Edgard Degas. Impresionistas en privado
La Fundación Canal comienza su año expositivo con una fascinante colección de más de cien obras sobre papel del artista y su círculo más cercano, que permiten conocer al Degas más íntimo y personal, a la persona que hay detrás del genio. Tan íntimo que toda la muestra tiene un único propietario y comisario, un coleccionista que a lo largo de más de cuarenta años ha ido reuniendo esta faceta más íntima y desconocida del pintor. El profesor Robert Flynn Johnson, licenciado cum laude en Historia del Arte, profesor en universidades como la de California en Los Angeles (UCLA) donde sigue impartiendo clases, o Stanford. También sigue activo como profesor en el San Francisco Art Institute. Es Conservador Emérito de la Achenbach Foundation for Graphic Arts, de los Museos de Bellas Artes de San Francisco. Las obras, que nunca antes habían sido expuestas de manera conjunta en público, constituyen una deliciosa exploración de la creación y la personalidad de uno de los artistas de mayor talento y complejidad de la historia del arte.
Robert Flynn Johnson define a Degas como el observador más agudo de la naturaleza humana que el arte haya tenido desde Rembrandt. Siempre le acompañó un profundo interés por conocer al ser humano en todas sus dimensiones. De personalidad cálida e introvertida, de genio incisivo, supo crear un amplio círculo de amigos, entre ellos escritores y artistas, algunos de los cuales participan de esta colección.
La exposición presenta una de las facetas más desconocidas del artista: su proceso de creación. Degas recurría a sus apuntes y bocetos para crear sus cuadros, pero además experimentó en profundidad con la fotografía y con el grabado, sus dos herramientas preferidas para la experimentación aplicada a su obra pictórica.
Edgard Degas (1834-1917) nació en París, primogénito de una familia de banqueros. Tuvo la suerte de tener un padre sensible al arte; desde niños, él y su hermano Achille visitaban el Louvre, algo que marcó al joven Edgard, que a los dicinueve años ya estudiaba en la Escuela de Bellas Artes donde obtuvo una sólida formación. Viajó por Italia, conoció a los maestros renacentistas. De regreso en París empezó copiando en el Louvre a los grandes maestros como método de formación. Trabajaba sin prisa en su proceso personal y solo a los treinta años expuso por primera vez en el Salón de la Academia. Fue uno de los fundadores del impresionismo y en 1873 se enroló en la Sociedad anónima cooperativa de pintores, escultores y grabadores, cuyo objetivo era organizar exposiciones sin jurado, vender obras sin marchantes y publicar una revista de arte. Así participó en siete de las ocho exposiciones que se realizaron.
Fue un experimentador audaz, su originalidad compositiva e iconográfica aportaron a su pintura una nueva visión del mundo, creando una composición descentrada, atenta a las leyes de la instantaneidad, composición resultado de su experimentación constante, entre otros con el grabado y la fotografía, de los que hay excelentes ejemplos en esta exposición. Su observación de la naturaleza humana va más allá de los conceptos estéticos.
El artista Michael Ayrton, define así a Degas: “No deja de ser una notable paradoja que todos los impresionistas se reconocieran entre sí como hombres de buena voluntad, una reputación con la que han pasado a la posteridad a pesar de que ninguno de ellos mostró especial interés por la naturaleza humana. Por el contrario, Degas, un hipocondríaco y en sus últimos años un ermitaño amargado, con reputación de cínico, intolerante y antisemita, se implicó en lo humano como ninguno de sus colegas. Solo él cultivó la observación del comportamiento humano. Hay en Degas, algo del realismo de Zola, libre como estaba de los prejuicios de la moralidad liberal, su realismo no fue producto de la indignación moral. Observaba a sus sujetos con la distancia de un cirujano”.
Las secciones de la exposición comienzan con un bloque de dibujos de juventud, dedicado a la familia y amigos, primer círculo de la intimidad del artista. Ellos son los pilares fundamentales de esta época. Son obras para uso privado. Veintiún dibujos de esta muestra aún estaban en su estudio cuando murió. Sus autorretratos, -nos dice Flynn Johnson- se explican porque ¿hay un modelo más barato para un joven artista, que él mismo? Él y después su padre, su hermano Achille, -el dibujo más antiguo conocido- estudios de brazos tomados del natural y cabeza, cabeza joven, piernas y pies.
Los amigos. Nos dice el comisario que el dibujo de la exposición que más le costó conseguir es el potente retrato de Mademoiselle Dembowska. Delicioso dibujo de su criada, Sabine Neyt, serenidad en el de la esposa de Ernest May y atractivo el de Mary Cassat en el Louvre. Muy representado está Édouard Manet, amigo intermitente de Degas, desde que se conocieron de una curiosa manera: Copiando un mismo cuadro de Velázquez.
Sus prioridades incluían el interés por la fotografía. Una de Manet presente en la exposición representa a René de Gas con los compositores Ernest Chausson y Claude Debussy en el château de Menil-Hubert de 1897, que recuerda al Déjeuner sur l’herbe de 1862 de Manet. Así, los dos aguafuertes de Manet realizados por Degas, también en la exposición, son dos de las obras gráficas más célebres de éste último y demuestran también su colaboración en tareas de impresión con Mary Cassat. Degas siempre se lamentó posteriormente de “no haber apreciado suficientemente a Manet durante su vida”. Un estudio para Dante y Virgilio y una copia del Louvre de ladrón crucificado comparten espacio en este bloque.
El fascinante mundo del espectáculo y los caballos implicaba el tema de captar el movimiento con fidelidad. De ahí su intenso trabajo con bailarinas y carreras de caballos. El estudio del movimiento de los caballos, la actividad atlética de los jockeys y las relaciones sociales de los espectadores componen otro bloque de la colección. En estos estudios predomina el interés por el lenguaje corporal y el gesto de los jinetes sobre el de la perfección artística. En las escenas de carreras le interesa el aumento constante de su complejidad, con los jinetes solapándose mutuamente. Esto y su enorme interés por la vida urbana, de los cafés, de las mujeres trabajadoras y las bailarinas. Bailarinas que le granjearon su mayor reconocimiento entre el público. ¿Quién no asocia a Degas con bailarinas de ballet clásico?
Un vínculo importante entre Degas y Picasso es el marchante Ambroise Vollard. La copia en gelatina de plata Vollard entre libros, retiene la atención. En 1911 Degas vendió a Vollard su serie de grabados Burdeles, uno de sus temas privados, por su interés o morbo social. Degas trata la vida diaria de las prostitutas con sensibilidad y veracidad. Después de la muerte del pintor, Vollard produjo una serie de monotipos a partir de originales, para ilustrar un relato breve de Guy de Maupassant. Años más tarde Picasso los retomó para una obra suya.
A través de todas las secciones de la colección, se aprecia que el interés del artista por el cuerpo humano es siempre predominante. El realismo es un valor impresionista que Degas concretó en obsesión por los cuerpos, observación de sus comportamientos, con el objetivo final de profundizar en el ser humano tal como es. La mujer es un leit motiv en toda su obra. Mujeres del mundo del espectáculo, en sus quehaceres cotidianos, peinándose o saliendo de la bañera, en suma un estudio exhaustivo de todas las capacidades expresivas de sus cuerpos.
Esta importante selección de dibujos de Degas se complementa con más de cuarenta obras realizadas por miembros de su círculo de amistades. Algunos muy conocidos como Cézanne, Manet, Ingres, Fantin- Latour o Toulouse-Lautrec, y otros como Odilon Redon, Marcellin Desboutin o Henri Regnault, grandes artistas que el gran público tendrá ocasión de descubrir y de disfrutar.
Todas y cada una de las obras que se exponen proceden de la colección privada de Robert Flynn Johnson. Más de cien obras entre las que se incluyen dibujos, grabados, fotografías, monotipos, una escultura y una carta de Degas, que arrojan luz sobre un artista que alcanzó un gran éxito en muchas disciplinas artísticas.
- Hasta el 11 de mayo de 2104 en la Fundación Canal, Mateo Inurria 2.