El Camino de Santiago debería conducir a Tarraco o Gerunda
Como todo el mundo sabe, el apóstol Santiago (Jacobo, hermano de Juan, los hijos de Zebedeo), discípulo de Jesús, viajó a la Hispania romana o Península Ibérica, con el propósito de proceder a su evangelización. Bueno, la verdad es que se trata de una simple leyenda, pero son tantas las leyendas que acompañan la historia de la Iglesia cristiana, que una más no tiene mayor importancia.
El caso es que el bueno de Jacobo, Jaime, Santiago, Diego, Tiago, Yago o Iago como posteriormente sería iría siendo rebautizado, emprende su viaje misionero a la Hispania en uno de los barcos que hacían la travesía por el Mediterráneo, si bien el último trayecto lo realiza a pie desde las costas de la Galia, donde desembarca para tener mejor acceso a su destino final que, por supuesto, era Catalunya, la tierra de sus antepasados, ya que su padre, que procedía de Tarraco y su madre, oriunda de Gerunda, habían emigrado a Palestina siendo él aún un niño.
Catalunya estaba llamada a convertirse en el centro de la cristiandad, por encima de Roma y Constantinopla. Pero he aquí que en lugar de cruzar los Pirineos por Port Bou, Jaume (nombre con el que siempre se referían a él sus padres) dio un rodeo y lo hizo por Hendaya. Un malvado castellano (no olvidemos que ya por entonces la anchura de Castilla llegaba hasta los Pirineos) confundió los pasos del apóstol y en lugar de conducirle hacia el noreste de la península, le encaminó hacia el noroeste, llegando de esta forma a Galicia, en la confluencia de los ríos Sar y Ulla, convencido de que estaba arribando a Catalunya, donde esperaba encontrarse con sus ancestros y la lengua de sus abuelos.
Cuando descubrió el engaño y a la vista del poco éxito que tuvo en su predicación, decidió regresar a Palestina, donde sufriría el martirio en el año 44, bajo Herodes Agripa. En contra de sus designios, su cadáver sería reconducido por varios medios hasta el puerto de Iria Flavia, la capital de la Galicia romana, cuando su destino debería haber sido Tarraco o Empordà, a donde hoy se dirigirían todas las peregrinaciones que actualmente acapara indebidamente Compostela y que sería conocida como Santiago de Tarraco o Santiago de Gerunda (o Girona), según el caso.
Deducimos, pues, que no solamente el Quijote y Cervantes (cuyo nombre verdadero es Joan Miquel Servet, hijo de Miguel Servet) son catalanes, como lo es también Cristóbal (Cristòfor) Colom, si hacemos caso a las enseñanzas del profesor Jordi Bilbeny en el Institut Nova Història (cfr. conferencias en el Ayuntamiento de Crespiá de Girona, 1 al 4 de agosto de 2013). Una “seria y concienzuda investigación”, la de ese notable universitario que ha merecido las felicitaciones del honorable Jordi Pujol; catalán es también, con idénticos merecimientos, Santiago Apóstol.
Las conferencias impartidas por el profesor Bilbeny, enmarcadas en un programa general bajo la denominación de “1ª Universitat Nova Historia”, se anunciaban como Curs sobre la falsifiació i restauració de la història de Catalunya. Nos queda la duda de si la falsificación de la historia, a la que el ciclo alude, se refiere a lo que el conocimiento universal nos ha transmitido o a la torticera manipulación que hace Jordi Bilbeny. Igualmente, de si estos sesgos seudo científicos logran hacer mella en la conciencia colectiva catalana.
Nota bene.- Ruego a mis lectores que disculpen la fantasía hiperbólica sobre Santiago y la enjuicien en el contexto en el que se narra.
Agosto de 2013.
Joseph hay que tener sentido del humor.Para nivel y «rigor histórico» el de
Jordi Bilbeny (Miguel de Cervantes era catalán y escribió el Quijote en ca-
talán,quien descubrió,conquistó y colonizó America fue Cataluña, Colón
era catalán y los marinos que lo acompañaban también, claro, el que gritó
lo de ¡tierra ! creo que se llamaba Rodrigo de Triana (nombre como puede observarse y apellidos muy catalanes).
Que poco nivel de articulo!!