El 12 de mayo de 2010 será sin lugar a dudas uno de los peores días en la vida el expresidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero. Ese día, a través de 270 palabras pronunciadas en dos minutos y medio, el mandatario describía los recortes a adoptar en el Presupuesto obligado por los acuerdos adoptados en la reunión de los líderes políticos de la zona euro celebrada días antes.
En ese momento comenzaba el declive del mandatario, llevándose por delante a su partido, el PSOE, que se hundiría en las elecciones venideras perdiendo más de cuatro millones de votos, condenado a vagar por el desierto de la oposición mientras busca un nuevo Moisés que lo conduzca de nuevo a ese monte Sinaí que es la Carrera de San Jerónimo.
Todo eso, y muchas cosas más, podemos conocer ahora a través del libro El dilema, escrito por el expresidente Zapatero, que lleva por subtítulo 600 días de vértigo, a modo de confesión de lo sucedido explayado a través de 408 páginas. Si bien resulta imposible describir en un folio todo lo que se cuenta en ellas, algunos datos pondrán al lector al cabo de la calle de lo sucedido durante aquellos días de vértigo, sí, pero también saber algo de los entresijos de una crisis colosal a nivel mundial, que situó al mundo al borde del crash similar a la Gran Depresión de 1929, con unas ruinas mundiales como lo sucedido con Leman Brothers y las famosas subprime. Si a ello añadimos nuestra particular crisis inmobiliaria o del ladrillo, tendremos un panorama aproximado de lo que se nos vino encima.
Si he comenzado titulando que El dilema me parece que son palabras de un hombre honesto, es porque creo que así es. El exmandatario me parece honesto en estas páginas en las que en ocasiones no sale bien parado. Zapatero tuvo sus fallos, porque los tuvo como mandatario, siendo uno de los mayores no saber, querer o poder llamar a la crisis por su nombre, como así reconoce ahora. Como decimos en madrileño castigo, la cagó, y de ahí los efluvios posteriores. Como grave fue también la rebaja salarial de los empleados públicos o la no revalorización de pensiones en 2011. Poca gente se acuerda ya de sus aciertos en temas como revalorización de pensiones, Ley de Dependencia, cheque bebé, sanidad universal, aumento de becas de estudio, etcétera. Lo que queda es su fallo, su gran fallo ante aquella crisis de la que todavía no hemos salido.
Algunos piensan que antes de tomar las decisiones que tomó debía de haberse negado y convocado elecciones, pero soy de los que siempre han creído, y más después de leer El dilema, que de no haberlas tomado España hubiera sido intervenida, imponiéndosenos un técnico, como sucedió con Grecia e Italia, donde se constituyeron gobiernos técnicos, con primeros ministros que no habían pasado por las urnas.
Entre las muchas cosas que se conocen a través de las 408 páginas, algunas destacan en sobremanera. Como por ejemplo, que el poder de Alemania en la Unión Europea salta a la vista desde el primer momento, y que el Banco Central Europeo (BCE) ha sido diseñado con la filosofía del Bundesbank alemán, por una parte, y que el euro alemán es el bono refugio donde acudir para estar seguros. O que los sindicatos CCOO y UGT son europeístas, nada nacionalistas, por lo que siempre han respaldado los planes keynesianos para afrontar la crisis. Después de lo sucedido con Grecia, Irlanda y Portugal, los próximos en caer seríamos España o Italia, país este último que en ocasiones estuvo en peores condiciones que las nuestras. La frase “Voy a seguir ese camino, cueste lo que cueste y me cueste lo que me cueste” (página 207), pudo ser el epitafio político de Zapatero. El futuro económico de un país puede depender en ocasiones de un rumor publicado en un periódico económico de prestigio o de una frase afortunada o desafortunada del presidente del BCE (pág. 244). Por la cena histórica del G-20 en Cannes (págs. 300-309), conocemos cómo se ventiló el futuro económico del mundo en unas horas, con políticos como Obama, Merkel, Barroso, Sarkozy o Van Rampoy pidiendo una y otra vez a Berlusconi, ante la falta de credibilidad de las medidas de su gobierno, que Italia aceptase una ayuda financiera del FMI. Días después caería Il Cavalliere, siendo sustituido por el técnico Mario Monti.
Otras muchas cosas conocemos a través de las páginas de El dilema. Como la reforma del artículo 167 de la Constitución, con la cuestión de fondo de la llamada regla de oro fiscal, la invitación a España a pedir el rescate, el paro existente en el momento, el déficit público, el FMI en la Moncloa, etcétera. Todo ello es parte de nuestra reciente historia. Con sus luces y sus sombras, que de todo ha habido.