Fantasía marsellesa de Robert Guédiguian
«El cumpleaños de Ariane» (Au fil d’Ariane) es una simpática película de Robert Guediguian (Las nieves del Kilimanjaro) quien la presenta como “fantasía” (lo que significa sobre todo que está hecha por placer y para disfrute general), protagonizada por el grupo de actores habituales en la filmografía del director marsellés: su esposa Ariane Ascaride, Gérard Meylan, Jacques Boudet, Jean-Pierre Darroussin, la guapísima Anaïs Demoustier y Youssouf Djaoro.
El “hilo de Ariane” es una de las metáforas legendarias sacadas de la mitología griega, que se refiere a lo que sirve de guía y permite salir de una situación difícil. Ariane era la hija mayor de Minos, rey de Creta, y hermana de Fedra. Se enamoró de Teseo, su medio hermano (Minos tuvo una gran descendencia), quien pretendía matar al Minotauro. Para conocer los secretos del laberinto, Ariane hacía contantes preguntas a su autor, Dédalo, quien le había construido una pista de baile para ella sola en Cnosos. Ariane le dio toda la información que poseía a Teseo y también un hilo que le permitió salir del Laberinto una vez que hubo vencido al Minotauro. Entonces Teseo raptó a Ariane, con su consentimiento, le prometió casarse con ella y finalmente la abandonó en la isla de Naxos.
El hilo de Ariane ha dado origen a toda una metonimia ulterior, entre otras cosas, en ergonomía es un sistema de ayuda a la navegación (incluida la navegación por la Web) y, para los buceadores y espeleólogos, el cable que van tirando para poder encontrar al volver el punto de partida.
Todos estos elementos, y un montón de referencias culturales, aparecen a lo largo de la hora y media de proyección de «El cumpleaños de Ariane» quien, mientras confecciona una aparatosa tarta para celebrarlo, va recibiendo las llamadas de su marido e hijos excusándose por no poder acudir a la fiesta.
Entonces, Ariane abandona el pastel sobre la mesa, coge las llaves de su coche y sale decidida a pasar un día especial. En su trayecto se encuentra en “un país de maravillas” donde conoce a gente insospechada y encuentra elementos mágicos, como esa tortuga parlanchina “elemento irreal necesario para que el espectador sepa que ha entrado e un mundo extraño” donde, como en algunas películas de Fellini, aparecen elementos de una filmografía anterior: un restaurante a la orilla del mar donde se rodó «A la vie, a la mort», la isla, los barcos y las fábricas de marie-Jo y sus dos amores… y una sucesión de homenajes a figuras de la literatura, el cine, el teatro, la filosofía y la canción (Chejov, Brecht, Cartre, Passolini, Gidard, Fellini, Aragon, Ferrat…)
Película ligera y también modesta, “fantasía” kitsch–una más- con una Marsella espléndida y apetecible de fondo, El cumpleaños de Ariane es una fábula, un cuento, un sueño poético e ingenuo en torno al pequeño mundo familiar de su director, formado por personajes llenos de ternura que hace tiempo perdieron sus ilusiones.
“La peregrinación de Ariane y su clan nos llevan al mar, al Museo de Historia Natural, a la isla de Frioul, al teatro antiguo y al mito del Arca de Noé (…) con el objetivo de recuperar una forma de utopía, de solidaridad, de una manera lúdica empapada de nostalgia: no nos casaremos nunca de repetir hasta qué punto Guédiguian tiene el don de atravesar decorados y paisajes para convertirlos en lugares habitados por la ausencia, atormentados por la idea de un paraíso perdido” (Jacques Morice).
Es también una historia “de amor y cine conjugados como la de Ariane Ascaride y Robert Guédiguian quienes, con este, llevan dieciocho films juntos. Toda la vida prácticamente.