Los egipcios adoraban al escarabajo; el insecto volador de fuertes tenazas, aparece en los murales de las tumbas faraónicas, en objetos sagrados y papiros. Era adorado porque para los egipcios significaba el símbolo de la fuerza y del poder, pero, especialmente, era el símbolo de la resurrección.
El escarabajo pelotero alimenta sus larvas con excrementos, formando con ellos una pelota que hace rodar hasta ponerla a buen recaudo, introduce los huevos en el estiércol (reminiscencia de lo muerto) para que al devenir de veintiocho días, la larva se transforme en coleóptero. Por esa razón, los egipcios consideraban al escarabajo como símbolo de la resurrección, del renacer, y se identificaba con el dios Jepri, creador de si mismo, como el sol, que muere y nace cada día, en constante transformación de la existencia hacia la vida eterna.
Cuando estuve en Egipto, en el Cairo, fui al vecindario copto, confieso que con cierto recelo, ya que los coptos son perseguidos y hostigados en el Egipto actual. Caminé por un colorido mercado donde los lugareños me fueron guiando hasta llegar a la iglesia copta, que estaba un tanto oculta.
Comenzaba una ceremonia y entré al templo; escuché una misa muy larga y muy recogida con monjes que cantaban en su lengua vernácula y cuyo rito remontaba a una unción originaria y profunda. Después del culto, me acerqué a conversar con un religioso, que me acompañó por la iglesia, mostrándome las imágenes de los iconos, y tuvo la paciencia de contarme la importancia de los coptos.
Los coptos (la palaba «copto» quiere decir «egipcio») descienden del Antiguo Egipto, y fueron los primeros egipcios en convertirse al Cristianismo, cuando la religión comenzó a expandirse después de la muerte de Jesucristo, durante el Siglo primero. La iglesia copta se desarrolló a través de san Marcos, el evangelista que llevó las prédicas cristianas a Egipto y dio origen a la iglesia copta. San Marcos murió como mártir en esas tierras.
Actualmente, los coptos cristianos, son la minoría más grande de Medio Oriente, aunque ahora hablan árabe, se conserva el copto como lengua religiosa y de culto. También me comentó que los coptos son, en muchos casos, guardianes de los lugares sagrados, entre ellos el Santo Sepulcro, en Jerusalem. La influencia de Egipto fue fundamental para el Cristianismo de los primeros tiempos, y Alejandría fue centro inspirador.
En aquella ocasión, hablando con el religioso, conocí el sentido iniciático que tiene el escarabajo pelotero, a través de la transformación de larva a coleóptero, al vivir el proceso de salir de la muerte (el excremento) a la resurrección, y su simbólica alusión en el mundo egipcio y en el mundo cristiano.
Pascua, en latin, griego y hebreo (pesaj) significa salto o paso, la palabra indica un traspaso, una transformación. Antiguamente se celebraba el paso del invierno a la primavera. Para el pueblo judío es el paso de la liberación de la esclavitud de Egipto y el paso con Moises a través del Mar Rojo a una nueva vida.
Para los cristianos, la Pascua celebra el paso de Jesús de la muerte a la vida; la Semana Santa nos relata el Via Crucis, el calvario y muerte de Cristo, que muere para salvar a la humanidad; pero subyace un mensaje profundo donde aparece el símbolo del escarabajo: el mensaje de renacer de nuestra muerte.
La Pascua nos invita a abandonar lo muerto, lo negativo, lo oscuro para entrar en la luz y la vida. De todas las religiones existentes, es la religión Cristiana la que glorifica y celebra la vida, a través del nacimiento del niño, como fuerza irreductible de la presencia divina y como canto de la humanidad. Nacer, morir y renacer. La relación con la figura de Jesús se enlaza con el concepto de la resurrección y la vida eterna.
La alegoría del escarabajo y la resurrección es de origen egipcio pagano, y llega al Cristianismo como metáfora, al reconocer al escarabajo, como emblema del renacer, del sol, de la oscuridad hacia la luz y evoca el permanente devenir del hombre, salir de las tinieblas para encontrar la iluminación, caer para surgir, morir para renacer.
Durante la Edad Media, aparece citado «el Bonus Scarabeo» en libros y manuscritos, el «Buen Escarabajo» se une a la imagen de Jesús, el resucitado, el que al morir por los pecados de los hombre y salvarnos, renace para entregarnos la luz, la fé y la esperanza.
Fue durante el Pesaj (las pascuas judías, porque no olvidemos que Jesús era judío), que aconteció la Última Cena con los doce apóstoles; en ese encuentro Jesús les entregó el sacramento de la comunión y los estimuló a que fueran por el mundo y anunciaran la buena nueva a todos, con sus parábolas y enseñanzas.
En España y Latinoamérica, la Semana Santa tiene especial significación. Recuerdo la Semana Santa de Sevilla como una de las representaciones más impresionantes de religiosidad y alegría popular, como también recuerdo la dramatización emocionada de la procesión del Via Crucis en Iztapalapa, en México, donde se celebra este evento en cada pueblo del país azteca.
Para los creyentes, el «Buen Escarabajo» está con nosotros, en estos momentos difíciles de la Pandemia del coronavirus y su mensaje vuelve a nacer, en estas Pascuas, en nuestro corazón, con la esperanza de un mañana mejor, una nueva vida, más sabia, más sana y más espiritual.
¡Felices Pascuas!
Excelente. Qué interesante y que final.
Para los creyentes, el «Buen Escarabajo» está con nosotros, en estos momentos difíciles de la Pandemia del coronavirus y su mensaje vuelve a nacer, en estas Pascuas, en nuestro corazón, con la esperanza de un mañana mejor, una nueva vida, más sabia, más sana y más espiritual.
Esos son los mejores a transmitir 👍🏻💪🏻👏🏻👏🏻👏🏻