Los detenidos por Estados Unidos en la prisión de su base naval en Guantánamo, Cuba, continúan sometidos a «constantes tratos crueles, inhumanos y degradantes según el derecho internacional», declaró la experta de las Naciones Unidas Fionnuala Ní Aoláin tras visitar las instalaciones, informa la IPS.
Se trató de la primera visita de un especialista de las Naciones Unidas a ese centro de detención establecido por Estados Unidos en 2002 y que llegó a albergar más de setecientos prisioneros, a raíz de la lucha contra el terrorismo emprendida por Washington tras los atentados contra las Torres Gemelas en Nueva York el 11 de septiembre de 2001.
Actualmente quedan allí 30 hombres prisioneros, algunos con dos décadas de detención sin ir a juicio, y han sido víctimas de torturas y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes según los parámetros considerados por la ONU.
Ní Aoláin, profesora de leyes en Irlanda, expresó «serias preocupaciones sobre la detención continua de treinta hombres y la arbitrariedad sistemática que impregna su día a día, trayendo inseguridad severa, sufrimiento y ansiedad a todos, sin excepción».
Su visita a Estados Unidos, como experta independiente que actúa bajo el paraguas del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, comprendió tres partes: los derechos de las víctimas de los ataques terroristas del 11 de septiembre, los de los detenidos en Guantánamo, y los derechos de los exdetenidos.
Dijo que los ataques del 11 de septiembre -con aviones que derribaron edificios y causaron más de tres mil muertes- constituyeron un crimen de lesa humanidad, y dialogó con víctimas y sobrevivientes sobre las devastadoras consecuencias a largo plazo de esos atentados en las personas, las familias y las comunidades.
Elogió la amplia acción legislativa, social, simbólica y financiera con la que se apoyó a las víctimas y sobrevivientes del 11 de septiembre, pero enfatizó que se necesita hacer más para llenar los vacíos en sus derechos a la reparación, incluida una disposición legislativa que les asegure la atención médica a largo plazo.
También reconoció la apertura estadounidense para su visita, el espíritu de diálogo y el acceso a todos los lugares de detención solicitados, así como a los prisioneros.
Todos los detenidos que conoció, hombres musulmanes, «viven con daños constantes e implacables como consecuencia de prácticas sistemáticas de entrega, tortura y detención arbitraria».
La infraestructura de detención implica una vigilancia casi constante, extracciones forzadas de celdas, uso indebido de restricciones y otros procedimientos arbitrarios que no cumplen con los derechos humanos; hay deficiencias estructurales en salud, y acceso inadecuado a la familia.
«La totalidad de estas prácticas y omisiones tienen efectos acumulativos y agravantes sobre la dignidad y los derechos fundamentales de los detenidos, y equivalen a un trato cruel, inhumano y degradante continuo», dijo Ní Aoláin, por lo que concluyó que «el cierre de la instalación sigue siendo una prioridad».
El expresidente demócrata Barack Obama (2009-2017) y el actual Joe Biden prometieron varias veces cerrar la prisión de Guantánamo, pero la decisión no se ha cumplido, en parte por trabas establecidas por el Congreso estadounidense.
Ní Aoláin se reunió también con detenidos repatriados y reasentados y sus familias, así como con funcionarios gubernamentales de otros países, y señaló graves deficiencias en la provisión de los medios que los ex detenidos necesitan, incluidas identidad legal, atención médica, educación, vivienda, y libertad de movimiento.
Afirmó que estas deficiencias contravienen las obligaciones de Estados Unidos en virtud del derecho internacional contraídas antes, durante y después de la transferencia de los detenidos, incluso en lo que respecta a la no devolución.
Agregó que estas obligaciones son mayores porque el individuo ha sido torturado bajo su custodia, lo que requiere que se le garantice una rehabilitación adecuada.
Llamó el gobierno estadounidense a garantizar la rendición de cuentas por todas las violaciones del derecho internacional, tanto para las víctimas del terrorismo como para las víctimas de la lucha contra el terrorismo.
«Ha llegado el momento de deshacer los legados de excepción y discriminación perpetuados por la existencia continua de Guantánamo», concluyó.