El conde Drácula, también identificado en otras ficciones con el príncipe rumano Vlad el empalador, es un personaje de ficción creado en 1897 por el escritor irlandés Bram Stoker en la novela epistolar que lleva el nombre de su protagonista. Desde entonces, Drácula y su leyenda de bebedor de sangre humana se han transformado muchas veces para dar origen a numerosas obras artísticas, especialmente cinematográficas.
Existen cerca de 200 películas en las que el protagonista es el conde-vampiro, lo que le convierte en uno de los personajes más populares de la historia del cine y hace de su vida y milagros un género propiamente dicho.
Cada una de esas películas adapta de manera diferente la obra de Stoker, añadiéndole distintas intrigas y distintos secundarios que completan el relato, aunque lo más frecuente es que la narración hable de un Drácula que murió anciano pero conserva un cuerpo lozano cuando cada noche abandona el ataúd para salir a buscar sangre fresca, enamorado de una mujer joven a la que a su vez convierte en vampira, y rodeado de toda una corte de “resucitados” por idéntico sistema.
La primera aparición del conde Drácula en las pantallas tuvo lugar en 1920, con el Drakula dirigido por Karoly Lajthay y protagonizado por Paul Askonas; las siguientes son Nosferatu el vampiro (1922), de Friedrich Murnau con Max Schreck en el hombre murciélago y Drácula de George Melford (1931), con Carlos Villarías en el protagonista. A lo largo del siglo XX hemos visto caracterizados de Drácula a Bela Lugosi, John Carradine, Christopher Lee (probablemente quien más veces ha encarnado al siniestro y morboso personaje), Paul Naschy, David Niven, Klaus Kinski y Gary Oldman, entre otros muchos actores.
Y, dicho todo lo anterior, la última producción del género, Drácula. La leyenda jamás contada (Drácula Untold) es una vuelta de tuerca inédita, desconcertante y bastante aburrida, a la leyenda de la transformación del príncipe Vlad III en Drácula, lo que da como resultado un vampiro que no está muerto y se rebela contra la necesidad de chupar la sangre de sus parientes y amigos (y menos mal que al menos le han dejado los colmillos). Vamos, un Drácula que ni es Drácula ni es nada, uno más de esos personajes carne de gimnasia que últimamente nos acercan a los protagonistas –reales o ficticios- de nuestros cuentos y leyendas infantiles, en unas producciones llevadas a cabo con muchos medios y poca inteligencia, rodadas en estudio sobre cromalines y con los paisajes y las masas añadidas por ordenador. Nada de lo anterior es algo malo en sí mismo, el progreso técnico –como el científico- están para aprovecharlos. Pero no para hacer chapuzas.
Aquí lo que se pretende es contar la transformación del príncipe Vlad –al que por cierto adjudican un pasado increíble de niño robado por el sultán turco de la época (que, como un falso recuerdo paranoico, recuerda mucho a los famosos “niños de Ceaucescu”)-, desde el conde sádico que mataba a sus adversarios clavándolos en grandes y afiladas estacas hasta el hidalgo arrepentido de sus hazañas anteriores, para acabar siendo el legendario vampiro destinado a sembrar el terror en toda la mitteleuropa de comienzos del siglo XX.
Pero el resultado es otra cosa: “un cuento clásido ahogado en la penumbra de un ordenador” (Ben Kenigsberg,The New York Times), “apenas otra película sin alma” (Javier Porta Fouz: Diario La Nación), “no funciona ni como historia épica ni como hibrido de acción y horror” (Kyle Anderson: Entertainment Weekly), “esta aburrida historia sobre el vampiro más famoso de la historia sugiere que algunas leyendas es mejor que permanezcan sin ser contadas” (Scott Foundas: Variety ).
Una mala mezcla de películas de romanos y clásicas de acción, dirigida por el debutante irlandés Gary Shore, que –también ha escrito alguien- “no es ni chicha ni limoná”, con excesivo recurso a efectos especiales nada creíbles que cansan y la asemejan a una película de superhéroe. No se salva nada: ni el guión, ni la dirección, ni la interpretación: los actores están mal, carecen de alma, de tensión, de misterio. Drácula. La leyenda jamás contada no aporta nada, ni al cine ni al personaje del mítico conde. Todo estaba ya dicho y mejor dicho.
Es fácil creerse crítico, si la película no te gustó, simplemente debes ser objetiva y describir qué es lo que no te gustó o que encontraste mal, pero se observa una crítica bastante subjetiva, si no viste lo que querías ver en la película no es necesario arruinarle por completo con tu horrible crítica, hay personas que aún no han tenido la oportunidad de ver la película y es justo que tengan la oportunidad de hacerlo y juzgar con sus propias críticas, no es necesario que te lleves la pega de juzgar por los demás. En lo personal la película me encantó, Luke Evans se lució y estuve atenta durante toda la película y por otro lado fui con la certeza de que no me iba a encontrar con un vampiro chupasangre, sino con una leyenda no contada. Película recomendada solo para personas de mente abierta que no quieran ver terror, sangre por doquier y una típica película de vampiros donde sólo se trata de beber sangre.
No sabes lo que dices.
1ª: No hay que ser crítico para ver que estamos ante una película mediocre que solo aspira a la taquilla mediante adolescentes ingenuos sin criterio alguno que no saben diferenciar un videojuego de un largometraje.
2ª: Solo con ver el tráiler ya se sabe lo que hay, mucha acción,poca historia,mucha mierda, mucho CGI.
3ª: Luke Evans está fatal, inexpresivo, no transmite nada. Pero la culpa no es suya, con este guion, con este director…. poco se podía hacer.
4ª: Todos sabíamos que esto no iba del vampiro chupasangre, por algo se llama La historia no contada, por algo sale Vlad vestido con la armadura del Dragón.
5ª: No queríamos ver sangre ni terror, queríamos ver a Vlad Tepes y no lo hemos visto por ningún lado. Lo que hemos visto ha sido un videojuego llamado Castlevania, o más bien un refrito de superheroes de comic.
La ultima media hora de la peli pasé vergüenza ajena, en serio. Y que es eso de aparecer Mina en la época actual….sin sentido.
Vaya que eres todo(a) un(a) sin respeto(a), ¿Quién te crees tú para venir a criticar lo que yo opino?, ¿Acaso yo critiqué tu opinión?. Que yo sepa estamos en un país libre y podemos opinar lo que se nos venga en gana. Yo no voy a cambiar de opinión por lo que tú opines o no de la película, así como tú tampoco cambiarás de opinión por lo que yo piense. Si a ti no te gustó la película, está bien esa es tu opinión y se respeta, pero ten respeto por lo que opinen los demás, y si a mi me gustó la película, es cosa mía y eso debes respetarlo.
Primero opinaste lo que pensabas de película y nadie te dijo nada, ni te respondió o criticó por tu opinión, pero después volviste a la página y sólo para criticar mi opinión, ¿Qué onda?, ¿No te enseñaron a respetar las opiniones de los demás?.
Por último, nunca le digas a alguien «No sabes lo que dices», estoy segura de que tú no eres un sabelotodo para que hables de ese modo y no era necesario que te desgastaras explicando todo lo malo que viste en la película, porque como ya dije, a mi la película me gustó y punto.
Aburridísima, y eso que no llega ni a la hora y media.
Viendo el trailer me dije que no vería este bodrio ni por asomo, pero por casualidad me la encontré colgada en una pagina y le di una oportunidad. El resultado tras el visionado fue incluso peor de lo que imaginaba, después de esto juro que no volveré a decir que «Van Helsing» es mala, nunca mais!. Incluso terminé cabreado y odiando a Hollywood. Señores, esto no es cine.
Es una lástima!, porque el maravilloso prólogo de 5 minutos que nos dejó «Dracula de Bram Stoker»(1992) dejaba volar la imaginación para hacer una gran película épica a lo «Braveheart» aunque bastante más oscura y sangrienta, y poder contar la vida de Vlad el empalador del cual se cuentan multitud de historias aterradoras que harían palidecer al propio Charles Manson.
En Dracula Untold no hay nada de esto. Ni aparece Dracula, ni Vlad, ni nadie. Porque aunque se nos diga al inicio que empalaba a sus enemigos, este protagonista no mataría ni a una mosca, es el típico musculitos «modelo de pasarela» inexpresivo de turno. Ni da miedo, ni da pena, ni nada. Tampoco se nos cuenta la historia real del empalador ni nada parecido. Y ni siquiera es original, «Vlad, principe de la oscuridad»(2000) ya trataba sobre el Dracula guerrero, el medieval. Dracula Untold es un aburrido pastiche, con mucha acción de cartón, un mero videojuego…., una excusa para hacer un Vengadores con los monstruos de la Universal convertidos en superheroes de la Marvel,véase «Yo,frankenstein».
Así que lo próximo sera «El hombre lobo contra Caperucita» o qué se yo, lol!.
Sara, Cristian, Brian, les agradezco mucho sus comentarios, a partir de los cuales ahora sí que asistiré al cine a ver esta película, y luego daré mis comentarios.
Aburrida jamás, no es clásica ni épica pero aburrida noooo. Mil veces mejor que Crepúsculo. Además Luke Evans estuvo (como británico que es) bastante correcto, quizás no una actuación apasionante pero muy correcta.
Me parece que uno de los problemas de la crítica con esta película es pretender ver una película de terror y/o del vampiro Dracula cuando la película, en realidad, pretende mostrar como un príncipe medieval se convierte en vampiro, cómo terminará siendo el famoso Dracula. O sea, la película intenta narrar el proceso, la transformación, no la historia del vampiro acabado que luego será (y que sí se vislumbra en las últimas escenas referidas al pasado).
Personalmente creo que esa una buena versión de por qué un noble medieval terminará siendo el monstruo de Stocker, y novedosa respecto a otros intentos de contar lo mismo tanto en el cine como, sobre todo, en libros. Y, hasta ahora, a todas las personas que conozco que la han visto les encantó y les divirtió mucho. Creo, realmente, que el problema es ir a ver una película clásica de vampiros cuando no lo es ni lo pretende.
Finalmente, un detalle que me llama la atención de la crítica es la alusión al «increíble pasado» del protagonista como niño robado por el sultán turco de la época. Me llama la atención porque lo que a la autora de la crítica le resulta «increíble» es de los detalles más verídicos de la película, ya que el verdadero príncipe Vlad III fue, en su infancia, «canjeado» por su padre al Sultán turco de la época, por lo que vivió un largo tiempo como prisionero de éste y, según afirman sus historiadores, allí aprendió muchas de las técnicas de tortura turcas que él emplearía siendo adulto, tanto con los turcos como con sus propios súbditos.
Te has radicalmente equivocado, la película muestra una visión distinta de algo ya conocido. Es por ello que gusta, porque no te cuenta lo mismo de siempre.