Una gran exposición conmemorativa del cuarto centenario de la muerte de El Greco ha sido abierta en el Museo de Santa Cruz de Toledo, con un total de 76 obras procedentes del propio museo de Santa Cruz, de otros museos e iglesias de Toledo, Barcelona, El Escorial, Madrid, con una extraordinaria aportación del Museo del Prado, Monforte de Lemos, Palencia, Sevilla, Guadalupe, Cáceres, Valencia.
Museos de otros países que han contribuido de forma espectacular, haciendo esta exposición, abierta hasta el 14 de junio, irrepetible en el tiempo y en el espacio: Museos y colecciones particulares de Canadá, Dinamarca, Estados Unidos, Francia, Grecia, Hungría, Italia, Reino Unido, Rusia y Suiza.
En la exposición están representados sus períodos griego, veneciano y romano, pero evidentemente el Greco universal está íntimamente asociado a Toledo. No sabemos qué pintor hubiera sido, si no hubiera encontrado en esta ciudad su patria más que de adopción de elección, pero seguramente habría sido distinto. En su evolución toledana siempre vamos a reencontrar rasgos del pintor bizantino de religión ortodoxa. Pero donde realmente va a llevar la luz y el color necesarios a la producción de la belleza es en su obra toledana. Nos hace notar Fernando Marías comisario de la exposición, que crear belleza, incluso en el drama de la pasión, drama sin sangre, es su auténtico leit motif. Belleza y modernidad en su modo de expresión, que le hicieron y siguen haciéndole único. Modernidad contenida en el subtítulo de la exposición, Pintor de lo visible y lo invisible.
Lo invisible no solo está presente en la corporeidad sutil levitante del mundo inmaterial del espíritu, también en el criterio, impensable en el mundo de finales del XVI y primeros años del XVII, en ejemplos tan ostensibles como la Resurección del Prado, o en la escultura desnuda de Cristo resucitado del Hospital Tavera de Toledo. “Sorprendente para la mentalidad de aquel tiempo”, nos dicen en la rueda de prensa previa. Para aquella mentalidad, sí, para la mentalidad del Greco, nada sorprendente, sí consecuente con su conocimiento y criterio del desarrollo de los hechos evangélicos, que por otra parte están bien narrados, lo que ocurre es que por la razón que sea sigue sin interpretarse correctamente. Si la resurección representa el triunfo del espíritu sobre la materia, ¿que tiene de sorprendente su desnudez? Lo que si sorprende es que la Inquisición que no entendía de tales sutilezas le dejara en paz. Eso si es un milagro.
Es una auténtica gozada ver a poca distancia la una de la otra, la Vista y plano de Toledo, procedente del Museo del Greco y la Vista de Toledo del Metropolitan de Nueva York. Ver a este expresionista pionero que reflejó como nadie todas las emociones, en la emocionante Despedida de Cristo y su Madre, ambos conscientes de la necesidad de esa despedida, tan humana y llena de esperanza, antes del comienzo de la pasión, el San Pedro del Monasterio de el Escorial, El Martirio de San Sebastián de la catedral de Palencia, la Santa María Magdalena del Museu Cau Ferrat de Sitges, la oración en el Huerto del The Toledo Museum of Art de Toledo, Ohio, San Martín y el pobre de The National Gallery of Art de Washington D.C., Sagrada Familia con Santa Ana del Museo de Santa Cruz, -sagrada familia con dos niños prácticamente iguales, a la manera leonardesca- ¿quién es uno de los niños?
Muchos retratos de personajes contemporáneos del Greco, entre ellos uno magnífico de su hijo Jorge Manuel (ca.1603) del Museo de Bellas Artes de Sevilla y su autorretrato (ca.1595) del Metropolitan de Nueva York.
Personajes y escenas que pintó muchas veces, San Francisco, coronaciones de la Virgen, un precioso Bautismo de Cristo de la Galleria Nazionale d’Arte Antica de Roma… Todo ello evidencia la situación única e irrepetible que ofrece esta exposición, digna sin duda de lo que conmemora, este cuarto centenario cuyo objetivo es hacerle más vivo que nunca. Su obra genial distribuida por el mundo ha querido rendirle homenaje en la ciudad donde vivió la última mitad de su vida y donde acabó siendo un artista pionero del arte del siglo XX.
La exposición del Museo de Santa Cruz se complementa con los Cinco Espacios Greco de Toledo: La Sacristía de la Catedral, la Iglesia de Santo Tomé, la Capilla de San José, el convento de Santo Domingo el Antiguo y el Hospital Tavera. Otro Espacio Greco singular está en Illescas, en el Hospital-Santuario de Nuestra Señora de la Caridad. Se consideran Espacios Greco, aquellos lugares que conservan obras pintadas para esos lugares.
La Capilla de San José en la calle Núñez de Arce es de propiedad privada y desde hace varios años está cerrada. Durante la exposición El Griego de Toledo, hasta el 14 de Junio próximo, la Fundación Greco 2014 ha conseguido incorporarla a la misma como Espacio Greco. Después volverá a estar cerrada, con lo que la oportunidad de visitarla es única. El Greco recibió el encargo de pintar el retablo mayor y dos lienzos laterales en 1595. Estos lienzos laterales, San Martín y el Pobre y La Virgen con el Niño y Santa Martina y Santa Inés son hoy en día propiedad de la National Gallery of Art de Washington y desde allí han llegado al Museo de Santa Cruz para la exposición.
El retablo mayor de la Capilla sigue en el lugar para el que fue pintado. Es un delicioso y emocionante San José con el Niño de grandes dimensiones, san José con expresión amorosa y gesto protector y el niño, muy pequeño, buscando refugio en el regazo de su padre. En la parte superior, La Coronación de la Virgen, completa un simbolismo de unión familiar en las dos dimensiones, terrenal y celestial, dando a la Virgen un lugar jerárquico preeminente en otro tiempo y espacio, tan habitual en la madurez de El Greco.
De las obras que el artista cretense pintó para el convento cisterciense de Santo Domingo el Antiguo, tres se encuentran en la muestra del Museo de Santa Cruz: La adoración de los pastores, La Santa Faz, y el San Benito, procedentes del retablo mayor.
En Santo Domingo, Espacio Greco hasta el 14 de junio, pueden verse, del retablo lateral derecho La resurrección de Cristo y dos obras del retablo principal, San Juan Bautista y San Juan Evangelista.
Las obras de Santo Domingo el Antiguo son las primeras realizadas por el Greco tras su llegada a Toledo. (1577-79). Con ellas revolucionó el tipo de retablo, con figuras de tamaño natural, con una corporeidad basada en el relieve, la luz, el color y el movimiento. Él estuvo enterrado aquí durante cuatro años.
La Fundación Greco 2014 ha puesto a disposición de los visitantes una entrada conjunta para todos los Espacios Greco que permiten visitarlos en días diferentes hasta el 14 de junio, consciente de la imposibilidad o incomodidad de verlos todos en un día. Así se pueden combinar visitas a los diferentes espacios con otros atractivos que ofrece la ciudad, como callejear y descubrir nuevos rincones inéditos, sin olvidar la excelente gastronomía toledana.