El Estado de la Nación: de periódicos y periodistas

A) El empresario de prensa puede cometer todas las vilezas sin tener que arrepentirse de ninguna. Karl Kraus

portada-elpais-20130802 El Estado de la Nación: de periódicos y periodistasY si ese periódico, esa emisora de radio, esa televisión, colonizadas por USA y los bancos y oligarcas europeos, se muestran cada vez más reaccionarios -¡tiempos hubo en que eran venerados por la denominada izquierda!-, por Dios, ¿cómo son los otros? ¿Y qué será de los lectores, oyentes, televidentes ante su información y opinión devastadora, a qué grados de conformismo serán conducidos?

En la reciente farsa escenificada del ¿debate? en el Senado -un tipo entre los tipos que no andan entre rejas llamado Bárcenas-, ese, esos periódicos, esa, esas radios, esa, esas televisiones, cuando concluyeron su turno los dos grandes actores de la pantomima -la democracia de la alternancia en el poder de los dos partidos mayoritarios- se precipitaron para desconectar y dar voz a la publicidad o a los tertulianos de turno.

La empresa no deja de ser partidista.

B) La idea viene porque la tomo de la palabra– K.K

Las palabras fueron vulneradas en su significado, de ellas se apropiaron los magnates de la desinformación y la opinión, los dueños de los grandes partidos políticos, para que los conceptos dejaran de existir en su original acepción.

La Razón es un diario. A diario el periódico nos muestra en sus páginas como desaparecen los caminos de la razón.

C) El austriaco Ferdinand Kürnberger, que por sus ideas revolucionarias tuvo que exiliarse siete años de su país -escribir, para él, de política, no era sino escribir la versión teatral de la tragedia austriaca-, escribió en 1873: Desde 1872 asistimos a una especie de patriotismo bursátil austriaco, en el que toda la nación parece haber sido sobornada y comprada. Enjambres de ciudadanos cultos se postran ahora y besan el suelo patriótico del índice de la bolsa» K.Ktaus

Han transcurrido 140 años desde aquellas palabras. La clase política y numerosos burócratas de la opinión, se postran reverentes ante la idea de que todo vale para apoyar a los bancos en su fraudulenta, corrupta y terrorista estructura y actuación pública.

Y he ahí, impotente y obligatoriamente sumiso si quiere sobrevivir, al periodista fatigado. Estudió una carrera, se preparó, con su mejor ánimo, para investigar, opinar, reflejar la realidad del país o del mundo, razón de ser de su oficio, y al final encontró que no le dejaban ni tan siquiera realizar preguntas en las ruedas de prensa de los hacedores de mentiras, los políticos en el poder.

A veces recuerda tiempos que pensó fueron ignominiosos pero en los que podía verter, más o menos encubiertas, sus opiniones y análisis. ¿Estamos seguros de que cualquier tiempo pasado fue peor, o los tiempos, como las guerras y las explotaciones de los amos de las tierras, los negocios y los bancos, sobre la mayor parte de los ciudadanos, solo cambian sus coyunturales métodos?

y D) La democracia significa poder ser esclavo de cualquiera. K.Kraus

Poseer el poder económico, los medios de comunicación, y a través de éstos, cada vez más los pensamientos y las voluntades de los súbditos o neo esclavos. ¿Cómo hablar de libertad entonces?

Los periodistas más famosos y con mayores ingresos no tienen pasado. Son el presente de la democracia. Algunos directamente herederos del franquismo. Otros reconvertidos tras la tra(ns)ición. Y así, unos y otros, los de derechas de toda la historia y los de izquierdas de entonces que muestran como lo eran por simple oportunismo y no por convicción, configuran el gran poder de los medios de la coerción y la mentira. Muchos serían los que pudieran escribir o hablar en sus medios de comunicación o en sus poltronas -que varios son los periodistas encamados en la que llaman Real Academia de la Lengua Española-, de esta otra tra(ns)ición.

Andrés Sorel
Escritor, nacido en Segovia durante la guerra civil. Fue corresponsal de Radio España Independiente entre 1962 y 1971 y dirigió en París la publicación Información Española. A la muerte de Franco regresó a España y colaboró en diversos periódicos y publicaciones de izquierda, entre los cuales destaca la fundación en 1984 del diario Liberación. Ha sido durante muchos años secretario general de la Asociación Colegial de Escritores de España, y director de la revista República de las Letras.

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