reclamos, ya que sirve como el único medio principal para atraer la atención de nuestros líderes hacia los problemas nacionales y para presionarlos por una reforma tangible de nuestro país», dijo.

Sokoto añadió que «solamente la urgencia de esta protesta puede hacer que nuestros líderes vuelvan a tomar conciencia y escuchen nuestra situación. Nos están tratando como esclavos mientras ellos llevan una vida de lujo. ¿No es esto motivo suficiente para protestar?»

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