A pesar de los roces históricos y de vecindad entre Marruecos y España, actualmente, los cambios sociales, las nuevas prioridades económicas y los intercambios multiculturales contribuyen a la mejora de las percepciones de la opinión pública hacia un nuevo estado de tolerancia.
El marroquí no se considera así en España como el “Otro” sino como un trabajador inmigrante que se esfuerza por integrarse en la sociedad. Esta nueva imagen se refleja en el 82 % de los entrevistados españoles que afirmaron, en una encuesta del CIS en febrero de 2001, que no les preocuparía nada tener marroquíes como compañeros de trabajo. En otra encuesta, de mayo de 2003, apenas el 1 % dentro de las personas entrevistadas admite tener una actitud de desprecio o de agresividad hacia los inmigrantes.
Recordamos que, en una encuesta del CIS en relación con el periodo de 1980-1987, Marruecos se consideraba como una potencial amenaza, justo detrás de Estados Unidos. Según los barómetros de opinión del CIS en 1991 y 1992, las relaciones hispano-marroquíes se mantenían igual para el 48 % de los encuestados.
Aun así, la imagen de Marruecos en España no arroja un balance positivo, más bien muestra alejamiento cultural, como indican los barómetros de opinión elaborados por distintos institutos demoscópicos en España. Las causas de esta situación nos parecen sobre todo el resultado de la confluencia de dos factores: uno, el geopolítico, otro, el resultado de la interiorización de que existe un conflicto de civilización con el mundo árabe y musulmán, al que pertenece Marruecos.
Estas representaciones, que evolucionan según el contexto, el tiempo y el discurso, nos exige estudiar la influencia de los medios de comunicación, actores sociales y políticos en la construcción de la opinión pública. A lo largo de las recientes crisis que sacudieron las relaciones entre España y Marruecos en 2001/2002 (durante el segundo mandato de Aznar), el gobierno de Rabat acusó precisamente a la prensa española de dañar la imagen de sus instituciones (particularmente la monarquía).
Para la mejora de la imagen de Marruecos en España, Hasán II ya tuvo la iniciativa de impulsar la creación, en febrero de 1996, del Comité Averroes. La misión de este órgano, que se enmarca en el más puro estilo de marketing político, será reflexionar sobre temas de interés común para favorecer precisamente el diálogo, el conocimiento mutuo y eliminar los roces entre los media en los dos países. Sin embargo, parece natural que asistimos de vez en cuando a desencuentros entre las dos capitales que de pronto se desvanecen para dejar paso a otra fase de entendimiento. Es el dilema de los imperativos de la vecindad.