La justicia estadounidense ha condenado a Beth y Paul Werking, un matrimonio que vive en la localidad de Glen Haven, cerca del lago Michigan, a pagar 75 mil dólares a su hijo David, en concepto de daños y perjuicios por haber destruido su colección de revistas, vídeos y otros materiales pornográficos, según una información del Huffington Post.
La historia comienza en 2016, cuando David, de cuarenta años, se separa de su mujer y vuelve a vivir a casa de sus padres. Poco después, David decide cambiar otra vez de domicilio y trasladarse a Indiana. Cuando se dispone a empaquetar sus cosas descubre que han desaparecido doce cajas de películas pornográficas y una colección de revistas del mismo género.
Ante sus protestas, los padres confiesan: «Creíamos hacerte un favor desembarazándote de todo aquello», escribió Paul a su hijo en un correo electrónico.
Pero David no perdona y presenta una denuncia contra sus padres por haber tirado su colección preferida. El periódico estadounidense cuenta que, en su defensa, el matrimonio Werking alegó que destruyeron las películas y las revistas porque les pareció que su contenido estaba «fuera de lugar en su casa» y además era ilegal.
Según explicaron al juez, el material destruido –que constaba de 1605 vídeos pornográficos en formatos DVD y VHS, así como medio centenar de accesorios sexuales- incluía escenas pornográficas con menores y con animales, así como escenas de esclavitud y agresiones sexuales.
David negó estas acusaciones y un equipo del juzgado, que ha revisado el material, no ha podido verificar las acusaciones de los padres, por lo que el juez ha condenado a los Weking a indemnizar a su hijo.
Como dice el periodista del Huffington Post, «Vista la suma que deben pagar para resarcirle debía tratarse de una estupenda colección».